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General: De la marca The Rolling Stones y de un pueblo matungo y obediente
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Réponse  Message 1 de 6 de ce thème 
De: administrador2  (message original) Envoyé: 27/03/2016 18:55
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LLEGARON A DESTIEMPO, PERO LLEGARON
Del odio y el rencor, y de los Rolling Stones
En el concierto en La Habana no estuvimos ni los
exiliados, ni los rockeros contestarios y los opositores al régimen 
      POR ZOÉ VALDÉZ   - ABC  
Allí estuvo el pueblo cubano, tarde, pero que muy tarde, en una cita con The Rolling Stones, mi grupo predilecto, el que oía de manera escondida en mi juventud.

En esta ocasión tampoco pude verlos en vivo en esa Habana donde nací y crecí soterrando, disimulando todo lo bueno, que sólo por ser bueno tenía que ser ilícito, vedado. No estuve en esa cita tardía porque soy una cubana verdaderamente exiliada, mis libros están prohibidos en Cuba, por cualquier parte donde, incluso fuera de Cuba, asomo la cabeza, el régimen castrista trata de tumbármela. Y continúan pretendiendo silenciarme. A eso se han prestado también gran parte de los escritores que viven adocenados al régimen cubano, aunque se empeñen en demostrar lo contrario. Muchos de ellos, cómplices al fin, hablan mal de mi a mis espaldas o sencillamente evitan nombrarme. Lo mismo sucedía y sucedió durante décadas con The Rolling Stones, no existían, de ellos no se hablaba, o se hablaba para mal. En ningún libro ninguno de esos escritores los nombran. Para la gran mayoría de ese pueblo que anoche fue a aplaudirlos y a bailar gratis su música no servía, era la música del “imperialismo yanqui”, del capitalismo “decadente”, por muy ingleses que ellos hubieran nacido. O sea, por todo eso no estuve allí, porque además tampoco me apetece entregarle mi presencia a una dictadura, y menos a la castrista. Entre otras cosas, principalmente para ser libre, me largué de Cuba para oír y ver en vivo a los músicos que he querido, y he pagado con mi dinero por ello, como se hace en el mundo normal. Así ha sido.
  
 The Rolling Stones se negaron a tocar en la Sudáfrica del Apartheid, pero aceptaron hacerlo en el Apartheid castrista. Babalú blog escribió sobre el tema, yo lo reproduje en este blog. Me cuentan mis amigos desde Cuba que por imponerles les impusieron hasta los músicos, un coro más revolucionario que el otro más Papista (por cierto, el Papa intentó prohibir el concierto). Y ellos se dejaron que les impusieran el coro.
 
Tenían que dar el concierto, de patria o muerte.
 
Viendo las imágenes en vídeo de ese pueblo cubano, medio millón dicen unos, trescientos mil aseguran otros; bailando desenfrenados, aunque medio matungos y bastante flojos cuando Mick Jagger se dirigió a la multitud en español, y se refirió a la “prohibición” y los “cambios”, me digo que ahí tuvieron un regalo que no se merecen. Un concierto gratis de los abuelos del rock a un pueblo confabulado durante más de medio siglo con el régimen en contra de esa misma música. Un pueblo que lo mismo apalea que aplaude. Los que en una época se resistieron, que los hubo, fueron a dar con sus huesos a la cárcel o al exilio. Estoy segura que tampoco los que se resistieron pudieron ni quisieron asistir al concierto de anoche en La Habana. Por una simple razón, para ellos -que sí se lo merecen-, el concierto no era gratis. Según he sabido por personas que viajaron a la isla para presenciar el fenómeno, el paquete por persona, con el viaje, el hotel y el concierto incluido costaba tres mil euros, desde Europa, que es lo que yo conozco porque es donde vivo. Gran cantidad de extranjeros pagaron sin embargo para estar en ese concierto (o sea que no todos eran cubanos), aunque puedo imaginar que una parte de los cubanos que viven “quedaditos” en el extranjero hicieron lo mismo, pagaron por asistir. O sea, de gratilandia nada de nada. Y eso, si los consulados cubanos no les negaron la visa de entrada a su propio país.
  
