EDITORIAL THE NEW YORK TIMES
Es hora de conectar a Cuba a Internet
Millones de cubanos podrían tener acceso a Internet a un precio moderado en cuestión de meses. Lo único que mantiene a Cuba en las tinieblas en plena era digital es la falta de voluntad política. Desde hace mucho tiempo, los líderes cubanos han dicho que el deplorable estado de la infraestructura de telecomunicaciones en la isla es culpa del embargo de Estados Unidos. Ya no tienen esa excusa.
A raíz de cambios regulatorios implementados por la administración del Presidente Obama este año, Cuba tiene varias opciones para expandir el acceso a Internet rápidamente y a gran escala. Si el gobierno en La Habana aprovecha esta oportunidad, le podría dar un estímulo a la anémica economía de la isla y a los jóvenes que están pensando en emigrar, una razón de peso para reconsiderar su partida.
La isla fue uno de los últimos países en la región en conectarse a la red en los años 90. Desde entonces, el gobierno autoritario ha ampliado acceso a Internet lentamente y ha establecido rigurosos mecanismos de control y censura. Durante la última década, el gobierno estadounidense financió conexiones clandestinas. Sin embargo, éstas beneficiaron relativamente pocas personas y quienes accedían a esos servicios corrían el riesgo de ser tildados como traidores. Aunque en 2013 Cuba se conectó a la red de cables submarinos que permite conexiones veloces, el acceso a Internet aún es muy costoso y está fuera del alcance de quienes no tienen conexiones autorizadas por el gobierno en centros laborales y universidades.
Ansiosos por conectarse al mundo, algunos jóvenes cubanos han desarrollado mecanismos ingeniosos para evadir los controles estatales. Durante los últimos dos años “el paquete”, un sistema de distribución de contenido digital en el mercado negro, ha permitido que muchos cubanos tengan acceso semanal a un menú de películas, programas de televisión y archivos de portales digitales que son repartidos puerta a puerta usando discos duros. También han creado redes inalámbricas que, aunque no están conectadas a Internet, permiten a sus usuarios chatear y compartir contenido.
Hace unos meses, en respuesta a presión popular, el gobierno estableció 35 centros con conexión Wi-Fi donde los cubanos pueden conectarse a Internet con teléfonos inteligentes y computadoras portátiles por un precio de $ 2 dólares por hora. Aunque la tarifa equivale al 10 por ciento del salario mensual promedio en Cuba, los nuevos centros siempre están a reventar. Norges Rodríguez, un ingeniero y bloguero en La Habana, dijo que los líderes cubanos enfrentan un dilema. “Ellos son conscientes de que para que la economía avance, ésta tiene que estar conectada”, afirmó Rodríguez. “Pero el diseño de sociedad que tenemos es como la que tenían los soviéticos, una sociedad cerrada”.
Al interior de la opaca clase dirigente de Cuba existe una división entre conservadores que temen que la expansión del acceso a Internet le de fuerza a movimientos de disidencia, y progresistas que consideran que el desarrollo del sector tecnológico es indispensable para salvar la economía. Recientemente Google ha animado el debate, pues ha ofrecido modernizar la infraestructura tecnológica en la isla, tal como lo ha hecho en otros países desconectados.
La empresa podría facilitar la conexión de un cable submarino adicional, lo cual aumentaría sustancialmente la velocidad de las conexiones. También tiene la capacidad de desarrollar un sistema de distribución que incluiría cables de fibra óptica, torres de banda ancha móvil y puntos de acceso Wi-Fi. La iniciativa Project Link de Google ha mejorado dramáticamente la conectividad en Uganda en cuestión de meses y la empresa está desarrollando una iniciativa similar en Ghana. Aún no se han precisado los términos de financiamiento que harían posible el proyecto en Cuba. Google podría hacer una inversión preliminar y luego recuperarla gradualmente. En la medida en que se multiplique el número de usuarios, Google vería un auge en la demanda de sus productos, lo cual a su vez generaría ingresos por publicidad.
Una alianza con Google, una empresa con gran influencia en los círculos de poder en Washington, podría acelerar el fin del embargo, un objetivo prioritario para La Habana. Asimismo, haría más difícil que el próximo presidente de marcha atrás al proceso de normalización de relaciones que Obama impulsó el año pasado. Algunos aspirantes presidenciales del partido Republicano, como el Senador Marco Rubio, están en contra de la nueva política de estrechar lazos con la isla.
Cuba, por supuesto, podría tomar la decisión de aliarse con empresas de tecnología de otro país, como lo hizo Myanmar cuando comenzó a abrir su sistema político en 2013. Expertos de esta industria afirman que a pesar de su complicado sistema de inversión extranjera y su inhabilidad de obtener crédito para comprar equipos de Estados Unidos a raíz del embargo, no habría escasez de propuestas de compañías ansiosas por establecerse en Cuba. Es un mercado atractivo por ser el país más poblado del Caribe, y por contar con una sociedad con un alto nivel de educación.
El año pasado, el gobierno cubano se comprometió a expandir el acceso a Internet “sin pausa, pero sin prisa”. Esto no ha ocurrido y muchos cubanos, con buena razón, están exigiendo más. “El gobierno ha dicho que el problema era porque no se podía negociar con empresas norteamericanas”, dijo Rodríguez, el bloguero. “Ese argumento ya desapareció”.