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General: Lesbiana china busca marido postizo gay, con la ayuda de internet
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 14/12/2015 15:10
"Lesbiana china busca marido postizo" con la ayuda de una aplicación

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La activista por los derechos de la mujer Li Tingting besa a su mujer, Teresa, durante su boda en Beijing, el 2/07/15 
       Por Eduard Fernández / Pekín
Los miembros de la comunidad homosexual de China se enfrentan a grandes presiones sociales para encontrar un marido o esposa, que en el fondo no desean. La tecnología les ayuda a buscar sustituto
 
Hace tres años, Ou Xiaobai decidió que ya estaba harta de que sus padres le preguntaran cuándo iba a presentarles a su novio. La joven china, que es lesbiana, tomó la decisión de encontrar un marido, para poner fin a las insistentes quejas de su familia. Pero con una característica: sería gay.

Pese a vivir separados, el peculiar matrimonio finge compartir apartamento cada vez que sus padres visitan Pekín, para no tener que revelar su orientación sexual. “Mi novia fue la dama de honor durante la boda, y me ayudó a arreglarme para la ceremonia”, explica riendo Ou, junto a su pareja, que prefiere que no se revele su nombre, en una cafetería de Pekín.

Debido a la enorme presión familiar para contraer matrimonio y tener hijos, cada vez más miembros de la comunidad homosexual china buscan cónyuges gays o lesbianas para casarse sin tener que cambiar su estilo de vida. Ahora, gracias a su experiencia, Ou ha decidido unir esfuerzos con su novia y un tercer socio para crear una aplicación que sea un punto de encuentro para las personas interesadas en formar este tipo de enlaces de conveniencia,conocidos en el país como 'xinghun'. Una primera versión del programa, llamado iHomo, podrá ser descargada de internet a partir de finales de diciembre en China.

“Nos encontramos con que muchos amigos tenían un problema similar, y queríamos ayudarles, así que decidimos poner en marcha este proyecto”, comenta Ou. La aplicación contará con un selectivo proceso de registro para evitar cualquier tipo de comentario crítico, o la inclusión de personas que no sean homosexuales. “Se tratará de un espacio independiente y altamente privado”, insiste la joven.

Según sus creadores, el programa sugerirá posibles candidatos según las preferencias de los usuarios, y también se organizarán actividades en algunos locales de Pekín, para que los miembros puedan conocerse mejor. 'Queers', una aplicación similar que fue lanzada en China a principios de año, consiguió más de 40.000 usuarios en menos de dos semanas, según recogía el 'South China Morning Post'.

La homosexualidad fue despenalizada en China en 1997, y cuatro años después dejó de formar parte de la lista oficial de enfermedades mentales. Uno de los pocos estudios realizados sobre el tema afirma que el país podría contar con hasta 40 millones de homosexuales, un número muy superior a la cifra estimada por el Gobierno. No obstante, las uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo siguen siendo ilegales en el gigante asiático, y el colectivo rara vez aparece en los medios de comunicación.

“El matrimonio en China está muy relacionado con el prestigio personal, y la mayor parte de la sociedad te juzgará si no estás casado, pensará que eres pobre o que tienes algún tipo de enfermedad o trastorno mental”, explica Xin Ying, directora de la ONG LGBT Center de Pekín. El colectivo a menudo no puede cumplir una de las principales obligaciones de la tradición confuciana: formar una familia y tener descendencia.

Presión en casa y en la oficina
Las personas homosexuales también se enfrentan a todo tipo de preguntas incómodas en el entorno laboral. “Mi marido -y muchos de mis amigos- se encuentra muchas veces con que el jefe quiere saber cuándo conocerá a su novia, cuándo van a casarse o por qué no tiene fotografías con ella en la oficina”, explica Ou. Su novia añade que a menudo se toma fotos en posturas afectivas con varios compañeros gays, para que puedan enseñar las instantáneas en la oficina y fingir así que tienen pareja.

