Tener un perro, otra complicación
En Cuba no sólo se violan los derechos ciudadanos, sino que tampoco interesa la protección de los animales.
Abandonados a su suerte, muchos perros deambulan por las calles de la ciudad. Foto del autor.
Por León Padrón Azcuy | Desde La Haban | Publicado en Cubanet A través de los tiempos los perros han servido de compañía al hombre, y aparecen como parte del proceso cultural de la civilización humana. La fidelidad hacia sus dueños está probada en estos animales. Hoy, existen cientos de razas de perro reconocidas en el mundo.
Pero criar alguno en la Isla es una cosa muy seria. No sólo se trata de las dificultades para darles una alimentación adecuada –un tema tan peliagudo para los cubanos–, sino de lo complicado que se vuelve el mantener la salud de estas mascotas, víctimas también del desabastecimiento de medicamentos esenciales que sufre el país. En caso que se enfermen los perros, la mayoría de sus dueños deberá compartir sus escasos medicamentos con ellos, si no tienen dinero para comprarlos en el mercado negro o en las tiendas dolarizadas.
Muy costosos resultan los tratamientos médicos efectivos, por ejemplo, para las enfermedades parasitarias gastrointestinales. Y sobre todo el poder combatir el ataque de los aradores de la sarna, de las pulgas y las garrapatas, cuando llega el intenso calor del verano.
Mayito, residente en el Vedado y dueño de dos perritas que se llenan constantemente de garrapatas, se dispuso a llevarlas a la Clínica Veterinaria de Carlos III. “Allí me indicaron el Fipronil [a 20 pesos el cc para untarlo en el lomo del animal] y el Amitraz [un líquido para fumigar la casa, por idéntico precio]”, cuenta. “Ambos productos me servirían supuestamente para eliminar las garrapatas y las pulgas. Después de varias semanas bajo tratamiento, los bichos permanecían aún en el cuerpo de mis mascotas y creo que hasta engordaron. Ahora subían con más fuerza por las paredes hacia los techos altos de la casa”.
No fue hasta encontrar un fumigador, de esos que se auto promocionan en Revolico.com –el sitio de clasificados más famoso de Cuba, ilegal según el gobierno del país– y al que tuvo acceso gracias al paquete semanal –también demonizado por las autoridades–, que pudo resolver su problema. Con productos de calidad y una garantía por seis meses, al precio de entre cinco y diez CUC de acuerdo al tamaño del trabajo. “Eso que venden en Carlos III es una estafa”, concluye.
Sobre este tema hay más tela por donde cortar. La habanera Jennifer Fonseca es una de tantos cubanos que no pudieron llevar consigo su mascota al país adonde emigró, por lo engorroso y caro que se torna su traslado. Hace unos días Alfredo, su hermano residente en Cuba, recibió un correo electrónico desde Tampa, donde ella le imploraba que no se deshiciera de la perrita Kelly, la cual le había dejado bajo su custodia al marcharse. “No sabes cuánto la extraño”, le escribía Jennifer, que espera tener pronto el dinero para mandar a buscar a su perrita.
Por su parte, Alfredo jamás había lidiado con perros ni gatos. Al preguntarle por qué decidió quedarse con la perra de su hermana, explicó que desconocía que “hasta tener una mascota en Cuba es una complicación” y que “los tratamientos médicos primarios para los perros son muy caros, los gastos son enormes”. Una inyección de dudosa calidad, para desparasitarlos, cuesta entre 5 y 8 CUC. Y la vacuna pentavalente, imprescindible para inmunizarlos, vale más de 10 CUC. “Pero lo peor es que después de gastarme el dinero en sustancias que venden en la Clínica de Carlos III contra las pulgas y garrapatas, Kelly sigue con la misma colonia de bichos a cuestas”, se queja.
En un artículo aparecido en Granma el 10 de julio del 2015, titulado Yo puedo ser tu amigo, la periodista Lilibeth Alfonso Martínez subrayó: “Podemos criticar a los encargados del saneamiento, pero en la práctica es vital el trabajo de Salud Pública para eliminar de las calles animales que, sin cuidado, son una fuente potencial de enfermedades”. ¿Pero qué buen trabajo podrá emprender dicho organismo del Estado si hasta las propias mascotas con dueños carecen de los medicamentos capaces de curarlas cuando se enferman?
Fuentes médicas aclaran que la mayoría de las picaduras de garrapatas son inofensivas, pero se ha descubierto recientemente que pueden trasmitir la enfermedad de Lyme, cuyos síntomas son similares a los de una gripe común (fiebre, dolor muscular, malestar general, cefalea y fatiga), también causante de artritis, trastornos cardiacos, así como encefalitis o meningitis. En tanto, las pulgas son trasmisoras de la peste, una enfermedad que llegó a eliminar hasta un tercio de la población europea en el medioevo.
En Cuba no sólo se violan los derechos ciudadanos, sino que tampoco interesa la protección de los animales. Nada se ha legislado para su salvaguarda.
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