Y claro, como a los cubanos sólo les ha costado más de medio siglo de prohibición, cárceles y exilio para algunos, y para colmo carecen de memoria, ya están reclamando, es más ya están exigiendo, la presencia gratis e inmediata de otros músicos. Como mismo veían las películas robadas por Omnivideo y como mismo vieron las películas de Pedro Almodóvar porque él las regaló al ICAIC, y como mismo han leído, si es que lo han leído, Memorias de Adriano, sin pagarle derechos de autor a Marguerite Yourcenar, que murió y no dejó descendencia. Lo mismo con El Monte de Lydia Cabrera. O sea, todo lo que sea gratis y aprobado o robado por el régimen, ese pueblo tibio, lo recibe eufórico, “disciplinado”, cumpliendo obediente con las orientaciones del Granma. ¿Vio alguien algún cartel reclamando libertad y democracia? Y eso que era el momento de sacarlo.
  
Pero vamos a contestarle a Mick Jagger, que parece se cree eso, sí, cómo no, de que en Cuba están cambiando las cosas sólo porque a ellos los invitaron a tocar gratis (aunque no tan gratis), me cuentan que la televisión extranjera que los filmó pagó dos millones de euros para conseguir el derecho de hacerlo), y ellos más cerca de la Coca-Cola (marca al fin) que de los músicos rebeldes que una vez fueron, allá viajaron y actuaron.
 
Contestémosle entonces: Mientras The Rolling Stones tocaba en Cuba para medio millón de carneros, que asistieron al concierto como mismo asisten a la Plaza de la Revolución a aplaudir al tirano, a otros grupos de rockeros y de opositores la policía política les impidió salir de sus casas. Hubo detenciones, o sea hubo una vez más represión. ¿A eso se le puede llamar cambios? De ninguna manera.
  
El concierto fue “histórico”, se jactan algunos, pero la verdad es que su estancia en la Cuba de los Castro y el concierto mismo frente a un pueblo aletargado empañaron los principios de libertad que ellos han defendido en el pasado con su música y sus abanderadas posiciones políticas. Un pueblo amodorrado, sí, démosle el beneficio de la duda, que como muñecones de cuerda lo mismo batuquean el culo al son de un reggaeton que entran en trance (aclarando por si acaso que lo de ellos no es el rock) y pasan el muerto del pasado a través de sus maltrechos cuerpos y desnutridas mentes. Como dice Blázquez Mijares: “Hasta la escoba de la casa fue al concierto”. Y esta vez obligada, digo yo. ¡P’a lo que sea Rolling Stones, p’a lo que sea! .. Por el momento.. Lo que trajo el barco.
  
  Del odio y el rencor, y de los Rolling Stones  
A aquellos que, fingiendo inocencia, reclaman a los cubanos del exilio que enterremos el odio y el rencor, les respondo que los únicos que han alimentado el odio y el rencor durante 57 años han sido los dictadores y una gran parte de ese pueblo animado y dispuesto a odiar con inquina.
 
¿Han pedido perdón los castristas? Ni lo han hecho ni lo harán.
 
¿Qué fue lo que produjo que en Cuba se prohibieran a los músicos occidentales y los músicos cubanos llamados «decadentes»? El odio y el rencor.
 
Más de cinco décadas después, prohibidos durante todo ese tiempo, losRolling Stones viajan a la isla y dan un concierto. Allí estuvo el pueblo, que lo mismo aplaude que apalea. Allí no estuvimos ni los exiliados amantes del grupo inglés -no quisimos-, ni tampoco los rockeros contestarios y los opositores al régimen -la policía política se lo impidió-.
 