Una encuesta reciente a más de 2.000 miembros de la comunidad LGBT de China, recogida por el 'South China Morning Post', señalaba que más de la mitad de los entrevistados había oído a sus compañeros de trabajo usar lenguaje insultante o realizar bromas ofensivas sobre las minorías sexuales.

Establecer un 'xinghun' puede ser una solución para librarte de estas presiones, pero también conlleva numerosos problemas. “La primera vez que pasé el Año Nuevo Chino en casa de mi suegra, fue muy incómodo, ya que tuve que fingir que siento algo por mi marido, cuando solo somos amigos”, admite Ou, que ahora prefiere viajar con su madre al extranjero cada vez que llega la festividad.

Para ella, lo más importante es que los jóvenes homosexuales que deciden casarse establezcan unas normas muy claras respecto a cuestiones básicas, como la posibilidad de tener hijos o convivir juntos, o el número de veces que visitarán a los suegros. “Cada persona tiene requisitos distintos, muchos de ellos muy específicos”, dice la impulsora de iHomo. Ou pone como ejemplo un matrimonio de conveniencia en el que marido y mujer viven en el mismo piso, junto a sendas parejas, y actualmente están criando a su primer hijo.

Por su parte, Xin considera que crear “matrimonios colaborativos” a través de aplicaciones para móvil puede ser complicado, ya que para que estos enlaces funcionen se necesita “un cierto nivel de amistad”. “Hemos debatido en varios eventos las ventajas y desventajas de este tipo de bodas [en el LGBT Center], y la gente siempre termina desistiendo, ya que cuando te casas adquieres unas determinadas obligaciones legales que difícilmente cumplirás si la otra persona es un desconocido”, recalca la activista.

Mayor visibilidad para el colectivo
Pese al auge de estos matrimonios de conveniencia, parece que cada vez más personas de minorías sexuales se atreven a enfrentarse al escrutinio público, e incluso algunas grandes empresas han empezado a dar apoyo al colectivo. Alibaba, la compañía de comercio electrónico fundada por el segundo hombre más rico de China, Jack Ma, sorteó este año un viaje para 10 parejas homosexuales del país a California, donde todos ellos pudieron finalmente darse el 'sí, quiero'.

Por otra parte, durante los últimos años, numerosos gays y lesbianas han decidido usar las redes sociales o salir a la calle para dar a conocer su amor. En septiembre, un vídeo de un joven pidiendo la mano a su novio en el metro de Beijing fue compartido más de 10.000 veces en Weibo, el Twitter chino. Y a finales de 2014, con la ayuda del LGBT Center, una persona consiguió demandar de forma exitosa a una clínica de Chongqing que ofrecía tratamientos para 'curar' la homosexualidad con hipnosis y una terapia de electrochoques.

No obstante, la ONG admite que, durante los últimos dos años, el espacio de todo tipo de organizaciones de la sociedad civil china para realizar actividades reivindicativas ha disminuido, especialmente en la capital del país, Pekín.

Xin recalca que salir del armario es muy importante para que el movimiento siga ganando visibilidad, pero no rechaza los matrimonios de conveniencia: “No podemos forzar a la gente a revelar su orientación sexual, cada persona se enfrenta a un contexto distinto”. Para ella, este nuevo tipo de enlaces pueden suponer una “revolución en el significado que otorgamos a la familia”, siempre y cuando estén formados por dos personas que quieran cuidarse mutuamente.

Por su parte, aunque sigue casada con un amigo, Ou admite que algún día espera poder revelar su orientación sexual a su familia y contar con su apoyo. “Pero la realidad es que en China, aún necesitamos acallar las preguntas de padres, familiares, colegas del trabajo... tal vez dentro de 10 años la situación sea distinta”, comenta dubitativa. A su lado, su novia, que salió del armario cuando iba al instituto y tuvo que luchar para conseguir la aceptación de sus padres, la corrige: “Se tardarán al menos dos o tres décadas en cambiar las cosas”.
 
