CUANDO SER LGBTT ME PARECE TAN MALO QUE PREFIERO MORIR
Somos - Pedro, nombre ficticio, es médico y marchó orgulloso en la parada gay de su ciudad. Para él no existe ningún problema con ser gay, al contrario, enarbola su bandera del arcoíris sabiendo que no hay nada malo en ser homosexual. En la misma semana, Adrian, nombre ficticio, fue confrontado por su superior informándole que le habían presentado una querella por hostigamiento sexual, el querellante era otro hombre. Se le informó que la querella se haría pública. Adrian era un hombre casado, padre de un hijo de 16 años, un conocido jurista del país. Tras ser informado, Adrian fue a su casa y se quitó la vida ahorcándose. El cuerpo fue descubierto por su hijo. Ambos casos son reales, ocurrieron en Puerto Rico a principios de junio de 2015. SomosPosterior a quitarse la vida, Adrian fue reconocido como un jurista respetado, un hombre serio y honesto. Que sintiera atracción hacía otras personas de su mismo sexo en nada interfería con su desempeño profesional. Pero él escogió morir…
Ante este evento es inevitable preguntarnos, ¿Pudo ser evitada esta pérdida?, ¿Qué hace que una persona competente y honesta escoja quitarse la vida frente a la posibilidad de que se sepa públicamente que siente atracción a personas de su mismo sexo?
Es necesario contextualizar el acto de Adrian porque no es un caso aislado. En investigaciones sobre la incidencia de suicidio se ha encontrado que los intentos de suicidio entre los jóvenes son más frecuentes entre los homosexuales que entre los heterosexuales: entre los hombres que tratan de quitarse la vida, el 28% de los sujetos son homosexuales en comparación al 4% de los heterosexuales, y entre las mujeres el 20% frente al 15%. [1]. Se sabe además, que las personas LGBTT tienen tasas significativamente más altas que la muestra heterosexual de ideación suicida (67,9% versus 29,0%), de intentos de suicidio (32,1% vs 7,1%) y, entre 14 y 21 años de trastornos psiquiátricos como depresión mayor (71.4% versus 38.2%), trastorno de ansiedad generalizada, (el 28,5% frente a 12,5%), trastornos de conducta (32.1% contra 11%), tabaquismo (64,3% frente a 26,7%), y abuso y dependencia de otras sustancias (60,7% versus 44,3%) [2].
Ser LGBTT, en sí mismo, no es causa de trastornos, o razón suficiente para que las personas intenten quitarse la vida. Millones de personas LGBTT alrededor del mundo viven vidas productivas, estables, felices de amar a quien aman. La ideación e intentos suicidas, la depresión, los trastornos de ansiedad, el uso de sustancias, resultan del rechazo, del prejuicio, del hostigamiento, de la burla, de la homofobia que enfrentas las personas LGBTT. Todo este rechazo y hostigamiento proviene de la misma familia, de la comunidad, y de amigos. Y todo porque han aprendido de algunos medios de comunicación, y de sectores conservadores religiosos y políticos que la atracción a personas del mismo sexo es algo malo que debe ser evitado a todo costo.
Debemos repetirlo una y otra vez, no hay nada malo en ser LGBTT. ¿Qué te hace diferente? Sí, pero de igual manera todos somos diferentes en algo: los altos, los bajitos, los flaquitos, los llenitos, los más blanquitos, los más oscuritos, los más astutos, los menos astutos. Todos caemos en alguna categoría que nos hace diferente. Reamente el que te atraiga otra persona de tu mismo sexo no parecería tan malo a algunas personas si no fuese por esos sectores que constantemente repiten y predican la poca tolerancia, el rechazo, e inclusive el odio hacía estos sectores. Así que volvemos a preguntarnos, ¿Quién realmente envenena la mente de las personas?
Pero, ¿Cómo llega una persona a escoger la muerte sobre la vida por el hecho de ser LGBTT? Se dice que si le dices bruto a diario a un niño, terminará creyéndoselo. De igual manera si le dices a un niño que ser LGBTT es malo, que es pecado, que te pudrirás en el infierno, que Dios te odia, terminará creyéndoselo. Vivirá luchando contra algo que vive dentro de él y que aunque trata no puede cambiar. Vivirá abochornado, apenado, pensando que por sus preferencias ofende a aquellos que quiere. No se amará bien, vivirá con ansiedad de que alguien se dé cuenta o se entere. Se deprimirá por no poder cambiar esto que cree aborrecer.
Y finalmente si no ve más opciones, si descubre que es posible que todas las personas que lo conocen se enteren que él es esta cosa que él piensa es “tan fea”; entonces puede que escoja no vivir más, porque se le enseñó que ser homosexual es peor que morir.
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