Su vida estuvo marcada por el dolor y el sufrimiento desde niña lo cual reflejó en su obra.
Su nombre real era Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, pero es más conocida como Frida Kahlo. Nació hace 108 años, el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, Ciudad de México. Frida Kahlo es la tercera de cuatro hermanas, hija de un fotógrafo alemán y su segunda esposa. De niña contrae la polio, enfermedad visible en su pierna derecha.
A los dieciocho años sufrió un accidente de tráfico que le fracturó la columna vertebral y la pelvis y que la llevó a someterse a 32 cirugías que la mantuvieron en una larga convalecencia durante la cual aprendió a pintar y que influyó en el complejo mundo psicológico que se refleja en sus obras.
Durante la convalecencia del accidente, sin poder siquiera incorporarse, comenzó a pintar tomándose ella misma como modelo. Le colocaron un espejo bajo el baldaquino de su cama y un carpintero le fabricó una especie de caballete que le permitía pintar estando acostada. Éste fue el inicio de una larga serie de autorretratos, tema que ocupa el grueso de su producción, de carácter fundamentalmente autobiográfico.
Frida realizó más de 200 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades para sobrellevar su dolor.
Kahlo estuvo influenciada por su esposo, el muralista Diego Rivera, con quien casó en 1929; tres años después sufrió un aborto que afectó más su sensibilidad y le inspiró dos de sus obras más valoradas: Henry Ford Hospital y Frida y el aborto, cuya compleja simbología se conoce por las explicaciones de la propia pintora.
También son muy apreciados sus autorretratos, asimismo de compleja interpretación:Autorretrato con monos o Las dos Fridas.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
En su búsqueda de las raíces estéticas de México, Kahlo realizó espléndidos retratos de niños y obras inspiradas en la iconografía mexicana anterior a la conquista, pero son las obras que se centran en ella misma y en su azarosa vida las que la han convertido en una figura destacada de la pintura mexicana del siglo XX.
Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes precolombinos.
Una de las formas más comunes del arte popular mexicano son los exvotos. Frida vincula a esta tradición sus cuadros de desarrollo narrativo representando de forma sintética los elementos más significativos y de mayor carga expresiva.
Tras superar algunas graves crisis de salud, y de forma idéntica a como lo hacen los creyentes con los santos de su devoción, Frida mostró su agradecimiento a los médicos mediante pinturas que siguen rigurosamente las convenciones del exvoto. Muestras de ello son las obras dedicadas al doctor Eloesser y al doctor Farill.
La apariencia onírica de sus imágenes propiciaba la relación de su simbología con el surrealismo, algo que Frida Kahlo negaría rotundamente.
Pero Frida no sólo rechazó el carácter surrealista de su pintura, sino que profesó una profunda aversión hacia los representantes del movimiento.
Frida fue la tercera hija del fotógrafo alemán Guillermo Kahlo y de su segunda esposa Matilde Calderón, mexicana de ascendencia española. Sus dos hermanas mayores fueron Matilde y Adriana; después de ellas nació su único hermano que sobrevivió solo unos días.
En julio de 1907 nació Frida y sólo once meses después, su hermana menor Cristina. Ella fue su constante compañera y la única de las hermanas Kahlo que dejó descendencia.
Además, Frida tuvo tres hermanas mayores por parte del padre: Luisa, la mayor, una segunda hermana fallecida en el nacimiento y Margarita, todas hijas del primer matrimonio de su progenitor.
Tres años antes del nacimiento de Frida, la familia se mudó a Coyoacán en el D.F, a la muy conocida Casa Azul del 247 de la calle Londres, convertida actualmente en el Museo Frida Kahlo.
El ambiente político de México para los simpatizantes de izquierda se volvió complicado debido al gobierno de Plutarco Elías Calles y como la reputación de Diego Rivera había crecido en Estados Unidos, le surgieron encargos en el país vecino, trasladando su residencia al país vecino entre 1931 y 1934, pasándola la mayor parte del tiempo en Nueva York y Detroit, ciudad en la que Frida sufrió otro aborto. Frida murió el 13 de julio de 1954.
Las relaciones sentimentales de Frida con los dos sexos
A Frida Kahlo, la pintora que “estaba rota y no enferma”, según ella misma se definió en una memorable ocasión, se la reparten por igual los que la pretenden como ícono de la heterosexualidad y de la homosexualidad. La excepcional Frida, por su pintura y por su vida, estuvo casada con Diego Rivera en una tormentosa relación que ha sido lo que más literatura, rumores e inspiración ha producido sobre ella.
Pero parece cosa sabida que, entre las múltiples infidelidades de los conyugues, se encontraban los escarceos de Frida con otras mujeres, algunas de ellas también célebres.
Frida y el lesbianismo
En las memorias de Chavela Vargas, escritas por María Cortina (Ed. Oceano), la cantante mexicana cita una carta de Frida Kahlo a un amigo común, como prueba de su relación sentimental con la insigne pintora. En esa misiva, Frida dedicaba, supuestamente, encendidos calificativos amorosos y admirativos a Chavela y resaltaba su alto erotismo. No tardaron en salir los expertos que afirmaban que la carta era un fraude y ponían en duda ese tipo de relación.
