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Un embajador gay se niega a
vivir en el clóset en República Dominicana
Wally Brewster, el embajador de Estados Unidos en República Domicana, a la derecha,con su
esposo Bob Satawake, en su residencia en Santo Domingo. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Por Ernesto Londoño / The New York Times Al poco tiempo de haber llegado a República Dominicana en noviembre de 2013, Wally Brewster, el embajador de Estados Unidos, recibió un consejo del nuncio en Santo Domingo.
“Si mantienes tu vida privada tras las paredes de tu embajada, te irá bien aquí”, le dijo Jude Thaddeus Okolo, el embajador del Vaticano. Con eso quiso sugerir que para ser un diplomático exitoso, sería sensato mantener a su marido, Bob Satawake, fuera de vista porque en República Dominicana aún imperan prejuicios contra las personas homosexuales.
No siguieron su consejo. Brewster y Satawake, que son pareja desde hace más de 20 años, han vivido su vida en Santo Domingo abiertamente y con orgullo, lo que ha incitado un intenso debate en la isla. La pareja le ha dado aliento al movimiento de derechos de minorías sexuales en el país y ha escandalizado a los líderes de la Iglesia católica.
Los ataques contra Brewster, un empresario de Chicago que ayudó a recolectar contribuciones para la campaña de reelección del Presidente Obama, comenzaron a los pocos días que la Casa Blanca anunciara su nominación para el cargo. Durante una conferencia de prensa en junio de 2013, el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, manifestó su indignación por que un “maricón” fuera el representante de Washington en la isla. Monseñor Pablo Cedano, otro líder religioso, predijo que los dominicanos harían sufrir tanto a Brewster que no duraría mucho tiempo.
Fue curioso que los líderes de la iglesia lanzarán un ataque personal precisamente durante esa época. Unas semanas después de la conferencia de prensa, el antiguo nuncio en Santo Domingo fue destituido de su cargo discretamente luego de que sus superiores se enteraran que había sobornado a niños pobres para tener relaciones sexuales. Ese caso se sumó a las denuncias de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes en República Dominicana.
Brewster nunca contempló rechazar el nombramiento. “Conocíamos la calidez de la gente”, dijo en una entrevista. “También sabíamos que este es un lugar donde tenemos la oportunidad de impulsar causas de derechos humanos”.
A los pocos días de instalarse, Brewster y Satawake —quienes han participado activamente en la lucha por igualdad de la comunidad gay en Estados Unidos— se reunieron con un grupo pequeño de activistas en su residencia en Santo Domingo. En ese entonces, los escasos recursos con los que contaban los grupos de activismo gay provenían de iniciativas para combatir el VIH. Dichas organizaciones no tenían ni siquiera estrategias para abogar por cambios legales y sociales.
La embajada comenzó a financiar las actividades de algunos de estos grupos como parte de la iniciativa del Departamento de Estado para promover la igualdad para personas gay y transgénero en todas partes del mundo.
“La llegada del embajador es lo más grande que ha podido pasar”, Marlenne Bennedeck Dumont, una activista transgénero en Santo Domingo, dijo en una entrevista. “Hemos visto que se pueden lograr los cambios y hemos identificado aliados”.
Este año, por primera vez, candidatos abiertamente gay se han lanzado a cargos de elección popular. El mes pasado, la embajada estadounidense ayudó a lanzar una cámara de comercio para personas gay, lesbianas, bisexuales y transgénero. La presencia de Brewster ha propiciado un diálogo nacional sobre prejuicios y tolerancia, según Pablo McKinney, un columnista dominicano.
“En la República Dominicana tú puedes ser gay siempre y cuando no lo asumas y tengas una doble vida”, dijo. “A mí me parece maravilloso el hecho de que este señor haya venido aquí y se tenga que enfrentar esa realidad”.
