Aunque muchos cubanos tienen en la actualidad teléfonos inteligentes, no tienen conexiones a una base de datos
El extraño y difícil mundo de las nuevas tecnologías en Cuba
Por Mimi Whitefield | La Habana
Cuba tal vez tenga una de las tasas de penetración de internet más bajas de todo el hemisferio occidental, pero eso no ha podido detener el desarrollo de una comunidad de jóvenes empresarios y técnicos que tienen aspiraciones similares a las de cualquier joven de Estados Unidos.
Para aprovechar el creciente número of paladares, o restaurantes privados, un grupo ha creado una especie de aplicación similar a Yelp llamada AlaMesa que brinda información sobre la ubicación de un restaurante, así como el precio y la cocina promedio, tanto en inglés como en español. El interesado podrá encontrar la información más reciente sobre estacionamiento, comidas para llevar, acceso a sillas de ruedas y si el sitio tiene una lista de vinos o de entretenimiento.
Otro grupo de jóvenes científicos expertos en computadoras trabaja en Isladata, un banco de datos de investigaciones sobre el mercado cubano. Tienen un prototipo en internet que explica que el interés de los fundadores va desde datos y textos, inteligencia artificial y visión de computadora a la realidad virtual. Versiones en Beta del sector de bienes raíces cubano y del mercado automovilístico están en la web.
Los hermanos David y José Ernesto Alonso tienen un taller llamado A+B, que repara celulares, cámaras, televisores y otros equipos electrónicos. Ambos dicen que su principal interés es crear aplicaciones, y emplean las ganancias del negocio en actualizar los sistemas telefónicos de los clientes para así buscar capital para sus propios proyectos.
Sin embargo, el emergente mundo de Cuba 2.0 está lleno de obstáculos. Aunque muchos cubanos tienen en la actualidad teléfonos inteligentes, no tienen conexiones a una base de datos, e incluso si las tuvieran, no pueden ir a una tienda Apple y comprar lo que quieran, ya que legalmente no tienen forma de pagar.
De modo que las personas que tienen acceso a Internet —de una forma u otra— pasan la información. Es un mundo de referencias y de información que se transmite de persona a persona en una tarjeta de memoria o un flash drive USB. Los cubanos que conocen bien la tecnología han comenzado a utilizar Zapya, una aplicación local que comparte archivos que usa una red inalámbrica para descargar archivos de un determinado equipo y los traslada a otro. Se ha vuelto tan popular que se ha convertido en un verbo, zapyar, que significa compartir archivos.
Muchos de los nuevos empresarios de la nueva tecnología están renuentes a hablar de manera oficial ya que trabajan en la Universidad de La Habana o en la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (CUJAE), un recinto científico y tecnico ubicado en Boyeros, y tendrían necesidad de contar con un permiso antes de poder dar una entrevista.
Conservar esos empleos universitarios es esencial toda vez que estos puestos tienen rápidas conexiones de Internet y en ocasiones hasta DSL.
La primera vez que uno de los empresarios tuvo acceso completo a Internet, dijo que “se sintió como un niño en una dulcería”, y estuvo navegando seis horas seguidas.
Los cubanos, sin embargo, se han convertido en expertos en resolver, en superar las dificultades y en encontrar nuevas maneras de hacer las cosas.
En la actualidad, los fundadores de Isladata están en el proceso de crear un modelo de negocio y dicen que sus clientes potenciales son tanto empresas extranjeras como cubanas. Los mercados de bienes raíces y automovilístico son lugares naturales para empezar, y desde las relativamente recientes reformas económicas, los cubanos pueden hoy día comprar y vender casas y autos sin la intervención del estado.
La información que tienen no está disponible mediante la Oficina Nacional de Estadísticas, dicen. Tras analizar anuncios digitales pueden decir, por ejemplo, que el precio promedio de una casa a la venta en Cuba el año pasado era de $30,000 pero en Matanzas era de $38,000 y el precio más común era de $95,000. No obstante, no hay datos sobre los precios reales de venta.
El precio más común por un auto ruso Lada era de $15,000 mientras el precio general que piden los dueños de Chevrolets del año 1955 era de $12,000. El dueño de un Jaguar que se puso en Isladata el año pasado era de $10,000.
AlaMesa también surgió de los cambios económicos que tienen lugar en la isla. Bebiendo cerveza, un grupo de amigos hablaba de las nuevas leyes que alientan a los empleados estatales a volverse cuentapropistas, y a consecuencia de ello han surgido muchos restaurantes privados, dijo Yon Gutiérrez, quien se convirtió en el diseñador de AlaMesa.
Aunque hay guías de paladares hechas para los visitantes extranjeros, han llegado a la conclusión que no hay realmente una forma sistemática que los cubanos, que componen cerca del 80% de la clientela de los restaurantes obtengan información sobre los precios, los menús y ni siquiera los lugares dónde están.
De igual modo, estos jóvenes expertos han decidido que su aplicación Android tendría que ser muy ligera de descargar, porque las conexiones de Internet en Cuba son por lo general pobres. Freedom House estima que sólo el cinco por ciento de los cubanos tiene acceso a una Internet abierta a través de una red lenta que controla el gobierno llamada Intranet.
Hasta ahora, la aplicación ha sido descargada por casi 5,000 usuarios que reciben negocios y promociones. Pero los empresarios estiman que su información llega tres veces a una cantidad igual de personas y que cada visitante puede ver siete u ocho restaurantes a la vez.