Demostrada o no su pasión puntual por la Vargas, a la pintora se la relacionaba además con otras mujeres como la también célebre María Callas o la pintora Georgia O’Keefe. A la propia Frida no se le conocen declaraciones públicas definiendo en ningún sentido su sexualidad. Por supuesto, en la época se hubiera considerado de pésimo gusto insinuar siquiera un tema así, y menos aún a una celebridad mundial.
Sin embargo, hasta las declaraciones de quienes quieren apartar su imagen del lesbianismo, como la antigua asistente de su marido, Rina Lazo, mantienen el mito. La pintora Rina Lazo, alumna y ayudante de Diego Rivera durante diez años, declaró que el lesbianismo de la Kahlo no podía demostrarse, que lo creía una falacia y que no existían pruebas, pero entre sus afirmaciones dijo que, si se le hubiera preguntado a Frida, ella habría aceptado que era lesbiana, por su habitual afición a “jugar con todo”. Puede entenderse que la asistente se refiera a jugar con las ambigüedades en las palabras o también en los actos, lo cual no determina nada.
Frida y la heterosexualidad
El matrimonio con Diego Rivera, en 1929, acabó en divorcio en un primer intento. El pintor muralista y la pintora más original y relevante de la cultura mexicana, se atraían y repelían como dos imanes. Al cabo de un año de estar divorciados, volvieron a casarse. Eso les convirtió en una pareja mítica del amor apasionado, tormentoso pero incapaz de vivir separados. Frida no escondía su gran apego por Rivera. Tampoco pasaban desapercibidas las aventuras amorosas de uno y otra.
Aunque los admiradores y seguidores más puristas y conservadores de Frida Kahlo se sientan ofendidos por su presunta beta lesbiana, y pretendan “limpiar su memoria”- sin duda, frase ofensiva- atestiguando su “demostrada” heterosexualidad a través de su largo e intenso matrimonio e incluso de sus escarceos amorosos con otros hombres, nada en la biografía de la pintora impide creer que pudo sentirse atraída y relacionarse también con mujeres.
Chavela Vargas, la única que ha hablado a este respecto, afirma que Frida le escribió que“solo vivía por Diego y por ella” (por la propia Chavela).
Frida y la orientación sexual
El argumento de la película del año 2002, sobre la vida de la pintora mexicana y que llevó por título tan solo el nombre de la artista, “Frida”, echaba más sal a la herida de quienes no deseaban una imagen de la Kahlo unida al mundo homosexual. De todas maneras, tanto el film como la biografía, oficial o no, de la pintora surrealista, la definirían como bisexual, en todo caso.
Y, después de todos estos datos objetivos, o quizás no tanto, ¿qué conclusiones deben sacarse? Desde aquí les digo que, obviamente, solo uno vale la pena: la gran artista de la pintura mexicana dejó un legado de arte, sensibilidad y brillantez en sus cuadros. Nada más.
Las radicalidades de uno u otro signo seguirán debatiendo por la pretensión de que una artista magistral y universalmente conocida, como Frida Kahlo, represente o no a una determinada orientación sexual. A la homofobia le parecerá indignante que se le de credibilidad a su presunto lesbianismo; para algunas personas homosexuales parece importante incluirla en las filas del colectivo. La propia Frida quizás se hubiese reído de cualquiera de las dos posturas, porque una artista sabe que, su arte y su necesidad de expresarlo ,no obtiene ningún aporte de sus vivencias sexuales en concreto.
Porque este es otro de esos casos en que lo irrelevante en la vida de una persona genial, llena de talento y de fortaleza fuera de lo común, cobra públicamente una importancia que no tiene en absoluto. Díganme qué importan las preferencias emocionales o sexuales de una persona, comparado con lo que esa misma persona puede dar, y da, de genialidad y disfrute para la humanidad. Qué conlleva, realmente, que una persona, sea Frida Kahlo o sea cualquier anónimo, tenga la orientación sexual que tenga. Lo más lógico parece ser el afirmar que no conlleva nada, absolutamente. Lo que sí aporta peso y relevancia a esa vida son sus hechos, el arte o talento que expresa y dona, la bondad o la carencia de ella para con los demás. Cualquier otro aspecto de la personalidad carece de importancia, mientras sea un rasgo que en nada incumbe, impide o afecta a que su talento y su obra constituyan excelentes motivos de orgullo para su país, sus allegados y quienes le aprecien, como es el caso de Frida Kahlo y sus millones de admiradores.
Todos somos iguales, tengamos las tendencias, orientaciones o atracciones que tengamos. Lo que es peculiar, importante y resaltable es el don de maravillar a los demás con una obra de belleza, humanidad o sabiduría. Eso no tiene género, ni orientación de ningún tipo. Ni falta que hace. ¿No les parece?