Los que piensan que con la visita de Barack Obama y con la actuación de los Rolling Stones cambiará algo en la isla es porque no conocen o se hacen los que no conocen a los Castro. Nada cambiará mientras estén en el poder. ¿Por qué? Pues porque su odio y su rencor es más fuerte que cualquier gesto político o artístico de libertad y democracia. ¿Pasó algo tras la caída del Muro de Berlín y la visita de los Papas? Nada.
 
Obama no hubiera nunca visitado al Chile de Pinochet ni la Argentina de Videla. Una vez que llegó a Argentina después de pasar por Cuba, se dedicó a homenajear a víctimas de la junta militar y a condenar dictaduras. ¿Cómo, no venía de visitar a una de las dictaduras más crueles del mundo? Lo mismo con los músicos ingleses: se negaron a actuar en la Sudáfrica del Apartheidy por el contrario aceptan hacerlo bajo el Apartheid totalitario que es Cuba.
 
El pueblo cubano, para colmo, tiene poca memoria. Ya de Obama se acuerdan poco, la música estridente de los rockeros emborró sus palabras. Ahora están exigiéndole a occidente más conciertos de otros músicos. Todo gratis. En cuanto la dictadura vuelva a orientarles más odio y rencor, allí irán prestos a odiar revolucionariamente.
                                     ZOÉ VALDÉZ 
                                                              VÍA ABC.es  
 
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Réponse  Message 2 de 6 de ce thème 
De: administrador2 Envoyé: 27/03/2016 19:01
Mick Jagger, a los cubanos:
“Las cosas están cambiando, ¿no?”
 
GettyImages- (1024×671)
The Rolling Stones ponen su sello de rock&roll al deshielo de la isla con un concierto inolvidable
                  Por Pablo De LLano
Media hora antes de que Mick Jagger saliese al escenario con cientos de miles de cubanos eufóricos ante el concierto que selló la apertura cultural de Cuba al mundo y del mundo a Cuba, Edelix Fonseca, profesor de ajedrez de 54 años, bebía ron con café tumbado en el pasto y recordaba: "Cuando yo era un adolescente en los años 70, me gustaba llevar el pelo como nos tocaba a los negros en esa época, como lo llevaron Jimi Hendrix y Angela Davis. Pero en el colegio no lo permitían y yo lo escondía con peinados extraños para mantener el pelo largo". Fonseca fuma una calada de un cigarro y prosigue.

"Yo sufrí eso, y sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de que también tenía que ver con que el sistema nuestro reaccionaba de manera antinatural por todas las presiones a las que estaba sometido el país. Y ahora me alegro, me siento feliz de que llegue este momento en que las cosas empiezan a ser naturales, como siempre debieron ser, y de estar aquí echado en el césped esperando a que aparezcan los Rolling con mi vieja bandera cubana en el morral. Nunca imaginé vivir esto". Sonríe, fuma otra calada, bebe otro trago de ron.

En efecto, a las 20.38, se escuchó: "Ladies and gentlemen, the Rolling Stones!" y el cantante de la lengua más famosa de la historia del rock&roll, junto a sus inseparables compañeros de arrugas Keith Richards, Ronnie Wood y Charlie Watts, apareció ante Cuba para cantarle a una nueva era. Fonseca, el ajedrecista paciente que quería llevar el cabello a lo afro, abrió su mochila, sacó una videocámara analógica de los años noventa y se puso a grabar.

Con el ambiente electrizado en una noche de clima paradisíaco, Jagger saludó con unas cuantas décadas de retraso a sus fieles de la isla, "Hola Habana, ¡buenas noches mi gente de Cuba!", y el pueblo atronó en un grito histórico de satisfacción. Unos minutos más tarde, antes de dedicarle Angiea los "cubanos románticos", antes de hacerles retumbar las tripas con Paint It Black, el vocalista con cintura de lagartija dijo en un español macarrónico: "Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música, pero aquí estamos tocando para ustedes en su linda tierra. Pienso que los tiempos están cambiando. Es verdad, ¿no?".

