Así funciona la manipulación:
El “pánico transexual en los baños”
tumba la normativa antidiscriminatoria en Houston (Texas)
Triste precedente lo ocurrido el pasado martes en Houston (Texas), donde una amplia mayoría de votantes rechazó una normativa municipal contra la discriminación de las minorías (incluyendo el colectivo LGTB) en materia de empleo, vivienda y prestaciones de servicios. Los analistas coinciden en que el éxito de los contrarios a la norma se ha basado en centrar la discusión en el uso de las personas transexuales de los baños públicos y el peligro de que ello abriera la puerta a los abusadores sexuales… El “pánico transexual en los baños“, como ya ha sido bautizado, amenaza ahora con convertirse en la principal arma de los contrarios a las normativas antidiscriminatorias.
La Ordenanza de Igualdad de Derechos de Houston, también conocida como por sus siglas en inglés (HERO: Houston Equal Rights Ordinance), fue aprobada en mayo de 2014 –en dosmanzanas recogimos la noticia– y no era en realidad muy distinta a muchas otras normas antidiscriminatorias ya aprobadas en diferentes lugares de los Estados Unidos, entre ellos otras ciudades del estado de Texas como Austin, Dallas o San Antonio. Su objetivo no era otro que prohibir la discriminación, en todas aquellas actividades sobre las que la ciudad de Houston tiene competencia, por razones de raza, religión, sexo, estatus militar, embarazo, características genéticas, discapacidad, orientación sexual e identidad de género.
Sin embargo, y pese a la fama de Houston como la ciudad más progresista de Texas, los grupos conservadores desencadenaron una larga batalla que pasaba por una recogida de firmas para que la norma fuese votada en referéndum. Su fuerte e indisimulada inquina hacia la alcaldesa de Houston, la demócrata Annise Parker (abiertamente lesbiana, no lo olvidemos) jugó sin duda un papel clave en la movilización conservadora. La recogida de firmas alcanzó el mínimo necesario y la norma fue llevada a referéndum el pasado martes, donde fue rechazada por un amplio margen (61,05% frente a un 38,95%).
Houston, cuarta ciudad en población de los Estados Unidos, se convierte así en la mayor del país en no contar con una normativa antidiscriminación (sí cuentan con ella Nueva York, Los Ángeles y Chicago, las únicas con mayor población que la ciudad texana). De nada ha valido el apoyo expreso de actores como Jesse Tyler Ferguson, Eva Longoria, Matthew Morrison o Matt Bomer; deportistas como Greg Louganis, Chris Kluwe, Jason Collins o Michael Sam, e incluso corporaciones como Apple, Dow Chemical, General Electric o Hewlett-Packard. Tampoco el de destacados políticos del bando demócrata, como los aspirantes a la nominación presidencial Hillary Clinton y Bernie Sanders, o de la propia Casa Blanca.
¿Cómo es posible que haya podido suceder algo así? Casi todos los analistas coinciden en el éxito de la estrategia de los grupos conservadores, que decidieron centrar la batalla en el hecho de que las mujeres transexuales pudiesen utilizar a partir de ahora los baños públicos femeninos. Por arte de magia la “Houston Equal Rights Ordinance” pasó así a ser la “Bathroom Ordinance”, y el imaginario colectivo se llenó de visiones de abusadores sexuales que disfrazados de mujeres utilizaban los baños para acosar a niñitas indefensas.
Los grupos contrarios a la norma contaron, dicho sea de paso, con la inestimable colaboración tanto de los principales líderes republicanos del estado (como el gobernador Greg Abbott, que llegó a tuitear “vota por los valores de Texas, no por los de Hillary Clinton. Vota NO a la Proposición 1. No a los hombres en los baños de mujeres”) como de los medios de comunicación locales, que de repente se llenaron de informaciones y debates en torno al uso de los baños públicos. Una evaluación de las menciones a la HERO en cuatro cadenas locales de televisión entre el 24 de julio y el 7 de agosto muestra como las numerosas alusiones e incluso recreaciones ficticias del mito del “predador” sexual en los baños no eran contrabalanceadas con información sobre las protecciones que la norma generaba.
No faltan los que se lamentan sobre las repercusiones de imagen y económicas que la decisión de los votantes tendrá sobre Houston (ya hay un movimiento en marcha a favor de que Super Bowl de 2017, que debe disputarse en la ciudad texana, cambie de sede, aunque es poco probable que tenga éxito) pero lo único cierto por ahora es que las minorías de Houston, entre ellas el colectivo LGTB, quedan desprovistas de protecciones legales contra la discriminación. Su alcaldesa, Annise Parker, ha anunciado que ella seguirá dando la batalla para que la norma acabe por salir adelante. Ojalá tenga éxito.