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General: ¿Valió la pena la muerte de miles de cubanos en Angola?
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Da: administrador2  (Messaggio originale) Inviato: 02/11/2015 15:26
¿Valió la pena la muerte de miles de cubanos en Angola?
El periodista independiente cubano indaga, a propósito del aniversario número 40 del inicio en 1975 del despliegue militar cubano en Angola, si valió la pena la muerte de miles de cubanos.
 

cubanos-en-angola-1989.jpg (1985×1217)
Militares cubanos en la Guerra Angola 
                  Luis Cino Álvarez - Noticias Martí
Pronto se cumplirá el aniversario número 40 del inicio en 1975 del despliegue militar cubano en Angola: la llamada Operación Carlota.

El 10 de noviembre de 1975, Fidel Castro, en medio del mayor secreto, despidió en el aeropuerto de Rancho Boyeros a un primer destacamento de 82 bien entrenados efectivos de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior, vestidos de civil, que volaron a Luanda en un avión Britania de Cubana de Aviación.

La misión de esa tropa élite, y de los multiplicados refuerzos que muy pronto fueron enviados, era contener la incursión en territorio angolano de los ejércitos de Sudáfrica y Zaire, e impedir que las guerrillas de la UNITA y el FNLA tomaran Luanda, proclamaran la independencia y formaran gobierno antes que el marxista MPLA.

La intervención cubana en la guerra angolana duró más de 13 años. En ese tiempo, más de 350 000 cubanos pasaron por Angola, 11 veces mayor que Cuba y a 11 000 kilómetros de distancia, Océano Atlántico de por medio.

Jamás un país del Tercer Mundo había emprendido un empeño militar de tal envergadura.

Las armas y el resto de la logística fueron puestos por la Unión Soviética. Los cubanos pusieron la carne de cañón.

 En pocos meses, Cuba llegó a totalizar alrededor de 70 000 soldados en Angola. Pasado el peligro inicial, la cifra se estabilizó en unos 40 000.

La confrontación Este-Oeste impidió que el conflicto entre los tres movimientos guerrilleros que combatieron a los portugueses, el MPLA de Agostinho Neto, la UNITA de Jonás Savimbi y el FNLA de Holden Roberto, fuese otra guerra civil más en el continente africano.

La URSS apoyó al MPLA. Estados Unidos, Sudáfrica y China, en una extraña concertación, favorecieron a la UNITA.

Cuba se involucró militarmente para que los marxistas del MPLA lograran instalar su gobierno en Luanda, pero tuvo que permanecer allí durante más de una década para apuntalarlo. Los cubanos y las FAPLA nunca lograron controlar totalmente el territorio angolano. Las guerrillas de la UNITA, dirigidas por Jonás Savimbi, se convirtieron en la más terrible pesadilla de los generales cubanos.

En julio de 1988, luego de la costosa y prolongada batalla de Cuito Cuanavale, las tropas cubanas consiguieron la retirada sudafricana del sur de Angola. Los acuerdos de paz se firmaron entre Cuba, Sudáfrica, Estados Unidos y la Unión Soviética en 1988. Fue uno de los últimos episodios de la Guerra Fría.

Según cifras oficiales que son consideradas bien conservadoras, dos mil cubanos murieron en Angola. Sus restos fueron repatriados en diciembre de 1989.

Muchos de los veteranos regresaron mutilados, con los nervios destrozados y víctimas de extrañas patologías a un país que se adentraba en la peor crisis de su historia. Una dura realidad que no reflejaron los panegíricos oficiales, la bella crónica angolana de Gabriel García Márquez o la serie documental “La epopeya de Angola”, realizada hace unos años por el periodista Milton Díaz Kanter.

Hoy, Angola, a pesar del petróleo y los diamantes, sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. La esperanza de vida de sus habitantes es una de las más bajas del continente africano.

Los acuerdos de Lusaka de 1995 no se pudieron poner en práctica hasta casi 7 años después. La guerra civil no concluyó hasta después que Jonas Savimbi muriera en combate por una patrulla gubernamental que topó casualmente con él en la selva de Moxico en febrero de 2002.

La constitución angolana ha sido modificada 5 veces. Angola abjuró del marxismo y abrazó el multipartidismo y la economía de mercado. Su gobierno, aun presidido por Dos Santos, el sustituto de Neto al frente del MPLA, es uno de los más corruptos de África.
¿Valió la pena la muerte de miles de cubanos?