Entre el público, Henry, habanero de 44 años, disfrutando el show con una camiseta del Reino Unido, refrendaba sus palabras: "Es la verdad. Aunque yo soy de los Beatles te puedo decir que ya me puedo morir tranquilo después de ver en directo a estos hombres. No sé cómo expresártelo. Uno tiene que haber nacido aquí para sentir lo que es esto. Es un sueño, aunque parezca muy sobado decirlo.Solo te puedo responder eso: que es un sueño hecho realidad".

En ese momento Keith Richards estaba cantando un solo de blues, y Edelix Fonseca había cambiado los cigarrillos por un puro que se consumía lentamente al ritmo que marcaba la voz del guitarrista pirata.

En el memorable concierto de cierre de la gira latinoamericana de los Stones, el Olé Tour, de entrada gratuita, los adjetivos no se agotaban en boca de los cubanos que abarrotaron el campo de juegos de la Ciudad Deportiva de La Habana. "Excelente, fascinante, excepcional, único, increíble, genial, cool, inolvidable, traumatizante, impresionante, necesario, ¡de pinga!".

Con la misma energía que hubieran desplegado hace cinco décadas, los intemporales Stones cruzaron su segunda hora de concierto con Brown Sugar, Jagger enarbolando la bandera cubana. Cuando la terminó dijo "Muchas gracias", pero nadie se creía que se fuera sin cantar la canción que toda Cuba quería escuchar. Y aunque así fuera, Ana María de la Rocha, de 60 años, cuya hija se estaría "muriendo de envidia" en Madrid, decía que ya nadie le podía quitar lo bailado. "Con lo que he disfrutado hasta ahora se me ha curado toda la nostalgia de no haber podido verlos nunca en mi vida".

Pero no. No podía ser. A las 22.40, la voz de los Stones preguntó a Cuba si estaba lista para escucharla. Y Cuba estaba lista. En la noche cálida de La Habana, Wood y Richards rasgaron con sus guitarras los míticos, inconfundibles, vibrantes primeros acordes de su himno a la eterna juventud, Satisfaction.

Todos los calificativos quedaron justificados. También estos otros cazados entre la muchedumbre: "Fabuloso, emocionante, hermoso, inesperado, inigualable,wonderful". Otro asistente pidió que en vez de una, se le dejase usar tres palabras: "Nos lo merecemos".

¿Y QUIÉN PAGÓ EL CONCIERTO?
Durante estos días se ha especulado mucho sobre quién ha pagado el concierto gratuito los Rolling Stones en La Habana. Fuentes próximas al Gobierno de Raúl Castro siempre han reiterado que los principales gastos corrían a cargo de la propia banda. No está Cuba para un desembolso que se calcula cercano a los 6,2 millones de euros para cubrir un montaje que ha movilizado a más de 350 personas, decenas de contenedores y un avión.

Al final, la propia banda británica ha dado alguna pista en su web. En ella dice: “Este evento está siendo posible gracias a la beneficencia de la Fundashon Bon Intenshon en nombre de la isla de Curazao. La Fundashon Bon Intenshon inicia y apoya proyectos de caridad internacional en las esferas de la educación, el deporte, la alfabetización cultural, la salud y el turismo, así como otros intentos por mitigar el impacto de la pobreza general”.

Detrás de esa fundación está el empresario Gregory Elias, promotor de un festival de jazz en Curazao y presidente de United Trust, una importante asesoría del paraíso fiscal caribeño.
                                 FUENTE EL PAÍS
 
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Réponse  Message 3 de 6 de ce thème 
De: administrador2 Envoyé: 27/03/2016 19:06
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Los Rolling Stones llegan tarde a Cuba, pero llegan
Para muchos cubanos, es demasiado que en el plazo de una semana hayan coincidido en
La Habana el presidente de la primera potencia mundial y cuatro íconos de la música planetaria.
           Por Iván García Quintero
La buena suerte nunca acompañó a Andrés Cedeño, 54 años, mendigo y alcohólico, que en esta primavera de 2016 hurga en los latones de basura de La Víbora, barrio situado a media hora del centro de La Habana.
  
