¿Qué pasaría si los gays actuarán en la vida real como en las apps (internet) de contactos?
La publicidad es lo que tiene. Nos seduce y atrapa con un mensaje que parece hecho a nuestra medida, y encima nos reafirma en quienes queremos o creemos ser. Y todo esto haciéndonos sentir que somos libres para elegir.
Hay campañas que son completamente despreciables por la identificación a la que nos quieren llevar. Sin ir más lejos, todas aquellas que reman en contra de la igualdad entre hombres y mujeres y, que a su manera, contribuyen a esa idea de superioridad y dominio sin la cuál se evitaría en gran medida la violencia de género. Un reflejo perfecto de ese tipo de publicidad sexista es Invictus, de Paco Rabanne (que como comprenderán, desde aquí, no la vamos a linkear).
Otras campañas buscan nuestra identificación con personas e historias que se mueven entre lo divertido, lo socarrón o lo vulgar. La diferencia está en cómo se sienta de tocada la moral (de moralina) del espectador lo que ve. Algo así sucede con la publicidad de una red de contactos para hombres gays –Jack´d– que ha decidido poner a sus usuarios delante de un espejo. En un formato,que lleva a ridiculizar a sus propios clientes, trata de decirles que deben ‘reconducir’ la manera en que entran en contacto unos con otros cuando buscan tener una relación. Todo un ejercicio de outing para decir, sin miramientos ni moralinas, que el servicio que ofrecen será mucho mejor si sus propios clientes se tratan con el mismo respeto con el que se comportan seguramente se comportan en su vida no virtual.
La homosexualidad gana visibilidad, y como era de prever somos un colectivo goloso y deseado por el mundo de la publicidad. Desgraciadamente es normal que para captarnos aparezcan los estereotipos y clichés sobre qué es ser homosexual, al igual que los hay sobre qué es ser hombre y mujer. Estigmas, al fin y al cabo, que sirven para simplificar y ganar dinero fácilmente aunque eso pueda llevar a la ignorancia y la desigualdad.
Lo que nos ha gustado del anuncio de Jack’D es que, precisamente, busca desmarcarse del estereotipo y enseñar, en medio de toda esta novedad de las apps de contactos, que el modo de entrarle al otro no es el de “ir como vaca al tren”. Y que las conductas las marcamos nosotrxs al margen de la orientación sexual (en este caso). Como decía Enrique Anarte:
“Este tipo de aplicaciones han abierto un oasis de libertad y descubrimiento de la propia persona en medio de un desierto de silencio, incomprensión e intolerancia. Y que lo preocupante es la manera en que aprendemos a socializarnos en estos nuevos espacios”
Sin duda, la línea es delgada, sobretodo cuando el propio mensaje lo da quien hace caja para seguir haciendo caja. Pero en esta ocasión, el vídeo tiene algo más que gracia, tiene ‘chicha’.