El tema ha consternado a los jerarcas de la iglesia. En diciembre, luego de que Brewster se pronunciara públicamente sobre el problema de corrupción pública en el país, el cardenal dijo que el embajador, “como esposa que es de un señor”, debía dedicarse a asuntos domésticos. A raíz de ese insulto, el Departamento de Estado protestó formalmente ante el Vaticano.
El gobierno del Presidente Danilo Medina se ha mantenido al margen de la controversia, lo que da la impresión de que el Estado condona la intolerancia. Eso es un grave error para un país que depende enormemente del comercio y turismo estadounidenses. El Vaticano, desgraciadamente, parece no haber hecho nada para mantener en línea a un cardenal cuyos prejuicios y crudeza van en directa contravía del mensaje de tolerancia del Papa Francisco.
Brewster y Satawake dicen que el apoyo que han recibido de los dominicanos de a pie aplaca los insultos. “A mí me han llamado maricón desde que estaba en tercero de primaria”, Satawake dijo en una entrevista. “Yo entiendo lo importante que es proteger a aquellos que no pueden protegerse a sí mismos”. Hace poco, un joven dominicano se acercó tímidamente a Brewster en público y le entregó una tarjeta. En ella había escrito: “No tengo palabras para darte las gracias por estar aquí y darme esperanza de que mi pareja y yo podamos luchar y permanecer juntos”.
The New York Times |
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Cómo el embajador gay de EE.UU. ayuda a combatir la
Homofobia en República Dominicana (y enfada a la Iglesia)
Daniel García Marco BBC"Nos encanta el béisbol". La frase parece perfecta para cualquier embajador de un país extranjero que se presenta en la República Dominicana. Muchos, sin embargo, se fijaron más en la palabra "nos" que en "béisbol".
En el video publicado en la web de la embajada de Estados Unidos en noviembre 2013, James "Wally" Brewster aparecía junto a su marido, Bob Satawake, y al hablar lo hacía, sobre todo, en primera persona del plural. "Los dos estamos muy contentos de poder regresar a nuestro segundo hogar en la República Dominicana", afirmaba.
Fue una forma de avanzar lo que iba a pasar y convertirse en costumbre en su quehacer diplomático: desde entonces, Satawake acompaña a Brewster a casi todos los actos públicos, algo que no gusta a muchos sectores de un país de gran tradición católica y con una fuerte presencia también de los cristianos evangelistas.
Precisamente, el 8 de marzo, un grupo de evangelistas presentó una petición a la Casa Blanca para que el presidente, Barack Obama, retirara al embajador "por promover una agenda LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transexuales) inconsistente con los valores y la tradición de República Dominicana". La iniciativa no alcanzó las 100.000 firmas necesarias para ser siquiera considerada, pero recabó 33.513 apoyos.
"El embajador Brewster involucra a su esposo en actividades oficiales, como la visita a una escuela, lo que causó controversia en los medios por no estar de acuerdo con los valores de la familia dominicana", se leía en la iniciativa.
"Daños morales y éticos" La controversia se produjo el mes pasado por una fotografía en la que se veía Brewster y a su marido en una escuela del país rodeados de alumnos. Un usuario en Facebook criticó que el diplomático estaba "promoviendo la relación gay".
El presidente de la Asociación Dominicana de Profesores, Eduardo Hidalgo, incluso pidió al Ministerio de Educación que prohíba a Brewster visitar más centros educativos.
"Se pasó", dijo Hidalgo, según la Agencia Efe. "Él puede hacer sus actividades, pero con adultos, porque un adulto ya puede diferenciar lo que es conveniente o no", subrayó Hidalgo.
Días después, más polémica. El embajador apoyó la creación de Cámara de Comercio LGBT de la República Dominicana con el apoyo de su contraparte estadounidense y de la USAID, la agencia gubernamental de Estados Unidos para el desarrollo internacional.
Entonces, el portavoz de los diputados del oficialista Partido de la Liberación Dominicana, Elpidio Báez, acusó de nuevo a Brewster de promover "una agenda particular que está generando daños morales y éticos" a la sociedad dominicana.
