Los éxitos y el buen ritmo del rejuego que se traen los Castro,
Barack Obama y hasta el propio papa Francisco, esta hilvanado a eso que llaman "oro negro"
Para conservar el sillón presidencial y mantener tranquilas las facciones militares rivales, Nicolás Maduro está obligado a conservar la custodia que le cumple el aparato de inteligencia y represión de los Castro, a un saldo de 8 a 10 mil millones de dólares anuales.
El chirrín chirrán de los Castro
- El halo de triunfador que acompañó al gobernante Raúl Castro en su reciente gira por New York, con motivo de su participación en la Asamblea General de la ONU, deriva del éxito que le arropa el timonazo en dirección a restablecer las relaciones con la Casa Blanca. Después del anuncio de normalización del 17 de diciembre, la imagen del dictador cubano se transformó en la de un estadista responsable y con legitimación ante la mirada de la opinión pública internacional. Y esa victoria luego de más de medio siglo ha sido sin dejar a un lado el manejo antidemocrático del poder, y sin aplicar ninguna reforma en sentido del respeto a las libertades y derechos fundamentales del pueblo de la isla. Pero ojo, todos los pronósticos indican claramente que la gozadera no le durará mucho.
Y es que resulta fácil seguir las huellas que conducen a Roma, o en este caso a EEUU. Los éxitos y el buen ritmo del rejuego que se traen los Castro, Barack Obama y hasta el propio papa Francisco, esta hilvanado a eso que llaman "oro negro". El precio del petróleo, que muestra un súbito bajón al haber cotizado en los últimos años a más de 100 y ahora rondar los 40 dólares por barril, viene a ser el tiro de gracia que rematará al régimen chavista impuesto en Venezuela. La defunción de ese Gobierno provocará que se evapore el subsidio multimillonario del que sobrevive el castrismo de La Habana. Los que suplanten en el poder a Nicolás Maduro lo primero que harán será cerrar el grifo de la tubería de petróleo y cash regalado para los Castro. Llegado ese momento, la insuficiente producción económica de la isla no alcanzará para cubrir los gastos imprescindibles que requiere el sostenimiento del anacrónico régimen.
La situación de colapso económico, financiero y comercial de Venezuela es consecuencia de la probada inviabilidad del modelo socialista. Hoy esa rica nación sudamericana está sumida en el caos del desabastecimiento, la imparable inflación, inseguridad, violencia y el endeudamiento hasta con las once mil vírgenes. La entrada de divisas al país depende en más de un noventa por ciento de la labor del gigante petrolero PDVSA, y su producción se ha reducido en un tercio, principalmente por la pésima gestión empresarial y la falta de inversión en la industria. Entre otros compromisos asfixiantes, adeuda significativas cantidades del petróleo por extraer debido a los pagos de multimillonarias obligaciones contraídas con acreedores como China, y a la responsabilidad de compensar a compañías extranjeras que fueron perjudicadas por las medidas de nacionalización y expropiaciones.
Para conservar el sillón presidencial y mantener tranquilas las facciones militares rivales, Nicolás Maduro está obligado a conservar la custodia que le cumple el aparato de inteligencia y represión de los Castro, a un saldo de 8 a 10 mil millones de dólares anuales. Esa factura va unida a no perturbar, o hacerse de la vista gorda, ante el saqueo de las arcas del Estado y la implicación creciente en actividades de narcotráfico, lavado de dinero, tráfico de armas y vinculación con gobiernos y agrupaciones terroristas por parte del generalato bolivariano. La sumisión del pueblo en general y la lealtad de las filas chavistas, se rige por el mantenimiento de políticas sociales que garanticen los programas de subsidio a la gasolina, misiones médicas y planes de enseñanza a todos los niveles diseñados para los pobres, los mercados estatales con productos básicos subsidiados, el regalo o venta a precios simbólicos de viviendas, automóviles, neveras, ventiladores, aires acondicionados, el empleo de miles de trabajadores a base de inflar las plantillas en las irrentables empresas del Gobierno... Todo ese clientelismo populista implementado a un costo insostenible.
La alianza política de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, también se estructuró sobre la base de la danza de billones de petrodólares que son los sostenedores del andamiaje institucional creado por el fallecido Hugo Chávez, para fabricarse una hegemonía regional compuesta por ALBA-UNASUR-CELAC-Petrocaribe. El manejo irresponsable de las riquezas del país por parte de Gobierno chavista ha llevado a la repartición de maletas de dinero por doquier para favorecer a sus gobiernos satélites, como recuerda el caso del empresario Guido Antonini Wilso, quien fuera atrapado en un aeropuerto de Argentina cargado con una maleta donde transportaba escondidos 800 mil dólares para regalo a la campaña presidencial de Cristina Kirchner. Por su parte, los beneficiarios del petróleo distribuido por Petrocaribe disfrutan de la concesión de precios desconectados del mercado internacional, con intereses del uno por ciento y facilidad de plazos que llegan hasta la época de las calendas griegas.