Tres días antes de que los fabulosos The Rolling Stones ejecutaran su macro concierto en los terrenos de la Ciudad Deportiva, Cedeño registraba en un contenedor en la esquina de Cortina y Santa Catalina. Mientras, un reguero de flores anaranjadas desprendidas de los framboyanes conformaban un tapiz multicolor en el asfalto.
  
Al conocer por un amigo que los Rolling tocarían en Cuba, inevitablemente se acumularon los recuerdos de aquellos tiempos, cuando perseguía las fiestas prohibidas de rock por toda la ciudad y compartía la música de la incombustible banda británica con sus amigos de la calle Carmen, en los alrededores del Preuniversitario de la Víbora.
 
“Ariel ‘Newpear’, Ernesto, Miguelito el Charra, Mario el Negrón, El chino Fernando y Alejandro el Yanqui, nos sentábamos todas las noches debajo del busto de Martí en la entrada del Pre, a tomar alcohol ligado con agua y a charlar de una música que nos llegaba de rebote y bastante tarde. Tres veces la policía me levantó actas de peligrosidad social por ser fan al rock. La mala suerte, la cárcel y el alcohol me han convertido en un guiñapo, sin hijos, sin familia ni futuro”, dice abatido, sentado en el cesped de la Ciudad Deportiva, esperando el inicio del espectáculo.
 
La nostalgia y la buena música de la banda londinense no lo va hacer mejor persona o rescatar de la miseria. Pero dos horas de concierto y el encuentro con viejas amistades que a hurtadillas compartían un disco de vinilo de los Stones, fue un buen pretexto para no faltar a la cita.
 
Para Luis Cino, 59 años, probablemente uno de los mejores periodistas independientes cubanos, el reencuentro con The Rolling Stones es como un sueño inalcanzable convertido en realidad.
 
Cino tuvo que esperar cuarenta y cuatro años, desde aquella tarde lluviosa cuando en un garaje transformado en apartamento, con su pandilla escuchó Exile on Main St, quizás la mejor obra de la extensa discografía de los británicos.
 
“Fueron tiempos muy duros para los amantes del rock y la música de Estados Unidos. Muchos de mis amigos eran detenidos y la policía les cortaba el pelo o estuvieron una temporada en la UMAP, lo más parecido a un campo de concentración fascista. Ahora mismo me recuerdo de Charlie Bravo que vive en Washington, Carlos el Gordo, Mayito el enajenado o Rosita, la pecosa de la Güinera. Debido a la intolerancia y falta de democracia ya no residen en Cuba”, expresa afligido.
 
Cuando arrancó el concierto, Luis Cino rompió a llorar. No se lo podía creer, que estaba a poco menos de cien metros de Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ron Wood. Para los fans al rock de toda la vida, fue un día inolvidable.
 
Anselmo, otro habanero, fue con toda su familia: esposa, dos hijos y el nieto. Desde las once de la noche, extendieron una manta en la hierba y, como si estuvieran en un camping, entre tragos de ron y sandwiches de atún, se reencontraron con miembros de aquella pandilla juvenil que el Estado etiquetó como presuntos delincuentes solo por amar el rock.
 
“Los fines de semana perseguíamos las fiestas clandestinas como un pirata en busca de un tesoro. La mayoría ya no están en Cuba. Había fanáticos incorregibles a los Beatles que no escuchaban a los Rolling. Durante horas, discutíamos la trascendencia de cada banda, como ahora los muchachos hacen con Leo Messi o Cristiano Ronaldo. Pero a pesar de la intolerancia de Fidel Castro, fuimos 'suertudos', porque vivimos la etapa donde convivieron los Beatles y los Rolling Stones”, señala y mira con impaciencia el reloj.
 
Luis Cino asistió con su esposa y un pariente. “Estar aquí es similar a visitar la Meca. Este recital llegó tarde, pero llegó, y ahora lo mejor es disfrutarlo”, apunta el periodista independiente.
 
