El día que Einsenhower
Rompió relaciones bilaterales con la isla de Fidel Castro
La salida el 3 de enero de 1961 de la misión diplomática de EEUU de Cuba daba comienzo a la tensa relación entre ambos países.
A la 1:20 de la madrugada del 3 de enero de 1961 un telegrama firmado por el ministro de Exteriores de Cuba inició una jornada frenética de reuniones y consultas que concluyó con la decisión de Estados Unidos de romper relaciones con la isla.
El lunes, más de 54 años después, las respectivas embajadas en las capitales de ambos países reabrirán y las relaciones se retomarán formalmente tras un proceso de negociación que poco a poco ha ido aflojando el enfrentamiento ideológico.
“Fue un día muy emotivo. Nos subieron en un autobús y nos llevaron al ferry (hacia Florida)”, recordó a dpa Wayne Smith, diplomático estadounidense que tuvo que dejar La Habana de forma precipitada cuando el sol ya caía aquel 3 de enero.
La salida de Smith y de otros tantos fue la culminación de una intensa jornada de telegramas cruzados y decisiones que marcaron la tensa historia entre los dos vecinos.
A la 1:20 de la madrugada, Carlos Olivares, ministro de Exteriores cubano, remitió un telegrama a Daniel M. Braddock, encargado interino de negocios en la embajada de Estados Unidos en La Habana, advirtiéndole de que el personal en la misión “debería limitarse a 11 personas”, según el texto, desclasificado por el gobierno de Estados Unidos. El plazo para la salida era de 48 horas.
Braddock remitió el contenido del telegrama a Washington, así como las palabras del día anterior de Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana que triunfó en 1959. Si todos los funcionarios estadounidenses que quedan en Cuba deciden marcharse, “todo estaría perfectamente bien por nuestra parte”, reseñó.
“De todas maneras, el 90 por ciento son espías”, agregó Castro, según Braddock, que ante la imposibilidad de realizar labores consulares con tan pocos empleados propuso romper relaciones con el gobierno comunista de la isla.
A las 9:00 de la mañana se celebró en la Casa Blanca una reunión del gabinete del presidente, Dwight Eisenhower, que estaba a pocos días de entregar las riendas del país al electo John Fitzgerald Kennedy.
Tras asegurarse de que la ruptura no suponía perder la base naval de Guantánamo, su principal preocupación, Eisenhower ordenó al secretario de Estado, Christian Herter, romper relaciones “lo más rápido posible”.
“Todo se dirigía a algún tipo de confrontación”, recordó Smith las tensas semanas previas.
Cuba argumentó el 4 de enero en Naciones Unidas que Estados Unidos estaba preparando algún tipo de intervención militar contra la soberanía de la isla. Pese a que Washington lo negaba, el plan estaba en marcha, según los documentos ahora públicos, y terminaría fracasando en Bahía de Cochinos apenas tres meses después, en abril de 1961, ya con Kennedy en la Casa Blanca.
Tras consultas legales y comunicaciones con el próximo Ejecutivo de Kennedy, a las 20:30 horas, Herter envió un telegrama al jefe de la misión cubana en Washington. “Por la presente, el gobierno de Estados Unidos notifica formalmente al gobierno de Cuba la terminación de estas relaciones”, escribió el secretario de Estado, que pidió también la salida en 48 horas de los funcionarios cubanos.
Al mismo tiempo, la Casa Blanca publicó un comunicado del presidente Eisenhower, que tildó la nota recibida a primera hora del día por parte del gobierno cubano como “el último de una larga serie de hostigamientos, acusaciones infundadas y desprecios” contra Estados Unidos.
El presidente destacó que la decisión no afectaría la “amistad y preocupación” por el pueblo cubano, “que está sufriendo bajo el yugo de un dictador”.
Para esa hora, Smith y otros diplomáticos se alejaban de La Habana y dejaban atrás el edificio junto al Malecón que a partir del lunes, 54 años después, volverá a llamarse embajada.