Después de Toronto
La fuga de atletas cubanos en competiciones internacionales tiene que ver con la dignidad.
Los Juegos Panamericanos Toronto-2015 quedaron clausurados en la noche del domingo 26 de julio, coincidiendo con el 62 aniversario del "Día de la Rebeldía Nacional".
Hasta la jornada anterior, la delegación cubana conservaba posibilidades de títulos y de desplazar a Brasil del tercer lugar del medallero —tras haber quedado claro que cumplir el pronóstico de mantener el segundo lugar por países resultaba una quimera—. Las esperanzas nacionales descansaban fundamentalmente en el boxeo (y en que Brasil no ganara las finales que discutía).
Esta vez, el buque insignia de nuestro deporte tuvo una actuación obstaculizada por decisiones arbitrales —en los casos de Yasnier Toledo y Ronniel Iglesias—, pero más que meritoria al colocar a los diez púgiles en la final... e insuficiente para catapultar a la delegación desde el cuarto lugar que finalmente ocupó en el medallero.
Como era de suponerse, el análisis por parte de la prensa oficial no se hizo esperar. En la misma noche del domingo, apenas finalizada la clausura, nuestros comentaristas deportivos ya analizaban los resultados de la delegación y, entre otras soluciones, llamaron a acelerar la contratación de nuestros deportistas en ligas extranjeras, algo impensable y que quizás nadie habría osado sugerir hace menos de diez años atrás.
El lunes 27, el diario Granma publicó un artículo titulado "Detrás de Toronto y sus medallas", con un análisis bastante amplio y profundo, al menos tanto como podemos esperar de nuestra prensa oficial.
Además de los necesarios, y justos, argumentos de la desventaja de Cuba en cuanto a recursos y financiamientos necesarios para adquirir implementos y garantizar la participación de atletas en eventos internacionales, el periodista cuestionó la lógica de los pronósticos y la falta de profundidad en el estudio de los contrarios.
En la Mesa Redonda de esa misma noche, por supuesto dedicada a los Juegos, el mismo autor afirmó que existe una diferencia entre propósito y pronóstico. Tanto en el artículo como en la Mesa Redonda salió a relucir la masividad que se ha perdido en el deporte y la necesidad de recuperar los juegos escolares, de los que salió el 85% de los medallistas olímpicos en una época en la que Cuba también contaba con menos recursos que los países que enfrentaba en eventos deportivos.
Aunque el artículo no hizo referencia a las fugas de la delegación, en la Mesa Redonda su autor dijo que al inicio había 143 disciplinas en las que la delegación no tenía representante, aunque finalmente fueron 147.
Otro periodista fue más directo al admitir que la fuga de deportistas es uno de los males que más ha influido en el retroceso del deporte nacional. Según cifras puestas sobre la Mesa, la tendencia en el numero de medallas de los últimos 20 años es decreciente. Mientras, los deportistas que abandonan el país continúan teniendo buenas actuaciones que dan de qué hablar en el extranjero.
¿Qué lugar ocupamos en el mundo realmente?
Quizás es hora de analizar qué inconformidades y motivos de queja tienen los deportistas cubanos, por qué continúan las fugas a pesar de las nuevas políticas de estimulación económica.
Se afirmaba en la Mesa que los demás países no tienen que lidiar con el hecho de armar equipos una y otra vez por esta causa. ¿Cuántos profesionales en el mundo —digo profesionales porque los deportistas cubanos lo son— tienen que escapar de países que no están en guerra para realizar sus aspiraciones? No se trata de analizar este fenómeno para contener el salidero de deportistas en aras de mejorar el desempeño de Cuba en la arena internacional. Se trata de pensar en la dignidad de personas que tienen que rebajarse a la condición de presos con algunas horas contadas fuera de la cárcel, y escapar durante el primer viajecito que se presenta.
Y aunque los deportistas cubanos son profesionales, no son los únicos ni los más importantes profesionales que escapan. Siguen escapándose los médicos, a pesar del aumento salarial anunciado el año pasado.
El artículo de Granma cierra con una cita de la reflexión de Fidel Castro: "Para el honor medalla de oro", de 2008. De la cita, llama la atención un fragmento: "No vivimos hoy las mismas circunstancias de la época en que llegamos a ocupar el primer lugar del mundo en medallas de oro por habitante...".
¿Y cómo mejora la vida del pueblo el tener más o menos medallas de oro por habitante; en qué habrían mejorado nuestras vidas si la delegación cubana de Toronto-2015 hubiese alcanzado el segundo o incluso el primer lugar por países? ¿Qué lugar ocupamos en el mundo en cuanto a número de habitaciones por habitante?
En Cuba urge más un análisis profundo sobre la situación habitacional, la Salud Pública y la Educación (sin triunfalismos), sobre la relación salario-costo de vida, sobre todos y cada uno de los problemas que aquejan a la población, y no solo a la parte de la población que apoya al Gobierno.