Para los que no pueden bajar la aplicación, los fundadores de AlaMesa suministran una aplicación sin conexiones a la web que se actualiza cada 15 días. Pasa vía el paquete semanal, una compilación de los programas estadounidenses, españoles e italianos de televisión, juegos de las Grandes Ligas de Béisbol, telenovelas mexicanas, copias digitales de revistas, sitios web, anuncios y más, que es personalizado, copiado y distribuido en discos duros portátiles y memorias flash a personas por toda Cuba que ven el contenido en las computadoras de sus casas.
Los cubanos describen esta alternativa a la banda ancha como “internet en una caja”.
En el paquete aparecen los números de teléfono celular de contactos comerciales para los que deseen insertar anuncios en el medio de una transmisión deportiva u otros programas populares.
Los clientes pueden comprar un paquete tan grande o pequeño como deseen. Todo el paquete semanal contiene un terabyte y cuesta 2 CUCs, (unos $2), pero algunos clientes sólo desean un programa o algunos videos musicales. Hay vendedores y revendedores del paquete semanal por toda la isla y quién está exactamente al tope de la pirámide permanece como un misterio.
Los listados de AlaMesa son sólo una parte del copioso contenido que viene todos los martes en el paquete.
Los listados también están disponibles en alamesacuba.com y se pueden bajar por visitantes extranjeros antes de que salgan de su país para su uso en la isla. AlaMesa también tiene una página en Facebook donde publica noticias culinarias y empresariales, como una reciente receta para un pudín de café. Tiene más de 4,200 “me gusta”. Y pronto AlaMesa debutará en Google Play.
Actualmente, AlaMesa tiene un listado de 600 restaurantes en nueve provincias cubanas. Los representantes locales recogen información para los listados de operadores de restaurantes en cada provincia. Los operadores pagan por anuncios y también por fotos incluidas con sus listados.
Mientras tanto, debido a la licencia de autoempleo para reparar equipos electrónicos de los hermanos Alonso, ellos arreglan teléfonos celulares y computadoras. Pero dicen que es más rentable enfocarse en el software, destrabar teléfonos que se compraron en el extranjero y actualizar sistemas operativos para clientes.
“Sus teléfonos no están preparados para manejar Zapya y otras nuevas aplicaciones, así que sus sistemas colapsan y necesitan nuestra ayuda”, dijo David Alonso. Hay ahora unos tres millones de celulares en Cuba y cada vez hay más Teléfonos Inteligentes Androides.
José Ernesto Alonso dijo que él y su hermano usan el dinero que ganan con las reparaciones y actualización de sistemas para financiar sus propios proyectos de desarrollo de software y hardware. “Obtener fondos para el desarrollo es difícil en Cuba”, manifestó
Los hermanos prefieren un crecimiento lento, paso a paso, para su compañía, dijo José Ernesto. “Hay mucho potencial, porque Cuba está tan atrás en todo esto”.
Pero algunos de los empresarios tecnológicos se dan cuenta que sus oportunidades pueden ser breves - especialmente si los peces gordos llegan a la ciudad bajo la apertura tecnológica esbozada por el presidente Barack Obama, Nuevas reglas estadounidenses permiten a las compañías de telecomunicaciones y de internet vender mercancías y servicios, así como hacer empresas conjuntas con socios cubanos - tanto gubernamentales como privados - para mejorar las telecomunicaciones y los servicios de internet para los cubanos.
“Tenemos varios años antes de que alguno de los grandes vengan y traten de apartar a los otros”, dijo uno de los fundadores de AlaMesa. “Pero trato de no ser ingenuo sobre ello. El invierno se acerca”. Sin embargo, la pequeña comunidad de Cuba conoce la cultura y el mercado de la isla, así que esperan tener oportunidades.
Hasta ahora no está claro cuán comprometido quiere estar el gobierno cubano con las compañías estadounidenses de telecomunicaciones e internet. El 1 de julio, comenzó a desplegar servicios ampliados de Wi-Fi a 35 puntos de todo el país y redujo el precio de las conexiones de $4.50 a $2 la hora. Los nuevos puntos de la red están disponibles a cualquiera con cuentas permanentes o temporales de Nauta.cu, proveídas por ETECSA, la compañía telefónica administrada por el estado.
Un documento filtrado de ETECSA también parece indicar que el gobierno tiene el borrador de un plan para el desarrollo de servicio DSL en las casas con el uso de equipos chinos, pero ETECSA dijo que el documento sólo se usaba para entrenamiento.
Google ya se ha hecho conocer varias veces - ostensiblemente con un plan para expandir masivamente internet en la isla vía conexiones Wi-Fi y teléfonos celulares. Ejecutivos de Twitter han estado hablando con el gobierno. Y Netflix anunció en febrero que los cubanos con conexiones de internet de alta velocidad y acceso a métodos internacionales de pago pueden ser capaces de subscribirse al servicio y ver filmes y programas de televisión por pagos que comienzan en $7.99 al mes.
Tanto las conexiones de Wi-Fi y Netflix cuestan mucho para el cubano promedio, pero algunos expertos en tecnología sugieren que las personas desean pagar cuando se trata de algo que es útil para ellos. La demanda, dicen ellos, es enorme y más ahora que las expectativas se han incrementado. Los cubanos van a querer mucha, mucha más conectividad.
“Se viene un tsunami”, dijo un empresario tecnológico.