"Persona non grata" En enero, un grupo de intelectuales y líderes religiosos publicó una carta de protesta contra Brewster y el supuesto plan que tiene Estados Unidos en el país caribeño.
En el texto se expresaba la "más enérgica protesta por el intento del gobierno norteamericano y las Naciones Unidas de crear condiciones adecuadas para depravar moralmente a nuestros adolescentes en las escuelas impartiéndoles clases de sexualidad que tienen como texto básico un manual que invita a los niños y niñas a iniciarse en prácticas homosexuales y lesbianas". El grupo pedía al gobierno de Danilo Medina que declarara a Brewster "persona non grata".
El Ejecutivo dominicano no se pronunció. Tampoco lo hizo tras los ataques que sufrió Brewster por parte de los jerarcas de la Iglesia Católica dominicana.
"Si mantienes tu vida privada tras las paredes de tu embajada, te irá bien aquí", le dijo Jude Thaddeus Okolo, el nuncio del Vaticano, a Brewster, según publicó esta semana el diario The New York Times.
Y en diciembre de 2015, después de que el embajador criticara la corrupción en el país, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez replicó. "Como esposa que es de un señor, que se ocupe de la casa. Eso es lo que tiene que hacer", dijo, según el diario Hoy. El Departamento de Estado presentó entonces una queja formal ante el Vaticano, según The New York Times.
Ya en 2013, López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, había mostrado su disgusto por el hecho de que Estados Unidos eligiera a un "maricón" como representante diplomático.
Antes del nombramiento, también monseñor Pablo Cedano predijo que Brewster no duraría mucho. "Yo tengo la esperanza de que no llegue (al país), porque yo sé que si llega, va a sufrir y tendrá que irse".
Brewster, sin embargo, llegó y continúa. Y como buen diplomático, no entra en las polémicas.
"A mí me han llamado 'maricón' desde que estaba en tercero de primaria", dijo aThe New York Times Satawake, su esposo.
El Departamento de Estado aún no respondió al pedido de BBC Mundo para hablar con Brewster, un empresario de Chicago que ayudó a recaudar fondos para la reelección de Obama en 2012 y reconocido activista por los derechos de la comunidad LGTB.
Un "referente" Pese a las críticas, el embajador cuenta con el apoyo de Washington y también con el de la comunidad LGBT en Dominicana.
"Es un referente, es muy positivo. Va a haber un antes y un después", dijo a BBC Mundo Leonardo Sánchez, de la Red de Voluntarios Amigos Siempre Amigos, organización que lucha por crear un clima social favorable para la población LGTB. Sánchez habla de una "homofobia constitucionalizada" en el país, lo que explica que Brewster sea de alguna manera un transgresor.
"La presencia de una figura como él, con el peso que tiene ser un diplomático, y venir a un país siendo abiertamente homosexual ha detonado una serie de opiniones del sector conservador religioso, que lo ha querido vender como una amenaza a la soberanía nacional. Más absurdo no puede ser", criticó Sánchez las reacciones contrarias al embajador.
El activista destacó el "arrojo" de Brewster para "presentarse en lugares públicos con su pareja" en un país "conservador y con una cultura de discriminación arraigada".
Pese a que Sánchez habla de que en R. Dominicana aún existe una "cultura machista" y que se ve la homosexualidad como algo "aprendido y pecaminoso que puede ser corregido", distingue entre los sectores conservadores y la gente de la calle, mucho más tolerante. Para ello ha sido importante la visibilidad, a la que ha contribuido el embajador estadounidense.
De hecho, a las elecciones al Congreso Nacional en mayo se presenta el primer candidato abiertamente gay, Deivis Ventura. Según Sánchez, el embajador ha ayudado a "crear referentes positivos para los jóvenes homosexuales, que es lo que estos países no tienen".
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