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Zeus y Thais Tous sacan a la venta los recuerdos de Saritísima
Desde hoy pueden adquirirse mil piezas de las casas de Sara Montiel en Madrid y Mallorca
María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández, conocida artísticamente como Sara Montiel
nació en Campo de Criptana,provincia de Ciudad Real, 10 de marzo de 1928 - Muere en Madrid, 8 de abril de 2013
Tres años se han cumplido esta semana de la desaparición de Sara Montiel. La que fuera primera diva del cine español y abrió las fronteras con Hollywood, la mujer que aseguró haber enamorado a hombres tan diferentes como James Dean o el Nobel Severo Ochoa, la cupletista que se fumaba un puro mientras esperaba al hombre de su vida, hoy es un mito para miles de admiradores, pero también una figura a la que no se han rendido los suficientes homenajes.
Durante su larga vida profesional Sara amasó una buena fortuna, especialmente durante su matrimonio con Pepe Tous, con quien adoptó a sus dos hijos, Thais y Zeus. Sin duda, aquellos fueron los años más felices de su vida, cuando cumplió su deseo de convertirse en madre y tuvo a su lado al mejor compañero. Con Tous, la leyenda de Sara no se apagaba, sino que lucía día a día. De hecho, el mallorquín siempre trabajó para que su esposa no perdiera su condición de estrella. Así fue hasta su muerte, dejando a una Sara desconsolada y sin rumbo. Fue entonces cuando se abrieron los capítulos más desagradables de su vida amorosa, cuando luego se casó con el cubano Antonio Hernández, un personaje que jamás contó con el visto bueno de su familia. Entonces se desataron en torno suyo una serie de polémicas que sus hijos intentaron llevar con resignación.
Muebles, joyas y recuerdos Desde su fallecimiento, la familia ha vivido al margen de los medios. Como herederos de su madre, Thais y Zeus se han encargado de asumir un legado en el que había importantes bienes inmuebles, joyas y muchísimos recuerdos personales. Gran parte de su vestuario artístico o de sus galardones y objetos relacionados con la carrera profesional se encuentran en el museo abierto en su memoria en Campo de Criptana.
Desde ahora, además, la joyería Molina Cuevas de Madrid (Hermosilla, 20) pone a la venta todo el mobiliario que tenía tanto en su casa de Palma de Mallorca como en la de la calle Núñez de Balboa de Madrid (las dos ya han sido vendidas), que sus seguidores reconocerán perfectamente por los muchísimos posados que hizo en esos salones donde era imposible dar un paso de lo abigarrados que estaban.
A Sara le gustaba el exceso en todo: en sus maquillajes, en sus vestidos, en sus joyas y, por supuesto, en la decoración. Su marido, Pepe Tous, le inculcó su pasión por el art decó y el art nouveau, por lo que abundan las piezas de estos estilos.
«Hemos intentado imprimir también el carácter de Sara a la hora de colocar y disponer su casa», explica David Cuevas, de la joyería Molina Cuevas. Junto a su socio y marido, Jorge Molina, han adquirido la colección de arte y todos los objetos de decoración de la artista, que a partir de hoy venden al público. Un total de 1.000 piezas en las que hay de todo un poco, desde los cuadros hasta las figuritas que Sara colocaba por todas partes, pasando por piezas tan recordadas de su salón como el famoso comedor chino, con el aparador lacado en rojo; la lámpara art nouveau de guirnaldas o el famoso jarrón chino que siempre salía en las reportajes gráficos.
Otra pieza fundamental era el bargueño antiguo en la entrada de su casa madrileña, adornado con dos lamparas art nouveau. También, recuerdos tan personales como la colección de muñecas antiguas que se encontraba en su dormitorio o la colección de bomboneras y galleteras art decó.
En cuanto a pintura, hay muchos cuadros dedicados por sus autores y diferentes retratos de la diva. «Como pasa con todas las casas, hay objetos de más valor que otros. La diferencia con otras colecciones que compramos es que se trata de un personaje público como fue Sara Montiel, pero es muy normal que los herederos se deshagan de los objetos que han pertenecido a su familia si no los necesitan», añade Cuevas. Por tanto, no estaríamos hablando tanto de una venta por necesidad monetaria, sino por liquidar lo que ya no es necesario.
De 20 a 5.000 euros La horquilla de precios es muy amplia. Hay figuras que rondan los 20 o 30 euros -«esas piezas solemos destinarlas a mercadillos benéficos» -y las más cotizadas podrían alcanzar los 5.000 euros. Entre la pintura hay obras de Eduardo Naranjo, Eugenio Lucas Villamil y Carlos Vázquez. También, una copia de un falsificador reconocido como es Elmyr de Hory.
