Un paso adelante, dos pasos atrás
El reloj da marcha atrás en La Habana, y de nuevo
la palabra “liberación” entra a formar parte del vocabulario médico
El gobierno cubano vuelve a establecer el “permiso de salida” para todos los médicos de la Isla.
El Gobierno cubano ha sacado del cajón la medida que restringe la salida de los médicos de la Isla, la cual volverá a entrar en vigor el 7 de diciembre. Como en la frase que da título a un libro de V. I. Lenin publicado en 1904, y luego recogida en irónica paráfrasis por Heberto Padilla: “un paso al frente, y/ dos o tres atrás:/ pero siempre aplaudiendo”.
De acuerdo al diario Granma “se ha decidido aplicar las regulaciones establecidas en el Decreto 306, del 11 de octubre de 2012, para las salidas al exterior por asuntos particulares de profesionales médicos de diferentes especialidades que realizan actividades vitales en los servicios de salud a la población y en la actividad científico-técnica”.
El órgano del Partido Comunista de Cuba añade, de forma hipócrita: “Esto no significa que los médicos especialistas no puedan viajar o residir en el exterior, sino que se analizarán las fechas de salida del país, teniendo en cuenta el relevo de cada profesional”. Eso equivale a decir “no es que no te deje salir a la calle, sino simplemente que te cierro la puerta y la abro cuando yo quiera”.
Conociendo la tradicional forma de actuar del régimen, sus funcionarios y seguidores, la medida significa un claro retroceso: vuelven los tiempos de las familias divididas, los hijos pequeños que marchan al extranjero sin uno o ambos padres: la vigilancia excesiva para evitar cualquier posible fuga; el temor de cualquier director de hospital o centro médico que no se decide a firmar la autorización para “liberar” al facultativo; los traslados de quienes soliciten dicho permiso o simplemente expresen el deseo de marcharse a lugares remotos y los peores puestos de trabajo. Regresa la época de las grandes sospechas y las pequeñas venganza. El reloj da marcha atrás y de nuevo la palabra “liberación” entra a formar parte del vocabulario médico.
Hipocresía y torpeza
Junto a la hipocresía, el pretexto torpe. La llamada “crisis” que ocurre con los cubanos varados en Costa Rica no es un asunto donde haya surgido la palabra “médico”. Ninguna declaración o testimonio que hiciera prevenir este paso del Gobierno cubano. La referencia a una “emigración irregular” se contradice con el segundo párrafo del documento, donde se plantea: “Varios miles de cubanos que salieron legalmente de Cuba y entraron de igual forma a un primer país de destino”.
Llama la atención en el texto el rejuego entre los conceptos de irregularidad e ilegalidad, puesto que los cubanos que viajan a Ecuador, recorren Centroamérica y México y llegan a Estados Unidos no se ocultan en su ruta, salvo para evitar abusos y extorsiones cuando les es posible, y su tránsito hasta ahora era permitido —Nicaragua fue quien rompió esa permisividad— y la entrada en EEUU aceptada y legal. Durante el recorrido, los emigrantes han estado recibiendo —y pagando— por “permisos de paso”, tanto a agentes fronterizos y policiales como a gobiernos. Así que la “irregularidad” tiene su origen en Cuba, cuya situación de deterioro y falta de futuro es el motor que impulsa el escape, y la “ilegalidad”, si existiera, fuera en el exterior y no dentro de la Isla.
A ello se agrega que lo que viene ocurriendo con los cubanos en Costa Rica forma parte de un problema mucho más complejo y amplio: un éxodo masivo creciente. Así que el camino centroamericano hacia Estados Unidos —esa especie de “Camino de Santiago” cubano— no es más que una vía de tránsito para alcanzar un destino común: todo el que puede no se queda en el Infierno y busca la absolución.
Si la medida es, como consideran algunos, una respuesta a la negativa de la administración de Barack Obama a echar abajo la Ley de Ajuste Cubano, ¿por qué emprenderla contra los propios cubanos? Lo indicado en este caso es afectar a los ciudadanos del país que mantiene una norma “injusta” hacia Cuba. ¿Por qué La Habana no establece los requisitos para hacer más exigente la entrada de estadounidenses? O lo que es mejor y más apropiado en este caso: ¿Por qué no crea la “Ley de Ajuste Americano”? Todo estadounidense que entre legalmente al país, por sus aeropuertos, puede de inmediato permanecer en la Isla y al año y un día iniciar los trámites de residencia. Valen las apuestas sobre la cifra de posibles “ajustados”.
Más decepciones
El cierre a los médicos no es tampoco la única noticia decepcionante en estos días.
La Unión Europea (UE) no está tratando de lograr un programa para reformas democráticas en Cuba, como parte de las conversaciones destinadas a normalizar las relaciones que se llevan a cabo en Bruselas, de acuerdo a un cable de la AFP.
“En esos momentos estamos negociando un marco para el acuerdo, no un acuerdo con definiciones precisas o un programa de reformas”, aclaró una fuente europea cercana a las negociaciones, según la AFP.
“La UE y Cuba tienen puntos de vista diferentes en los aspectos económicos, políticos y sociales”, agregó.
“Espero que el resultado de esas conversaciones se encamine a una posible conclusión para un futuro cercano”, con la esperanza de que ello se produzca a comienzos de 2016, agregó. Es más o menos decir que el asunto se demora y que solo se mantiene la ilusión.