Diez torres de casi veinte metros sostenían sofisticados equipos de audio. El escenario negro con ribetes de colores brillantes, estaba flanqueado por tres pantallas gigantes. Cuando arrancó la música, a lo bestia, más ruidosos que nunca y con el sello inigualable de sus satánicas majestades, el medio millón de personas presente tuvo el privilegio de disfrutar el mejor sonido acústico jamás escuchado en la Cuba.
 
Estos super abuelos del rock son otra cosa. Una liga diferente que juega al duro y sin guante. Cuando Mick Jagger se muera, habrá que dedicar tiempo y recursos para investigar de qué materia estaba armado su esqueleto.
 
Pocos deportistas profesionales pueden desplegar esa dosis descomunal de potencia física. A unos meses de cumplir 73 años (el próximo 26 de julio) Jagger es un portento.
 
No creo que sean ciertas las historias de que ha inhalado grandes dosis de cocaína y tomado litros de alcohol como si fuesen botellas de agua o de gaseosa. Desde luego, ellos no son santurrones. Pero es difícil explicar ante la ciencia que un cuarteto de septuagenarios drogatas y viciosos, se puedan mantener con una energía tan juvenil.
 
The Rolling Stones abrieron en segunda marcha. Jagger con su pantalón estrecho, pulóver negro y sobretodo de brillo. A la tercera canción ya estaba solo en pulóver.
 
En la quinta balada le recordó al público la etapa donde el rock era prohibido en la isla de los Castro. Y siguió sonando aquella fábrica de hacer música hasta que terminó, rayando las diez y media de la noche con su himno, Satisfaction.
 
Y la gente ni se diga. Se empastaron los amantes del rock, emos, repas y tipos de todas las edades que por primera vez veían y escuchaban a una fábula en vivo. Luces, sonidos y efectos, hasta un dron filmando el concierto.
 
Bienvenidos al capitalismo a lo grande. Para muchos cubanos, es demasiado que en el plazo de una semana hayan coincidido en La Habana el presidente de la primera potencia mundial y cuatro íconos de la música planetaria.
 
Todo un lujo. Algo que no se da todos los días. Y es que los viejos roqueros nunca mueren. Pregúntenle a un señor que se llama Mick Jagger.
               Fuente Noticias Martí 
 
rolling-stones-perform.jpg (636×421)
 
http://www.gabitogrupos.com/Cuba_Eterna/

Réponse  Message 4 de 6 de ce thème 
De: cubanodelmundo Envoyé: 27/03/2016 19:33

 


 
 


Réponse  Message 5 de 6 de ce thème 
De: administrador2 Envoyé: 27/03/2016 19:39
¿Quién ha pagado el concierto de los Stones en La Habana?
 
 
rollingstonesencuba1111.jpg (800×504)
Pasados de moda los abuelos
 The Rolling Stones conquistan en Cuba la última frontera del rock
Una fundación benéfica vinculada a una asesoría financiera con base en el
paraíso fiscal de Curazao ha corrido con los gastos del debut la banda de Jagger y Richards en Cuba
                    Nando Cruz
El quién, el cuándo y el dónde han centrado la atención durante semanas. Los Rolling Stones actuarían en la Ciudad Deportiva de La Habana el 25 de marzo ante una audiencia estimada de medio millón de espectadores. Son los datos que han replicado educadamente las agencias desde que el 29 de febrero se confirmó la noticia. También el cómo: sería un macroconcierto gratuito. Pero esta vez la dimensión de ese cómo va mucho más allá del repertorio interpretado (de 'Jumpin' Jack Flash' a 'Brown sugar', pasando por 'It's only rock'n'roll', 'Paint it black', 'Sympathy for the devil'...) y hasta debería llevarnos a indagar en el verdadero porqué del concierto cubano.
 
Ante tan excepcional acontecimiento, la pregunta no es si sonó '(I can't get no) Satisfaction' o no; que sí, faltaría más. Ante la visita de los Rolling Stones a Cuba la pregunta esencial es: ¿quién ha pagado todo esto?
 
