Los presos políticos que niega Raúl Castro
Las organizaciones en defensa de la libertad de Cuba revelan que hay decenas de personas encarceladas por su oposición al gobierno; la Fundación Nacional Cubano Americana fija en al menos 47 el número de disidentes en prisión.
El régimen castrista sigue empleando la represión como arma para controlar a la sociedad, explican a ABC exprisioneros de la isla.
El exprisionero político Luis Infante muestra su número de preso - M. Trillo
MANUEL TRILLO - ABCEl 23 de septiembre de 2012, agentes de la Seguridad del Estado de Cuba -la policía política del régimen- echaron abajo la puerta de la casa de Osvaldo Rodríguez Acosta, líder del Movimiento Alianza Patriótica en la localidad de Bejucal, en la provincia de Mayabeque, y comenzaron a golpear brutalmente no solo a él como a su esposa y a sus dos hijos, entonces de 25 y 12 años. El motivo era que Rodríguez Acosta se negaba a aceptar una citación policial verbal que consideraba ilegal.
Irónicamente, el resultado del asalto a la vivienda fue que en 2013 fue condenado a nueve años de cárcel por conducta violenta, mientras que a su hijo se le impusieron siete y a su mujer cinco años de trabajos correccionales. Ahora se encuentra cumpliendo su condena en el penal de Combinado del Este.
Por otra parte, el 24 de septiembre del pasado año, un oficial de la contrainteligencia cubana se presentó en el lugar de trabajo de Leudys Reyes Cuza, un vendedor «cuentapropista» de La Habana y miembro del Frente deAcción Cívica Orlando Zapata Tamayo. Se bajó de la moto y comenzó a insultarle, cuestionando la hombría de los activistas, y le propinó un puñetazo. Reyes se defendió y lo tiró al suelo. Al lugar acudieron otros agentes, que lo detuvieron junto a otros opositores al régimen. Ahora se encuentra encarcelado también en Combinado del Este y se enfrenta a una acusación de cinco años de prisión por atentado contra un agente de la Seguridad del Estado.
Estos son solo dos de las decenas de casos de encarcelamiento por motivos políticos en Cuba y que Raúl Castro negó ante el mismísimo Barack Obama, el pasado día 21. Durante la rueda de prensa conjunta en el Palacio de la Revolución, el presidente cubano desafió a un periodista que le preguntó por la cuestión de los presos políticos a que le presentara una lista y aseguró que los liberaría esa misma noche. «¿Qué presos políticos? Dime el nombre», le espetó.
Distintas organizaciones no tardaron en responder publicando listados de personas encarceladas en la isla por su oposición al régimen, como Osvaldo Rodríguez o Leudys Reyes. Las cifras varían, precisamente por la opacidad del gobierno cubano y de estadísticas oficiales. La más conservadora es la de la Fundación Nacional Cubano Americana (CANF, por sus siglas en inglés), que fija en 47 el número de presos políticos, aunque reconoce que pueden ser más, ya que en ella solo figuran los que ellos mismos han podido documentar.La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional eleva la cifra hasta unos 80.
El encargado de difundir la lista de la CANF fue Adolfo Fernández, un miembro de esta fundación que sabe de lo que habla, ya que él mismo fue preso político durante siete años y medio, entre la llamada Primavera Negra de 2003 y el año 2010. En su caso fue condenado por publicar informaciones y opiniones críticas con el régimen castrista en distintos medios de comunicación.
Según asegura a ABC, permaneció encarcelado «en condiciones de hacinamiento y junto a presos comunes», entre los que había «gente peligrosísima». Finalmente salió de prisión gracias al acuerdo al que llegó el gobierno socialista español con Cuba para que una serie de presos pudieran salir del país, algo que reconoce que fue «un chantaje» y que en realidad significaba «cambiar la prisión por el destierro».
En la actualidad, explica Fernández, el perfil de los presos políticos cubanos es el de «activistas que pertenecen a alguna organización opositora, que se reúnen y tienen un plan de lucha cívica, no violenta», que compara con la de Martin Luther King Jr. en defensa de los derechos de los negros en EE.UU. Además, son condenados en juicios sin garantías, en los que «los testigos están siempre en contra», indica.
