Desubicado en el tiempo como todo excarcelado, Ángel Santiesteban trae consigo mil demonios carcelarios
Por Augusto César San Martín | Desde La Habana | Cubanet
El escritor Ángel Santiesteban Prats sufre cada palabra que escribe. ¨Mi obra yo la clasifico como social¨, declara en la entrevista concedida a Cubanet. ¨Es siempre en el entorno que rodea al cubano¨, añade.
Y es que el sufrimiento es el mejor término para describir a un pueblo entumecido de miedo, a decir del escritor premio de la Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC).
¨La mayoría de nuestro pueblo finge, esperan a que esto vaya pasando y no enfrentan ese muro. No enfrentan las consecuencias que se reciben por enfrentar la dictadura¨, expresó.
Considerado por Reporteros sin Fronteras como uno de los 100 héroes de la información en el 2014, Santiesteban fue excarcelado bajo una medida cautelar que puede revertir la actual libertad limitada.
Autor de varios libros de relatos, obtuvo en el 2013 el premio Franz Kafka Novelas de Gaveta Kafka por su novela, ¨El verano en que Dios dormía¨, donde relata puntos álgidos que marcan a la sociedad cubana; la participación de los cubanos en la guerra de África, la cárcel y los balseros.
Quizás esto último sea un ajuste de cuentas con su pasado por los 14 meses que permaneció preso cuando tenía 17 años, acusado de despedir en la costa a la familia que fracasó como balsera.
Confiesa a Cubanet que los miedos los lleva consigo para defender sus ideas. Están dentro de su blog, Los hijos que nadie quiso, y en el temor de arrastrar a sus familiares cuando es reprimido por la policía.
Asegura que los dos años y medio del encarcelamiento lo hicieron crecer como escritor, humano y le mostraron el valor de la masonería cubana, a la que pertenece.
La memoria para las ofensas recibidas tiene la misma potencia que su disposición a reconciliarse con sus adversarios. Me propone invitarlos al acercamiento, aun cuando parezca difícil la conciliación.
Desubicado en el tiempo como todo excarcelado, trae consigo mil demonios carcelarios que dormirán con él por el resto de sus días. Quizás no sabe que serán una compañía persistente pero está convencido que están ahí, custodiando el daño espiritual por orden de quienes lo encarcelaron.
El escritor narra amenazas de muerte por parte de la policía, arrestos, ofensas, daños psicológicos a su familia y encarcelamiento. Un escenario que bien podría acomodar sentimientos negativos. Pero en la hora que compartimos en una de las oficinas del Gran Templo Masónico, Ángel Santiesteban Prats no mostro el más mínino asomo de rencor.
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