Publicado en el blog  
El Círculo Cínico el 29 de octubre del 2015

              Acerca el autor
Luis Cino Álvarez (La Habana, 1956). Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Se inició en la prensa independiente en 1998. Entre 2002 y la primavera de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Es subdirector de Primavera Digital. Colaborador habitual de CubaNet desde 2003. Reside en Arroyo Naranjo.
 


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Da: BuscandoLibertad Inviato: 09/11/2015 18:02
Las andanzas cubanas en África
Es más fácil para los dirigentes cubanos hablar de Angola y de la eliminación del apartheid, que responder por qué intervinieron en Etiopía
 
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Tanquistas cubanos en la guerra de Angola.
                            Por Orlando Freire Santana | La Habana |  Diario de Cuba
Por estos días la propaganda oficialista cubana destaca el 40 aniversario de la Operación Carlota, que marcó el inicio de la intervención militar de la Isla en territorio angolano.
  
Actúando de manera unilateral, y en franco desdén por las otras dos agrupaciones guerrilleras que combatían al colonialismo portugués —la UNITA de Jonas Savimbi y el FNLA de Holden Roberto—, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), dirigido por Agostinho Neto, proclamó la independencia del país y ocupó la capital, Luanda, con la ayuda de las tropas cubanas.
 
La contienda finalizó en 1991, en momentos en que también concluían la mayoría de los conflictos regionales que florecieron en la época de la Guerra Fría. Por esa razón no faltan voces que opinan que los cubanos solo fueron una pieza empleada por el Kremlin en dicha pugna. Además, la presencia cubana en Angola marcó uno de los instantes de más bajo nivel en sus relaciones con China, pues en aquella época los maoístas apoyaban a la UNITA y al FNLA.
 
Las autoridades cubanas exhiben la gesta de Angola como la vertiente positiva y heroica de la presencia de sus tropas en África. Argumentan que sus combatientes no fueron allí a intervenir en el conflicto interno angolano, sino a defender a esa nación del avance del ejército sudafricano que pretendía imponer su política de apartheid. Insisten en que la intervención tenía sus raíces diez años atrás, cuando el Che Guevara hizo contacto con Neto en el Congo. Después de eso los cubanos habrían marchado a Angola a cumplir un deber histórico con sus ancestros africanos, erradicar el apartheid en Sudáfrica y garantizar la independencia de Namibia.
 
Sin embargo, en un segundo plano queda, para esa propaganda oficialista, la actuación cubana en el denominado Cuerno de África. Allí se enfrentaban, en la segunda mitad de los años 70, los ejércitos de Somalia y Etiopía. Eran dos naciones tercermundistas, no alineadas y amigas por igual de Cuba en el momento de iniciarse las hostilidades. Incluso, las universidades cubanas albergaban a becarios de los dos países. Entonces, ¿qué acontecimiento posibilitó que los gobernantes cubanos se alinearan junto a Etiopía, al extremo de enviar a cientos de soldados a combatir contra los somalíes?
 
Ni más ni menos que el ascenso al poder en Etiopía de Mengistu Haile Mariam, un militar que arribó al gobierno con las manos manchadas con la sangre de sus adversarios políticos, y de repente juró su adhesión al marxismo–leninismo.
 
De inmediato los soviéticos comprendieron que Mengistu era su hombre en la región, y encomendaron a sus aliados cubanos la tarea de apuntalar militarmente a su régimen. El saldo para Cuba de esta intervención no pudo ser más funesto: además de la muerte de jóvenes soldados, sobresale el hecho de haber apoyado a un tirano que asesinó a 200.000 personas y provocó el desplazamiento de 750.000 de sus compatriotas.
 
Por otra parte, y puesto que el Gobierno etíope combatía también a las guerrillas eritreas que luchaban por la liberación de su patria, era la primera vez que los cubanos se veían en la necesidad de oponerse a las aspiraciones de un movimiento guerrillero de liberación nacional. Ellos, que en América Latina y otras regiones del mundo habían sido siempre los máximos inspiradores de la lucha guerrillera. "¡Cualquier cosa antes que defraudar los sagrados intereses de la hoz y el martillo!", dirían entonces en La Habana.
 
Evidentemente, es más fácil para los dirigentes cubanos hablar de Angola, de la Operación Carlota, y de la eliminación del apartheid. Y les resulta mucho más difícil responder el porqué intervinieron en Etiopía.  
                               Fuente Diario de Cuba


 
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