El rock del ingeniero (fiscal)
El gobierno cubano no está para costear un caché astronómico como el de los Stone y aunque estuviera en disposición de hacerlo, cuesta creer que quisiera. Vamos, que Cuba no funciona como el Deutsche Bank, capaz de aflojarcuatro millones de euros como hizo en 2007 para que la banda de Jagger y Richards actuase para seiscientos de sus clientes más selectos en el Museu Nacional d'Art de Catalunya. Los Rolling Stones no salen de casa si no hay mucho, muchísimo dinero de por medio. Y el coste estimado para el concierto de La Habana ronda los siete millones de dólares. Así que...
Según la revista 'Billboard', ni los Stones ni AEG, la empresa que lleva sus giras,obtendrán beneficios del concierto habanero. Sin embargo, la misma fuente habla de un montaje para el que ha habido que desplazar 61 containers, un Boeing 747 y 350 personas. Los promotores se llenan la boca anunciando el concierto como un "abrazo histórico entre el pueblo cubano y la comunidad internacional musical", pero lo cierto es que los Stones lo traen absolutamente todo. Cuba pone el público y los aplausos.
 
Tras este monumental despliegue está la Fundashon Bon Intenshon. No, no es un chiste de Sacha Baron Cohen, sino una fundación benéfica que lo mismo patrocina un equipo de fútbol para niños desfavorecidos que costea un orfanato o monta un festival de jazz con Sting, Ruben Blades, Chic, Stevie Wonder, Juan Luis Guerra, Alicia Keys y quien haga falta. Radicada en la isla de Curazao, parte de las antiguas Antillas Holandesas, la FBI (esas son sus siglas) es un proyecto filantrópico de Gregory Elias cuyas obras benéficas se desarrollan principalmente en la propia isla.
 
United Trust, transparencia y megayates
Elias es, a su vez, el presidente de United Trust, una de las asesorías financieras líderes de este paraíso fiscal caribeño. United Trust se presenta en el mundo de las altas y laberínticas finanzas mediante esta declaración: "Nos sentimos orgullosos de nuestra capacidad para cumplir las leyes que regulan algunas de las situaciones financieras más desafiantes en todo el mundo". Y acto seguido aclaran: "De hecho, las personas de United han ayudado a dar forma a las leyes que regulan el sector de servicios financieros". Es una forma sutil de sugerir a sus clientes que ellos saben cómo ajustarse a la legalidad, puesto que han contribuido a diseñarla. La empresa antillana hace bandera insistentemente de la transparencia, pero lo que no desvela en la web es el nombre de sus clientes.
 
El portal de United Trust es un dechado de transparencia en otros sentidos. Ayuda, por ejemplo, a hacerse una idea de las preocupaciones y necesidades de sus representados. En el artículo 'Hacia la unidad del sector de los superyates' se pregunta "cómo unir el sector de los superyates para crear una situación con mayor igualdad de oportunidades de modo que sea más competitivo". No es lo que se pregunta el 99% de seres humanos en el contexto actual, pero la costa cubana es uno de los tesoros más codiciados por los inversores extranjeros. Cuba será una parada ideal para cruceros y puerto de amarre de yates privados. Solo el Complejo Punta Colorada, proyectado en la provincia de Pinar del Río, tendrá dos puertos deportivos con amarres para 1.400 megayates. Y es que mientras el Papa Francisco, Obama y los Stones promocionaban sus respectivas visitas a Cuba, los expertos estadounidenses en finanzas publicaban artículos como 'Cuatro formas de invertir en Cuba ahora', 'Cinco cosas que debes saber sobre comprar propiedades en Cuba', '25 cosas que cualquier inversor debe saber antes de instalarse en Cuba', 'Siete formas de invertir en Cuba'...
 
