Leonardo Padura: 'Cuba es mi lugar'
En un coloquio que lo homenajeó, el novelista habló de su sentido de la libertad, de la falta de crítica de sus libros en Cuba y del próximo caso del investigador Mario Conde.
Así se expresó, no sin cierta incomodidad, el escritor Leonardo Padura, cuando pudo intervenir al final de un coloquio que reunió a sus colegas y amigos Francisco López Sacha y Arturo Arango, y a la académica norteamericana Marilyn Miller, quienes disertaron acerca de su vida y obra.
Como en broma, dijo que a veces sintió deseos de interrumpir para aclarar que quizás estaban hablando sobre otra persona. El coloquio de homenaje se celebró —sin una butaca vacía— en el Teatro Mirón Cubano, como parte de la jornada literaria por la Fundación de la Ciudad de Matanzas, a donde el novelista asistió para recibir, además, el Premio Honorífico Fundación de la Ciudad de Matanzas. Entre las actividades más interesantes, entonces, estuvo la exhibición del filme Regreso a Ítaca, del director francés Laurent Cantet, con guion de Padura a partir de la trama contemporánea de su libro La novela de mi vida.
"Yo no estoy a medio camino hacia ninguna parte, Cuba es mi lugar", sentenció con énfasis quien se ha lamentado de tener que responder siempre interrogantes que por lo general no se les plantean a otros escritores, sobre cuestiones políticas y sobre el más simple sentido de pertenencia a su patria.
Momentos antes, Marylin Miller había hecho un resumen de las catalogaciones extraliterarias que ha sufrido el autor en los últimos tiempos —acusado a la vez, paradójicamente, de "demasiado crítico" por un sector de la oficialidad, y de todo lo contrario por voces disidentes—, tratando de ubicar a este ilustre vecino del barrio de Mantilla entre las tipologías creadas por Arturo Arango para referirse a distintos grados de "quedarse" o "exiliarse" un escritor cubano, como el tipo de "exilio suave" que se achaca a quienes pueden salir del país y volver. "Cuando viajo, es generalmente por no más de unos 20 días, y lo hago por las obligaciones propias de un escritor con los editores, con la prensa...", argumentó Padura.
Para López Sacha, el personaje Mario Conde es el mayor mito producido por la narrativa cubana después de Cecilia Valdés, pues cualquier cubano común puede saber de quién se trata sin incluso haberse leído alguna de las novelas policiales que protagoniza este singular detective. Y en la gran repartición literaria de La Habana, según López Sacha, mientras Carpentier se apoderó de la historia de los siglos fundacionales, Lezama Lima se ocupó de La Habana más poética o tradicional, y Guillermo Cabrera Infante tomo para sí los espacios de la vida nocturna y bohemia, Padura se ha quedado con los barrios obreros y marginales.
Concluido el coloquio, se invitó al público a participar en el Sábado del Libro. Entonces resultaron pocas las sillas reunidas en el medio de una calle cerrada al tráfico para la presentación del libro (A)cercando a Padura, ensayo de José Antonio Michelena, y para oír al propio escritor defendiéndose de una tanda de preguntas agudas —filosas y cortantes— que preparó con toda intención el poeta Álex Fleites.
Ante la pregunta "¿Te consideras un hombre libre?", contestó:
"Creo que he podido practicar mi libertad con el mayor grado que es posible practicarla en un país con las condiciones que tiene Cuba. Soy un escritor independiente [...], escribo de lo que necesito escribir, mis libros se publican fuera de Cuba, pero también se publican en Cuba, y creo que la esencia de todo eso está en que he sido un trabajador consecuente y persistente a lo largo de todos estos años, y he mantenido una condición civil y artística a la cual he tratado de ser fiel..."
Álex Fleites comentó: "A pesar de que tienes el Premio Nacional de Literatura por la obra de toda la vida, y que todas tus novelas han recibido el Premio Nacional de la Crítica, yo no encuentro críticas hechas por autores cubanos en la prensa cubana, ¿cómo tú te explicas esto?"
A lo que Padura expuso: "Un hecho es que muchos de mis libros prácticamente no tienen crítica, pero ganan el Premio Nacional de la Crítica, ha pasado ahora con Herejes. Y pienso que a veces es, o por pereza, o por falta de espacios para escribir la crítica, o también por un cierto temor de algunos críticos a pronunciarse acerca de un libro que ellos piensan que puede ser problemático. Lucía [esposa de Padura], hace poco, cuando estaba filmando un documental de apoyo a la serie de Mario Conde —está ya editándose, se debe estrenar el año que viene, espero que el público cubano la pueda ver no solo a través del Paquete, sino por medios civilizados y normales, y que incluso haya críticas a la serie en algunos periódicos, aunque sea mala, pero que haya crítica—, se acercó a una persona y le preguntó: '¿Usted me puede hablar de Leonardo Padura?' Y esa persona le dijo: 'No, pregúntame de otra persona, de Padura no me preguntes'. Como si hablar de mí fuera casi que un delito en este país. Luego la respuesta que continuó fue: 'Porque yo soy funcionario y tengo que cuidar mi estatus'. Muy elocuente. Creo que ahí está una de las razones de que no haya crítica acerca de mi obra aquí en Cuba, a diferencia de lo que ocurre en los otros países donde se publican mis libros".
Conminado a mencionar las tres cosas que él más añoraba, y tres cosas buenas actualmente, del barrio de Mantilla, su reacción no fue menos interesante y sintomática, tanto por lo que afloró a su memoria como por lo que no pudo verbalizar en el breve lapso.
"Añoro el olor del pan. Cuando yo era chiquito el pan olía a pan. La panadería al lado de mi casa ahora huele a no sé qué cosa. Ese olor del pan nunca lo he vuelto a encontrar igual, ya no lo hay, y lo recuerdo mucho."
Tras esta percepción sensorial que lo llevaba muy lejos, siguió por destacar, en este orden: "La ruta 4, y el ambiente que había en el portal de la casa de mis abuelos cuando yo era niño, se reunían allí todos los tíos y primos, era frente al paradero de la ruta 4, aquel lugar era como uno de los epicentros del barrio, todos pasaban por allí, saludaban, mis tíos salían corriendo a manejar la próxima guagua, mi padre también trabajaba en el paradero..."
Sin embargo, fructífero novelista, iba a quedarse debiendo una feliz terna de elementos de la realidad, sin conseguir enumerar tres cosas buenas actuales de su barrio. "Es más difícil", balbució apenas, pensando en voz alta. "Déjame seguir pensando y después te digo", expresó por último, mientras la concurrencia reía cómplice. Un después de una confesión que finalmente sería pasado por alto.
Sobre la promesa de la siguiente novela en que trabaja, basada también en su lugar por naturaleza y por elección, en Cuba, y de trama policial, adelantó que esta vez el crimen será el robo de algo que "parece una Virgen de Regla". Vuelve, para el caso, Mario Conde.
"Una historia que se remonta al periodo del Medioevo en el norte de España, y que toca los barrios de los emigrados orientales en la zona de San Miguel del Padrón, que viven en unos extremos de pobreza realmente inconcebibles en una sociedad como la cubana", agregó.
Leonardo Padura se ha convertido en el segundo cubano al que se le ha concedido el Premio Princesa de Asturias, antes denominado Príncipe de Asturias —el primero fue un matancero, el saltador de altura Javier Sotomayor—, distinción que recibirá próximamente.