La situación de descalabro del chavismo empeora debido a la tendencia a la baja de los precios del petróleo, sin posibilidad de recuperación por el momento. Influye en este inesperado comportamiento la falta de despegue de la economía europea, la recesión en la que se encuentra China y, sobre todo, el incremento de la producción petrolera de EEUU, que casi duplica sus cifras con respecto al 2008, cuando producía cinco millones de barriles diarios y hoy supera los nueve millones. El salto cuantitativo en la producción de la industria norteamericana se basa en la llegada del fracking, que consiste en la fracturación hidráulica de la roca de esquisto para producir petróleo y gas, además del desarrollo alcanzado en la perforación en aguas profundas gracias a las tecnologías de avanzada. Estas circunstancias implican una reducción de la demanda en medio de la saturación de petróleo en el mercado. Además, se espera que pronto Irán pueda aportar una inyección adicional de 1 millón de barriles diarios, a consecuencia de la eliminación de las sanciones económicas luego del acuerdo firmado por la nación persa y el grupo de países 5+1 (EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania), en compensación por comprometerse a limitar su programa nuclear.
El cartel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con Arabia Saudí a la cabeza, esta vez no puede acudir a su esquema tradicional de control de precios, que consiste en la disminución de la producción para apelar a la ley de oferta-demanda. Y la traba es porque si bajan su producción estimulan más la inversión de las compañías norteamericanas en el fracking y la perforación en aguas profundas. Así que la decisión de las monarquías del Golfo Pérsico ha sido aferrarse a preservar su parte del mercado incrementando la producción. La apuesta por esa estrategia está dada porque en sus pozos a ellos le cuesta producir un barril de petróleo de 3 a 4 dólares, mientras con el método de fracking los costos oscilan entre 32 y 34 dólares por barril. Que los precios fluctúen por debajo de los 60 dólares el barril busca desestimular la inversión en el fracking y la perforación en aguas profundas.
Previendo el cauce de la pronta caída del chavismo, Raúl Castro no tenía otra alternativa que no fuera claudicar en brazos del Gobierno de EEUU. A su edad y con las demás puertas cerradas, en su afán de ganar tiempo depende de la oxigenación económica que pueda brindarle la Casa Blanca. Su meta es que el comercio, la inversión, los programas de ayuda al desarrollo y los créditos estadounidenses sirvan de sustitutos al comprometido subsidio venezolano. Guardaba debajo de la manga el haz de la garantía de estabilidad en la isla para negociar con su antiguo enemigo. Y es que un desplome del régimen lo que generaría es vacío de poder e inestabilidad, situación que empujaría al éxodo masivo y a la posibilidad de que el país se convierta en refugio y base operativa del narcotráfico y el terrorismo internacional, con intención de afectar a los EEUU. Esa deriva constituye una seria amenaza de seguridad nacional para el vecino del Norte. Por ello, a Barack Obama le resultó más beneficioso restablecer las relaciones diplomáticas y estimular a que los cambios en la isla sean graduales, controlados y con el protagonismo de los Castro y sus estructuras de poder.
Hasta aquí la historia va tal y como ha sido planificada, según las aspiraciones. Raúl conserva un control férreo de la sociedad, se reconoce y acepta su autoridad en el plano internacional y abre el país lentamente al comercio con los norteamericanos. Obama sigue acercándose a la dictadura y socavando el embargo mediante órdenes ejecutivas. El papa Francisco y la jerarquía católica cubana se aprovechan del rol de mediadores en el nuevo acontecer de ambos gobiernos para consolidar en la isla la presencia e intereses de la Iglesia. Solo la variable Venezuela está fuera del plan establecido. Y lo determinante es que cuando se desplome el chavismo, cogerá a los Castro sin haber logrado la autosuficiencia económica. La lentitud de sus cambios y el terror que le tienen a las reformas libertarias los llevan a reafirmarse en los esquemas represivos y antidemocráticos de siempre. Sus medidas se enfocan en maniobrar a nivel foráneo, pero se aferran al inmovilismo que les ha dado resultado y les brinda seguridad en el territorio nacional. La Casa Blanca cuenta con facultades para aflojar las sanciones económicas pero no puede levantar el embargo, que está codificado en el Congreso y esta es la única institución con facultades de eliminarlo. Tampoco Obama dispone de los mecanismos para sustituir por debajo de la mesa los 8 a 10 mil millones de dólares que por concepto de subsidio la dictadura perderá de golpe cuando ya no estén sus benefactores bolivarianos.
Y siguiendo el patrón de los escépticos que apelan al razonamiento de que los Castro siempre se salvan, como hasta ahora, hay que terminar valorando las posibles vías de escape con las que puedan contar. Países como China, Rusia, Irán y Brasil no tienen la más mínima oportunidad de ocupar el rol de Venezuela, sirviendo de salvavidas económico a los Castro. Ninguno de ellos dispone de los recursos económicos para prescindir de la cuantiosa suma de dinero que hay que pasmar anualmente para mantener al régimen. Tampoco Cuba pertenece al área de influencia de estos países ni les aportaría ganancia geoestratégica relevante sostener la dictadura en pie a costa de exprimir sus bolsillos. Los gobiernos de esas cuatro naciones siempre se han comportado como aliados políticos del régimen, y seguirán en ese rol hasta final, pero eso no es lo definitorio. Para subsistir en el poder la alianza que necesitarán los Castro no será política sino económica, traducida en miles de millones de dólares de regalo. Así que a los que hoy llevan ventaja la euforia, el baile, la música, la fiesta y el buen tino esta por acabárseles. Se acerca el momento de cambios definitorios y verdaderos para el pueblo cubano.