Es el tipo de artículos que debe leer Mick Jagger mientras desayuna. Ya en 1971, los Rolling Stones protagonizaron dos hitos para la historia del rock moderno. El primero, grabar el doble disco 'Exile on Main Street' en su nueva residencia en el sur de Francia. El segundo, desviar sus ingresos para esquivar el fisco británico. Aquella empresa pantalla que los convirtió en pioneros de la ingeniería fiscal fue la holandesa Promogroup. Holandesa como lo era la isla de Curazao, hasta que en 2010 se convirtió el territorio autónomo. Holandesa como la universidad en la que estudió Gregory Elias. Holandesa, ya puestos, como la pista que ayudó a la Agencia Tributaria a dar con los 4,6 millones de euros que Oleguer Pujol, hijo del President de la Generalitat Jordi Pujol, había escondido en Curazao.
 
Sex and drugs and evasión
Las letras de los Rolling Stones han sido objeto de incansable estudio en muchas escuelas, pero también deberían serlo sus números. La Habana ha sido la última escala de su gira latinoamericana, pero las fechas anteriores también han tenido su complicación. Se ha hablado durante meses de lo difícil que era que el grupo actuase en La Plata a causa de la debilidad de la moneda argentina. La respuesta del promotor Daniel Grinbank fue puro rock'n'roll: "Hay que hacer una ingeniería financiera distinta". Y se hizo.
 
Tras el despliegue de los Stone está la Fundashon Bon Intenshon, que lo mismo patrocina un equipo de fútbol que costea un orfanato o monta un festival
 
En octubre de 2015, Mick Jagger viajó a Cuba y en cuatro meses se cerró el trato. Inicialmente el concierto iba a celebrarse el domingo 20 de marzo, pero al saber que Barack Obama iba a visitar la isla en esa fecha, el concierto se aplazó cinco días. Para dar suficiente pompa, se anunció como "el primer concierto al aire libre de una banda británica" en suelo cubano. De este modo, nada pueden alegar los Manic Street Preachers, que actuaron en Cuba en 2001, pero dentro del Teatro Karl Marx. Ni Audioslave, que actuaron en 2005 ante 70.000 personas en la tribuna antiimperialista José Martí, pero son estadounidenses. Ni Major Lazer, que reunieron a 450.000 personas el pasado 6 de marzo, porque la banda de Diplo no es de rock.
 
El mundo no necesita más discos de los Stones, pero el contrato con todas las cláusulas y acciones derivadas de su show en Cuba debería caer en manos de alguna universidad; privada, 'of course'. Un pormenorizado análisis del documento daría para un jugoso e intenso master de dos o tres años: 'Ingeniería fiscal, filantrocapitalismo y rock'n'roll en la tercera edad'. Y de regalo, el visionado del histórico show de los Stones en La Habana (histórico es el calificativo más repetido en los titulares), con especial atención a la canción escogida por votación popular para reforzar el set list; nada menos que 'All down the line', del exiliado 'Exile on Main Street'.
 
Dame refugio y dame contactos
Aquel concierto secreto de los Rolling Stones de hace nueve años en el MNAC de Barcelona era la guinda a un curso sobre nuevos productos financieros que organizó el Deutsche Bank y en el que participaron "ejecutivos de Morgan Stanley, Goldman Sachs, JP Morgan, Santander Gestión, BBVA, La Caixa y analistas de Singapur y Hong Kong", según informó 'El Economista'. Ahora que la banda de Sir Mick Jagger se ha convertido en algo más que una máquina de hacer dinero (es un anzuelo cultural alrededor del cual se hace dinero), a saber la de manos que se habrán encajado, la de reuniones que se habrán acordado, la de tratos que se habrán cerrado y la de porcentajes que se habrán apalabrado mientras Jagger, Richards, Watts y Wood tocaban 'Gimme shelter' en la La Habana.
 
Y todo, gracias a la Fundashon Bon Intenshon y a United Trust.
         Fuente El Confidencial
 
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Réponse  Message 6 de 6 de ce thème 
De: cubanet201 Envoyé: 27/03/2016 19:56



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