Las autoridades castristas emplean «una serie de figuras que utilizan para sacarlos de la circulación», acusándolos de enemigos de la patria o de alterar el orden público, cuando en realidad se trata únicamente de «gente pacífica,llevada a prisión por su actividad política contraria al régimen». Por ejemplo, señala, si alguien denuncia que existe escasez o que no se limpian las calles, «le acusan de querer que siga el bloqueo», el término con el que el gobierno cubano se refiere al embargo económico estadounidense a la isla.
Además de la falta de libertad política, la situación económica en Cuba es «terrible», señala, con grandes carencias y «una crisis permanente». «¿Cómo vas a permitir que tu pueblo pase por eso?», plantea.
A pesar de que la represión por parte del gobierno cubano sobre la sociedad ha ido evolucionando con el tiempo, como también los métodos de oposición, las detenciones arbitrarias y los encarcelamientos se mantienen como parte del control que el régimen ejerce para controlar a la población.
El preso 34028
Luis Infante es uno de los prisioneros históricos del anticastrismo que sufrió condena en el penal de Isla de Pinos, todo un símbolo de la lucha contra el régimen comunista de la isla en los primeros tras la revolución. Infante, ahora de 72 años, ingresó en prisión a los 19 y aún conserva en su muñeca una pulsera con su número de preso, 34028, de la que dice sentirse «orgulloso». «Al darme cuenta de que la revolución que había triunfado en el 59 estaba derivando hacia el comunismo, comencé a conspirar con el fin de que no se instaurara una tiranía en mi país», motivo por el que fue condenado a 20 años de cárcel, de los que cumplió 16, explica a este diario en la llamada Casa del Preso de Miami, sede del Presidio Político Histórico Cubano (PPHC), organización de la que es miembro y de la que fue presidente.
En Isla de Pinos, como el resto de encarcelados, sufrió torturas, desde los trabajos forzados hasta aislamiento, pasando por malos tratos, «golpizas» y falta de alimentos. Solo por aquella prisión pasaron más de 5.000 presos políticos hasta su desmantelamiento en 1967, asegura Infante, pero añade que en toda la isla «ha habido siempre miles de presos, cientos de miles», aunque admite que no se puede concretar una cifra exacta, porque «en Cuba, siendo un país totalitario, no hay acceso a las estadísticas, y son estadísticas del régimen, no son independientes, que se puedan confrontar».
Las paredes de la Casa del Preso están cubiertas por centenares de nombres y fotografías de «mártires», combatientes por la libertad en la isla que murieron a manos del castrismo. Según Infante, hay documentados más de 5.000 ejecutados. Solo en la conspiración cívico-militar del 30 de agosto de 1962, «casi en una noche hubo 400 y pico fusilados en toda la isla».
En la actualidad, asegura que el régimen mantiene el control de la sociedad por medio de la represión y el terror, aunque aquellas condenas a 15, 20 o 30 años que se solían imponer «ya no le conviene». «Además, nosotros combatíamos de otra manera» y los opositores actuales «son pacíficos», explica. Pero en la actualidad se sigue ejerciendo «acoso» e «intimidación», como haciendo «que los hijos no puedan ir a la escuela o que pierdas el trabajo». A su juicio, «terrorismo de Estado no solo es que el Estado llegue y empiece a ejecutar personas para sembrar el terror. Terror también es llegar a las tres de la mañana y que digan que viene a registrar tu hogar, que el opositor pregunte con qué orden, que digan que viene en camino y la orden nunca llega», asegura. O le paran a uno por la calle, los meten en coches no identificados y los sueltas en lugares distantes, señala. «Existe una arbitrariedad tremenda», denuncia.
El efecto Obama
La reciente visita de Obama, que muchos exiliados criticaron antes de producirse, ha servido al menos para que el pueblo cubano escuche a través de sus televisores palabras sobre libertad y democracia que ningún presidente extranjero les había hecho llegar hasta ahora, según coinciden Luis Infante y Adolfo Fernández. «En lo que no estamos de acuerdo es en todas estas concesiones que se han hecho a la tiranía castrista sin verdaderamente exigir con relación al pueblo de Cuba» a cambio, señala Infante. «Como luchador -explica-, confío en que el pueblo de Cuba tome conciencia». En su opinión, «las palabras del presidente no son para derrocar al gobierno este ni para hacer los cambios que hace falta en Cuba. Eso lo tienen que hacer los cubanos». En esa misma línea, Fernández cree que el discurso de Obama ha tenido un efecto positivo para que «el pueblo cubano se dé cuenta de que la solución no viene de fuera».
47 el número de disidentes en prisión