Terapias de reorientación sexual:
Un capítulo de la historia para dejar atrás
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Quizás nos resulte difícil de creer, o hasta imposible. Pero la presencia de las terapias de reorientación sexual (también conocidas como “terapias reparativas”) atentaron contra una generación entera, buscando lograr el cambio de la orientación sexual de miles de gays y lesbianas, intentando lograr una heterosexualidad sin reparo a la verdadera identidad de los pacientes de psicoanalistas y psiquiatras creyentes de aberrantes y dogmáticas afirmaciones.
A partir de las décadas de 1960 y 1970, miembros de la comunidad psicoanalítica se han basado en creencias tales como que la homosexualidad era un estado no inherente, sino adquirido, debido a relaciones familiares fallidas. Adjudicaban a la homosexualidad la caracterización de un “desorden mental”, una desviación sexual practicada como respuesta a madres absorbentes y a padres ausentes durante la crianza y la primera infancia de los pacientes de terapias.
Tomó muchos años y estudio de casos para que la comunidad comenzara a albergar la noción de que la identidad sexual no es sino una condición innata, aunque aún hay detractores que afirman que la homosexualidad es una conducta adquirida, por lo tanto: un trastorno “solucionable”.
Así, hacia 1991 el Dr. Joseph Nicolosi creó una terapia denominada “terapia reparativa”, es decir, una terapia tendiente hacia la reorientación sexual de individuos, atribuyendo la homosexualidad a un “fallo en la configuración de la identidad sexual”.
Aunque nuestras sociedades hayan cambiado, siguen existiendo en nuestros tiempos grupos y terapias de reorientación sexual: especies de campos de concentración mentales creados con el objetivo de redirigir los deseos sexuales de gays, lesbianas y bisexuales hacia un “comportamiento” heterosexual o, en algunos casos, incluso asexual, tales como Homosexuals Anonymous, Exodus International o Courage International.
Sin embargo, estas terapias no son –por lo general- una actividad obligatoria: a estos grupos asisten personas que buscan reorientar su sexualidad hacia la heterosexualidad, basándose principalmente en nociones religiosas y en una falta de adaptación.
Joe Kort, en su libro “Gay affirmative therapy for the straight clinician”, de hecho comprende las motivaciones tanto de la comunidad psicoanalítica como de los pacientes voluntarios de estos grupos, basándose en el derecho de cada persona a buscar su bienestar. “Para ellos, expresarse como gays o lesbianas significaría un trauma mayor”, afirma, y agrega que el problema de estas terapias es que, a fin de cuentas, no se puede negar la condición sexual innata ni las inclinaciones románticas de la persona, simplemente se puede elegir comportarse, o hablar, o actuar como un ser heterosexual para evitar mayores conflictos de aceptación o de creencias religiosas.
Por tal motivo, desarrolló lo que ha dado en denominar “Terapia Afirmativa”, cuyo objetivo es la información y la toma de conciencia por parte de pacientes y profesionales hacia los detalles y situaciones específicas referidas a la aceptación personal y social de hombres y mujeres homosexuales.
Se trata de la comunicación y de la aplicación de conocimientos psicoanalíticos enfocados hacia los eventos trascendentes en las vidas de los pacientes, en sus diversas situaciones sociales y personales, incluyendo el lidiar contra la homofobia o la aceptación de la propia identidad, entre otros factores que hacen a esta terapia tal y como su nombre lo indica: “afirmativa”.
Este artículo se basa en el libro “Gay affirmative therapy for the straight clinician – The essential guide”. Joe Kort, 2008. W. W. Norton & Company, Inc.