No es que lo que está ocurriendo en la capital europea sea algo nuevo, y que esta declaración resulte sorpresiva. Desde hace meses se sabe que no se va a lograr un acuerdo este año. Pero no deja de ser un nuevo indicador de que todo lo relacionado con el caso cubano se dilata y dilata.
Las cifras
La emigración de los médicos cubanos ha sido por décadas un tema recurrente en el conflicto entre Washington y La Habana. Por décadas el gobierno cubano negó o demoró por años la salida de los facultativos, así como retuvo a sus familiares si éstos desertaban en terceros países.
Esa situación se había modificado tras la promulgación del Decreto-Ley No. 302, que modificó en parte la política migratoria del Gobierno cubano. Incluso recientemente La Habana anunció que permitiría el regreso sin represalias y con empleo garantizado al personal médico que había abandonado la Isla, en el marco del deshielo de las relaciones bilaterales entre ambos países.
Solidaridad Sin Fronteras calcula que unos 5.000 médicos cubanos han abandonado las misiones internacionales en varios países latinoamericanos en la última década, entre ellos Venezuela, según publica el diario español El País.
En 2011, cerca de mil seiscientos profesionales médicos y técnicos de salud cubanos se habían exiliado en Estados Unidos a partir de 2006, de acuerdo a una información que por esa fecha publicó el Wall Street Journal.
De acuerdo al Journal, para aquel entonces 800 profesionales habían utilizado a Venezuela como el primer país de enlace; luego Colombia con 300. De igual modo, 135 habían huido por Bolivia, Brasil, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Guyana, Namibia y Perú, con destino a EEUU. Para concretar las deserciones, un total de 1.574 visas fueron emitidas desde consulados estadounidenses en 65 países.
Si el gobierno cubano tenía entonces 37.041 médicos y trabajadores de la salud en 77 países, según elJournal, eso significaba que alrededor del 4,3 por ciento de ese personal médico había desertado.
Según cifras oficiales del Gobierno cubano, unos 25.000 médicos se encuentran actualmente en programas de colaboración en el extranjero, casi el 30 % de todos los médicos del país (85.563, según cifras de 2014 de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información), de acuerdo al diario El Nuevo Herald.
Unos 5.250 habían entrado a EEUU a través del programa Cuban Medical Professional Parole (CMPP) desde el inicio del programa en 2006 y hasta 2014, también de acuerdo a la información del diario de Miami.
El CMPP permite a los médicos emigrar a EEUU al abandonar las “misiones” oficiales de cooperación del gobierno en países como Venezuela.
Sin embargo, por lo común los médicos que abandonas las “misiones” no tienen que emprender el largo trayecto centroamericano, sino que se trasladan a Colombia. Ese viaje constituye la parte más riesgosa de su escape y la estancia en Colombia la estancia más difícil, desde el punto de vista económico, al no poder trabajar. Pero aunque se han producido demoras en la tramitación, por lo general acaban tomando un avión y viajando a Miami.
Lo que parece estar ocurriendo ahora es que, mediante el viaje a Ecuador, también los médicos estaban saliendo de Cuba y llegando a EEUU, en este caso mediante el recorrido centroamericano y el paso por México.
Así que en poco días han entrado en vigor dos medidas para evitar ese éxodo. La exigencia de visa por parte de Ecuador y la puesta de nuevo en vigor de la prohibición o limitante por parte del Gobierno cubano.
De hecho, la reforma migratoria siempre tuvo un carácter parcial —algo que creo he aclarado en los dos últimos artículos que vengo dedicando al tema—. ya que estableció desde un principio la sustitución del permiso de salida por el permiso para tener un pasaporte. La clave en todo este asunto radica en que el régimen no considera al pasaporte como un documento más, al que tiene derecho todo ciudadano, sino como un privilegio que se otorga como recompensa y se niega como castigo, como ha ocurrido en el caso de varios conocidos opositores.
El retroceso
El documento aparecido en Granma tiene en algunas de sus partes un lenguaje similar a una Reflexión que Fidel Castro publicó años atrás, cuando dedicaba parte de su tiempo de sobrevida a esos menesteres.
Castro, el mayor, dijo entonces que EEUU robó a Cuba el 5,16 por ciento de los profesionales graduados durante la revolución.
“Entre 1959 y 2004 se graduaron en Cuba 805.903 profesionales, incluyendo médicos. La injusta política de Estados Unidos contra nuestro país nos ha privado del 5,16 por ciento de los profesionales graduados por la revolución”, escribió Fidel Castro en una Reflexión del 17 de julio del 2007, titulada El robo de cerebros. Esto significa que unos 41.584 profesionales abandonaron la Isla en ese período de tiempo.
Lo que no logró impedir por entonces lo que Castro llamó el “robo de cerebros”, no podrá impedirlo ahora, con la vuelta a la prohibición de salida, que estuvo vigente durante la mayor parte del período a que él se refiere.
Podría pensarse entonces que el régimen de La Habana había logrado establecer mecanismos de control más estrictos, que dificultaban la salida de los facultativos, pero en general el plan de las misiones médicas cubanas siempre ha adolecido de los mismos problemas de corrupción que otros modelos cubanos de cooperación o búsqueda de divisas.
Al final todo siempre ha estado más cerca de otra versión de Casablanca: sobornos, la libertad puesta a precio e irregularidades. No se trata de un problema que se resuelve con declaraciones, medidas coercitivas y mediante pactos estratégicos. Es un drama humano.
Fuente Cubaencuentro