                        Fuente El Confidencial 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 14/12/2015 15:15
El día que las activistas de los derechos de las gays
se dieron el 'sí quiero' en Pekín como acto reivindicativo
 
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La activista por los derechos de la mujer Li Tingting besa a su mujer, Teresa, durante su boda en Beijing, el 2/07/15
Las dos mujeres, que contaban con la negativa de sus familias, lanzaron un claro mensaje al Gobierno con una ceremonia repleta de pancartas y banderas multicolor. "Es primordial que se apruebe el matrimonio gay" dice una de las protagonistas del enlace.
La madre de una de ellas les prohibió que salieran vestidas de novia a la calle y la Policía les amenazó para que no montaran una 'escena' en el registro civil, pero aun así dos feministas se dieron el 'sí, quiero' en Pekín en una ceremonia sin validez legal, pero con un claro mensaje para el Gobierno.
 
La euforia vivida en Estados Unidos por la reciente legalización del matrimonio homosexual se ha contagiado a China, como manifestaron hoy Li Tingting y Teresa en su original casamiento. La entrada al restaurante donde las feministas celebran su enlace informal en Pekín está repleto de pancartas, banderas multicolor y fotografías de sus años juntas. Los invitados, una docena de amigos pero ningún familiar, aplauden a su llegada y unos a otros se colocan pegatinas con la bandera del arco iris.
 
Esta inusual boda entre lesbianas en China se convierte en una fiesta del orgullo gay en toda regla y un reducido grupo de periodistas forma parte del evento, celebrado en una sala privada. "Will you marry me? (¿Quieres casarte conmigo?)", le pregunta Li en inglés a su compañera, frente a la multitud de cámaras que recogen cada movimiento de la pareja en el restaurante, que se convierte poco después en un plató de entrevistas a las enamoradas.
 
Ellas tienen claro su mensaje: "Es primordial que se apruebe el matrimonio gay", dice Li Tingting, una de las cinco feministas arrestadas este año durante 37 días por sus populares campañas en defensa de las mujeres. Desde que salió de la cárcel, el miedo que siente por volver a ella no le ha impedido luchar por sus valores, aunque sí le ha obligado a reducir sus "acciones en la calle".
 
Li y Teresa decidieron casarse tras la decisión histórica del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que falló en junio a favor de legalizar las uniones entre personas del mismo sexo en todo el país, y para alentar a otras personas que afrontan las mismas dificultades que ellas en un país tan restrictivo como China. "Por un lado, hemos pasado muchos momentos difíciles juntas, con Li en la cárcel, por ejemplo... Queríamos dar un paso más; y por otro lado, animar al resto de homosexuales a que hagan lo mismo", dice Teresa.
 
Ambas relataron las dificultades para llevar a cabo su boda en China, donde esta unión no está reconocida y además la homosexualidad es vista aún con recelo. "Mi padre se opuso totalmente, mi madre no tanto, pero al final hizo caso a mi padre. La Policía nos llamó varias veces para decirnos que no montáramos un número en público", dice la feminista Li Tingting, quien rechazó la idea de acudir al registro civil a "regalar caramelos" y preguntar si podían casarles ante el miedo a las represalias de las autoridades.
 
"Ahora mismo nadie (del grupo de feministas) se atreve a hacer cosas por la calle. Fuimos arrestadas por eso", recuerda Li, acompañada en su boda por otra de las cinco detenidas por su defensa de la mujer, Wei Tingting, quien por primera vez desde que salió de prisión se atreve a aparecer ante las cámaras. Hablando de forma pausada y midiendo sus palabras, Wei expresa su "felicidad" por haber sido elegida como la presentadora de la boda de Li y Teresa, un papel muy destacado en los casamientos chinos y cuya misión es presentar a la pareja en el banquete y entretener a los invitados.
 
A pesar de que, la situación "no es la mejor" para las feministas en China, Wei asegura que siguen adelante: "El tiempo deja que el miedo se vaya, y esta es una buena ocasión para perderlo". "Yo también estaba muy nerviosa", reconoce por su parte la joven Li Tingting y explica: "En China es así, si quieres llevar una vida no corriente, pagas un gran coste, incluso discutir con tus padres. Pero quién sabe si esto ayudará a que en unos años podamos conseguir lo que otros países como Estados Unidos ya han logrado".


 
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