La homofobia alrededor de Carlota
¿Por qué no se animan Mariela Castro y su CENESEX para que la historia oficialista suene menos intolerante?
LA HABANA, Cuba – En los últimos tiempos, la prensa oficialista cubana le ha dado una gran cobertura a la persona de Carlota, líder de la sublevación de esclavos centrada en el antiguo ingenio matancero Triunvirato. Esto me ha animado a evocar unos recuerdos de mi lejana adolescencia, que pueden ayudar a iluminar otra faceta de ese personaje histórico.
En el libro de Corintios, al hablar de “la preeminencia del amor”, la Biblia refleja la fuerza tremenda que puede alcanzar este sentimiento. En otras culturas, épocas y contextos, ha quedado plasmada también esa gran verdad. Entre los monumentos literarios escritos al respecto, se cuentan El arte de amar, de Ovidio, El libro de buen amor, del Arcipreste de Hita, la magnífica novela Sor Juana de los Ángeles, sin olvidar Romeo y Julieta, de Shakespeare.
La historia que me propongo narrar data de 1953. En aquella época, teniendo yo catorce años, me la contó una señora ya muy viejita –decía tener 91 años– nombrada Evarista. Ella tenía una situación familiar precaria, y por eso mi abuela y mi madre la ayudaban casi a diario con excedentes de nuestra comida. También tenía una bisnieta algo mayor que yo, de la cual me enamoré, aunque sin ser correspondido.
Cuando la señora Evarista no podía acudir en persona a buscar la comida, me brindé –por razones obvias– para llevársela a su casa, ubicada a tres cuadras de la nuestra. En esas ocasiones, la ancianita solía entretenerme con sus historias. También me alertaba de manera discreta sobre la ferocidad que pueden entrañar las garras de un amor poco correspondido.
Evarista citaba las narraciones de su abuelo, que perteneció a la dotación del ingenio Triunvirato y estaba locamente enamorado de la esclava Carlota. Ésta, según ese testimonio, era muy bella. No debe haberse parecido –pues– a los horrorosos dibujos de ella que ha publicado la prensa castrista, exceptuando quizás al que aparece en el Juventud Rebelde del primero de noviembre. Como dato curioso, puedo mencionar que esta última imagen parece el vivo retrato de la sobrina de Evarista.
Por su belleza, Carlota era muy asediada por los demás esclavos, que nada obtenían de ella. En ocasiones era violada por los amos, lo cual seguramente encendió aún más su espíritu rebelde y sus ansias libertarias. Poseía dotes de líder, y las mujeres y hombres de la dotación la seguían de manera espontánea.
Cerca del Triunvirato había casi una docena de otros ingenios. Por aquella época era costumbre, al menos en Matanzas, permitir que los esclavos –si no otros, sí los de “buen comportamiento” – visitasen esos lugares vecinos con el fin de intercambiar viandas y otros artículos. Fue así que Carlota conoció a Fermina, esclava de la dotación del ingenio Ácana. Cuentan que al instante surgió entre ambas una pasión avasalladora.
Los planes de sublevación del Triunvirato estaban ya muy avanzados, pero aún no había llegado la fecha escogida. Pero quiso la casualidad que Fermina fuese castigada y enviada al cepo. Carlota, al saberlo, enloqueció y adelantó el alzamiento. Toda la furia contenida por los siglos de explotación y tortura estalló aquel día en Triunvirato.
Tan pronto los insurrectos controlaron ese ingenio, la enardecida Carlota partió para el Ácana y liberó a su amada. De paso también le ajustó las cuentas a un tal Evaristo, quien, aunque al parecer sin que existiera un verdadero amor entre ambos, había sido hasta aquel momento el marido de Fermina.
Después los sublevados siguieron hacia otras plantaciones de la zona, cuyas dotaciones también lograron alzar. La insurrección duró hasta que fueron cercados y derrotados en el ingenio San Rafael. Allí fueron apresadas –entre otros– las dos amantes; ambas fueron ajusticiadas. Resumiendo: en Carlota hubo ansias de libertad, pero también amor y pasión.
Pienso que los honores que le ha rendido el gobierno cubano a la jefa insurrecta son correctos y merecidos. Pero también lo sería que, en vez de hablar tonterías sobre la acción de Carlota para liberar a una “amiga”, se dijese algo más cercano a la verdad. ¿Se animarán el Cenesex y su jefa Mariela Castro a hacerle siquiera un modesto homenaje?