Olga Tañón,
“La Mujer de Fuego”, ¿ignorancia, ¿candor?, ¿o…?
La cantante portorriqueña está en Cuba de nuevo
La cantante portorriqueña Olga Tañón está en Cuba nuevamente, luego de que visitara este país en septiembre de 2009. En el diario Granma (como toda la prensa autorizada en la Isla, pagado por el gobierno) del pasado 3 de diciembre, se avisa que ella estaba de gira por Santiago de Cuba en vísperas del espectáculo que brindara en esta ciudad el pasado 5 de diciembre.
La nota aludida del Granma se titula “Olga Tañón en Santiago: Saldremos de Cuba con el alma llena de amor” y un subtítulo que reza: “Olga Tañón confesó su felicidad por encontrarse en Cuba”.
Es decir, la señora Tañón saldrá de Cuba “con el alma llena de amor”. Y ella está feliz, muy feliz por encontrarte en esa especie de campo minado donde el amor tanto escasea del régimen para sus súbditos.
Uno quisiera aconsejarle: para que su alma, en lugar de abarrotada de amor, se replete de tristeza, hable con las Damas de Blanco, como usted, mujeres, solo que son víctimas consuetudinarias, mediante golpizas y encarcelamiento, del odio que para ellas destina el régimen que usted ha tenido a bien aupar, respaldar tanto con sus actuaciones artísticas como con su verbo ligero.
Ah…, dice la información del Granma que a la cantante portorriqueña también la conocen como La Mujer de Fuego.
La Mujer de Fuego ¿saldría de Cuba con “el alma llena de amor” luego de que se entrevistara, por ejemplo, con quienes allí cumplen injustas condenas por el solo hecho de replicar contra el gobierno, lo que ella, La Mujer de Fuego, expresaría, libérrima, sin temor alguno, acerca del régimen existente en Puerto Rico?
Ella, La Mujer de Fuego ¿ya habrá preguntado a sus anfitriones —los cancerberos del régimen que desde que ella arribara a la Isla en día pasados la llevan a un lado y otro como a una consigna— cómo va el tema de los derechos humanos, cuándo habrá Internet para los cubanos, cuándo quedará eliminada la libreta de racionamiento, o cuándo será posible que un cubano, derecho que tiene La Mujer de fuego, pueda votar en elecciones libres; es decir, ese derecho a elegir por lo menos entre dos seres, dos partidos políticos distintos?
¿A estas alturas ya habrá visitado La Mujer de Fuego la vivienda de un cubano de a pie, y más, se habrá sentado a su mesa para de este modo, in situ, comprobar cómo a este, también, se le “llena el alma de amor” a la hora de comer?
Según la información que nos ocupa, La Mujer de Fuego, durante un encuentro con la prensa (tratándose de Cuba, esto de “prensa” es un decir) se explayó, en lo que debemos atribuir a un rapto de lirismo y subió la parada: “reiteró que ahora toca a los artistas abrirse a Cuba”, y pide La Mujer de Fuego “que vengan y den espectáculos como los que ofreceremos aquí el día 5, y en La Habana el 12, sin costo alguno, que sean para todo este pueblo tan maravilloso”
Es decir, ella no cobrará el par de conciertos y desea que otros artistas hagan lo mismo.
Si partimos de la base de que la Mujer de Fuego entiende por artistas solamente a cantantes, grupos musicales, músicos en fin, esta no sería mala idea. Solo que al parecer ella desconoce que es el régimen quien no se abre para que tantos cultivadores de estos géneros se presenten en la Isla. El régimen les teme. O simplemente no los quiere. Están censurados. Vetados. Porque no son lisonjeros de la dictadura, sino más bien contestatarios, unos en sus composiciones, otros en su decir, otros en ambos casos. He ahí el detalle, Mujer de Fuego.
Durante esta visita a la Isla, La Mujer de Fuego —quien ha reiterado que el pueblo de Cuba “es maravilloso” (se refiere, claro, al que queda dentro de la Isla)— ha recibido, agradecida, las Llaves de alguna ciudad y en otra ha sido declarada Visitante Distinguido y más y más flores y condecoraciones de parte del régimen.
Al terminar estas líneas nos llega la información de que el concierto de La Mujer de Fuego en Santiago de Cuba ha sido todo un éxito, “se desbordó la Plaza de la Revolución” de esa ciudad.
Mas, es nuestro deber advertirle a la cantante que por ese dato no se guíe: aquel pueblo está ansioso de espectáculos; cualquier plaza se llena aun con un cantante, un cirquero, un malabarista de menor talla que ella.
Y bien… Como en otros casos parecidos al de la señora Tañón, en este surge la misma pregunta: ¿será candor?, ¿ignorancia?, ¿o…?
Ya ven. Así van las cosas.