Armando Christian Pérez, Pitbull, es noticia más allá de sus bailes lascivos con la puertorriqueña Jennifer López y el electro dance fusionado con latin rap: un grupo del exilio cubano en Miami, Vigilia Mambisa, lo ataca y destruye sus álbumes por las declaraciones en apoyo al levantamiento del embargo/bloqueo del Congreso estadounidense contra la Isla.
Suena duro en la radio de México y de otros países latinoamericanos el rapero de ascendencia cubana, exponente destacado del latin rap, dance pop, hip hop y electro pop: “Piensas”, “Como yo le doy”, “El Party”, “Chi Chi Bon Bon” y sobre todo “El taxis” (más de 210 millones de visitas en YouTube) son temas que se imponen, forman parte de su noveno álbum de estudio, Dale (Sony Music, 2015).
Lanzado al mercado el pasado mes de julio, se ha posicionado en los primeros lugares del Top Ten latino. “Me sorprende la acogida de este nuevo material. Presenté en 2010 Armando, en español, cinco años después regreso con esta placa con canciones vocalizadas en el idioma de mis orígenes. Aquí me acompañan los cubanos Gente de Zona, Osmany García y Micha, junto al portorriqueño Ricky Martin, entre otros colegas. Es un pretexto para que la fiesta latina no pare”, ha dicho el intérprete de los éxitos “Don’t Stop the Party”, “Dance Again”, “Rain Over” Y “On the Floor”, entre muchos más.
Las declaraciones en favor del fin del embargo/bloqueo estadounidense contra Cuba no gustaron en sectores anticastristas de Miami, sus discos fueron destruidos en la Calle 8 de La Pequeña Habana en Miami. Pero, así son las cosas con algunas fracciones sectarias del exilio cubano. Pitbull expresó lo que piensa sobre asunto tan complejo, pero produjo reacciones airadas de una organización muy extremista: Vigilia Mambisa, que en 2009 hizo lo mismo en contra del cantante colombiano Juanes por el concierto Paz sin Fronteras en la Habana, y también contra el trovador Pablo Milanés. Y lo han hecho en contra de Los Van Van y lo seguirán haciendo: representan una porción retrógrada de la oposición que no quiere mirar al futuro.
Sin embargo, el cantante y productor nacido en Miami dice jubiloso que “pronto habrá libertad en Cuba: imagínate la fiesta que se va a armar con Dale, ojalá y los cubanos pudieran escuchar el disco. Tengo un público joven aquí que me sigue con afecto. En mi cumpleaños 34 fui homenajeado en SLAM (Sports Leadership and Managment Academy), un colegio que ayudé a fundar en La Pequeña Habana —el barrio de mis padres, donde nací— hace un par de años. Además de un pastel, los alumnos me dieron diversos regalos. Por su parte, el alcalde me entregó las llaves de la ciudad y declaró el 15 de enero como el ‘Día Pitbull’. Soy de aquí y soy de allá, como dice la canción”.
Ante la pregunta de algunos medios sobre la posibilidad de actuar en Cuba, el controvertible rapero ha expresado que sí, que si las condiciones son favorables se presentaría en un concierto en el malecón: “Si yo puedo cantar mi repertorio sin censura, por supuesto que lo haría. Exigiría que también muchos músicos cubanos del exilio pudieran actuar en La Habana. Es necesario ese intercambio cultural. Miami es una extensión de Cuba, posiblemente el más estratégico pedazo de Cuba en Estados Unidos. Aquí se sigue escuchando a las orquestas de la Época de Oro de la música cubana. Crecí escuchando a La Aragón y a Benny Moré que mis padres ponían. También escuché a los grandes del bolero santiaguero. Estoy por un arreglo y por la concordia de Cuba y Estados Unidos. Decir eso no es ser traidor ni es estar de acuerdo con el gobierno de Castro, solo quiero lo mejor para los cubanos de a pie”, precisó hace unos días para el periódico mexicano La Razón.
Los temas “Mami Mami”, “Yo quiero”, “El Taxi” y “Chi Chi Bon Bon”, platos fuertes de Dale, están impregnados de cadencias que tienen que ver con la variante timbaton que cultivan algunas agrupaciones de la Isla. Pitbull presenta un álbum muy arraigado con la música bailable cubana contemporánea, con estribillos cargados de muchas expresiones populares del habla habanera. Menos electro pop y más songuero: invitación constante al baile. El groove, como tal, más timbero, sonero y guaguancosero.
Sobresalen las colaboraciones con el habanero Osmani García, el exitoso dueto Gente de Zona, el mítico rapero Micha, Ricky Martin y Yandel, entre otros. Dale: producción grabada entre amigos. Placa colectiva, encuentro con raíces afroantillanas, un pretexto para que “la fiesta latina no pare”, según dice Pitbull.
Primera vez que el intérprete de hip hop estadounidense graba con músicos de la Isla: Gente de Zona, un dueto de gran popularidad que se ha impuesto en el escenario internacional (su “Bailando”, en colaboración con Descemer Bueno y el español Enrique Iglesias, alcanza más de 995 millones de visitas en YouTube). Osmani García, joven rapero de Guanabacoa muy incomodo para las autoridades culturales del régimen (ha sido censurado muchas veces en los espacios locales por sus “textos vulgares y denigrantes”): “El taxis” y “Chi Chi Bon Bon” corroboran su gracia y arrolladora imaginación melódica-rítmica. El Micha tiene tremendo swing y en su espontaneidad rapera combina con acompasada intensidad lo afrocubano con el hip hop. También aparecen Ricky Martin, Don Miguelo, Fuego, Wisin, Farruko, El Chevo, Papayo, Sensato, figuras claves de los ritmos urbanos.
Pitbull quiere comercializar su Voli Vodka en Cuba. Mientras tanto, Vigilia Mambisa destruye sus discos en la Calle 8 de La Pequeña Habana. Dicen que en la capital cubana los muchachos ya no bailan con Los Van Van ni con La Charanga Habanera, prefieren mover las caderas bajo los irreverentes compases de “El Taxi” y “Chi Chi Bon Bon”, de Osmani García con Pitbull. En algunas discotecas, nadie sabe cómo llegó el álbum a sus manos, los DJ’S programan composiciones de Dale. El festejo no para, así lo desea Armando Christian Pérez.