El mar no importa,
Lo que importa es esto.
Todos somos del mar entre nosotros,
Todos nosotros.
Una vez y aún ahora, el mismo niño
Que se maravilla ante una estrella de mar,
Escucha los caracoles vacíos,
Esculpe sueños en castillos imposibles.
Todos hemos sido amantes,
De la mano paseando por cualquiera de nuestras orillas.
Nuestras huellas,
Como un espejismo de nosotros mismos,
Se desvanecen en olas que no conocen su origen
O no les importa en qué país se rompen,
Se rompen.
Nos bendicen y regresan al mar,
Hogar de todos nuestros deseos silenciosos.
Nadie es el otro para el mar,
Seamos apartada isla o vasto continente.
Recuerda a nuestros abuelos,
Sus manos enterradas profundamente
En la tierra roja o marrón
Plantando árboles de arce o mango
Que los sobrevivieron.
Nuestras abuelas,
Contando los años mientras desempolvan fotos del día de su boda,
Esos desgastados rostros de familia todavía vivos,
Ahora sobre nuestras cómodas.
Nuestras madres,
Enseñándonos cómo leer en español o inglés,
Cómo atar nuestros zapatos,
Cómo recolectar los colores del otoño,
O morder una guayaba.
Nuestros padres,
Fatigados por el peso de las nubes,
Marcando reloj en las fábricas
O cortando caña de azúcar
Para ganar una nueva vida para nosotros.
Mis primos y yo ahora admirando los mismos cielos
Sobre rascacielos o fincas,
Esperando que el tiempo se detenga
Y comience otra vez.
Cuando la lluvia cae
Limpia su camino hacia el río o la calle,
De vuelta al mar.
No importa qué himno cantemos,
Todos hemos caminado descalzos y con el alma al desnudo,
Entre los altibajos del llanto de la gaviota.
Hemos proferido nuestras penas y esperanzas
Al mar.
Nuestros labios bendecidos por la misma rociadura de viento salado,
Hemos acariciado memorias y arrepentimientos
Como piedras en nuestras manos que no podemos arrojar.
Pero, pero...
Todos hemos apoyado caracoles a nuestros oídos
Escucha de nuevo el eco.
Hoy, el mar sigue diciéndonos
El fin de todas nuestras dudas y miedos
Es admirar a los azules lúcidos de nuestro horizonte compartido
Para respirar, juntos, para sanar, juntos.
Autor Richard Blanco