El derecho de los cubanos a la libertad
Los cubanos somos y seremos eternamente gratos a los EUA por haber sido el único país que inscribió en sus leyes el apoyo a su pueblo
en diáspora. Pero esta gratitud no podemos de ninguna manera pagarla renunciando al sagrado derecho a la libertad y a la independencia.
Por Jorge Hernández Fonseca *
Dentro de la polémica relacionada a la nueva política norteamericana hacia Cuba conviven dos enfoques que se mezclan en la discusión: por un lado, el que hace foco en colocar “el problema cubano” centrado en el diferendo Cuba-EUA; y por otro lado, el que hace foco en la estructura dictatorial que los hermanos Castro han instaurado dentro de la isla paraoprimir a los cubanos.
Es importante decir que, aunque el enfoque predominante entre los no cubanos y entre la mayoría de los gobiernos extranjeros es una solución asociada al actual acercamiento entre Barack Obama y Raúl Castro, el enfoque entre cubanos lo que jerarquiza es la obtención de libertades de todo tipo, como corresponde a cualquier país civilizado en pleno Siglo XXI.
Por eso la lógica más elemental indica que todos los cubanos, vivan dentro o fuera del país quieran las mismas libertades políticas, económicas y sociales que poseen la casi totalidad de los países de Latinoamérica, los que por otra parte parecen desconocer esos derechos. La discusión entre cubanos se inscribe entonces en el orden de cómo estas libertades se obtienen durante los cambios: si primero es la libertad económica y después la política, o viceversa, pero que inequívocamente señala en el sentido de que todos quieren disfrutar de libertades.
Es natural que la enorme mayoría de los países apoyen la actual política norteamericana por el supuesto que la misma significa la solución a un diferendo internacional potencialmente peligroso. Por otro lado, para los no cubanos, una buena parte de la problemática bajo análisis está relacionada con el esquema simbólico “David contra Goliat” que justifica –inexplicablemente-- los excesos del gobierno de una isla “bajo “ataque del imperio” contra unos “pocos” cubanos que inexplicablemente son opositores “al servicio de una potencia extranjera”.
Cualquiera comprende la necesidad de que los cubanos dentro de la isla tengan garantizado un mínimo de condiciones materiales, alimentación y vida digna. Pero ¿es manteniendo la dictadura represiva que los limita y ha empujado a otras tierras durante más de medio siglo como el pueblo cubano tomará el camino de su mejora material y espiritual? ¿Por qué la reticencia a reconocer el derecho que asiste a cada cubano, vivadentro o fuera de la isla a “tener derecho a sus derechos”? como repetía incansablemente Oswaldo Payá.
Cualquiera comprende la necesidad norteamericana de jerarquizar hoy en día la estabilidad dentro de Cuba muy por encima de promover el cambio de régimen, en función de sus propios intereses nacionales. Pero ¿deben los cubanos de dentro y fuera del país promover igualmente la estabilidad de un régimen que los reprime, los ningunea y los desprecia, muy por encima de luchar por la derrota de una dictadura probadamente sanguinaria, ahora, ya, sin dilaciones? Para los cubanos, subordinar sus libertades a intereses extranjeros no es una buena opción.
Los cubanos somos y seremos eternamente gratos a los EUA por haber sido el único país que inscribió en sus leyes el apoyo a su pueblo en diáspora. Pero esta gratitud no podemos de ninguna manera pagarla renunciando al sagrado derecho a la libertad y a la independencia.