La familia ha querido que sea en esta joyería donde se liquiden las pertenencias de Sara, dada la estrecha relación que siempre mantuvo con sus propietarios. Hay que recordar que tanto Montiel como Marujita Díaz fueron madrinas de la boda de esta pareja de joyeros en 2012 y que fue también en este establecimiento donde se vendieron algunos recuerdos de Marujita. «Hemos intentado hacer un corta y pega de la casa de Sara en nuestra tienda», comenta Cuevas, que, como experto en este tipo de ventas, es consciente del valor añadido que da saber que cuentan con los objetos que acompañaron a la artista durante casi toda su vida.
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SARA MONTIEL
Sara Montiel (1928-2013) fue, por derecho propio, la gran estrella del 'star system' español. Actriz y cantante, 'Saritísima' triunfó en el Hollywood dorado, mientras edjó en el cine patrio otros personajes memorables como 'La Violetera' Soledad Moreno o aquella diva Maria Luján que cantaba su 'último cuplé'.
Montiel trabajó en medio centenar de películas y gabó casi una treintena de discos. Además de protagonizar sus grandes éxitos en nuestro país, triunfó en el Hollywood dorado bajo el nombre de 'Sarita Montiel', interpretando a su racial Nina en Veracruz, con Gary Cooper y Burt Lancaster-
En España protagonizó uno de los grandes éxitos del cine español 'El último cuplé' (1957), por cuyo 50 aniversario recibió un homenaje en Miami. Pronto se convirtió en todo un mito erótico, una artista que interpretaba seductoras canciones a la estela de un puro: 'Fumando espero', 'Bésame mucho', 'La violetera' o 'Amado mío'.
En la meca del cine americano firmó contratos millonarios para Warner Bross y United Artits, trabajó con directores como Anthony Mann -su primer marido- y enamoró en la pantalla a galanes como Cooper, Lancaster o Charles Bronson.
Además de Mann, su azarosa vida sentimental incluye otros cuatro maridos. Tras cuatro años de matrimonio con Mann (se separó en 1961 y obtuvo la nulidad en 1963), en 1964 se casó con el productor José Vicente Ramírez Olalla y en 1979, tras nueve años de convivencia, contrajo matrimonio con el industrial mallorquín Pepe Tous -el amor de su vida, según la propia Sara, fallecido en 1992 y con el que adoptó dos hijos: Thais y Zeus.
En 1993, ya viuda, se reencontró con el actor italiano Giancarlo Viola, amigo íntimo y acompañante ocasional de sus viajes. Entre medias, se volvió a casar con Tony Hernández, un cubano de entonces 39 años, declarado admirador de la artista y de dudosa reputación. De este atípico personaje se separó en 2003.
Siempre incluía entre sus amores imposibles al premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, al poeta León Felipe, al dramaturgo Miguel Mihura, al cineasta Mario Camus, o incluso a Ernest Hemingway.
Orígenes De origen humilde, María Antonia Abad Fernández nació el 10 de marzo de 1928 en Campo de Criptana (Ciudad Real-La Mancha) y desde sus tiempos de colegiala en un internado de monjas y el colegio en Orihuela (Alicante), ya deseaba cantar y ser actriz.
Muy jovencita la escucharon durante una procesión de Semana Santa de Orihuela unos directivos de la productora Cifesa, que ofrecieron a la entonces Sarita -huérfana de padre- quinientas pesetas mensuales para contribuir a su preparación artística.
Se trasladó con su madre a Madrid y recibió clases de dicción y canto. Allí fue descubierta, con solo 15 años, en un concurso de jóvenes talentos por Vicente Casanova, fundador de la emblemática Cifesa.
En 1944 y junto a su hermano Manuel, debutó con el sobrenombre de María Alejandra de la mano de su primer representante Enrique Herreros, quien después le puso el nombre artístico para 'Te quiero para mí', película de Ladislao Vajda que rodó al lado de Fernando Fernán Gómez.
Siguieron 'Bambú' (1945), de José Luis Sáenz de Heredia, con el que repitió en 'Mariona Rebull' (1946); 'Don Quijote de La Mancha' (1947), de Rafael Gil; 'Locura de amor' (1948) y 'Pequeñeces' (1949), ambos filmes de Juan de Orduña; y 'El capitán Veneno' (1950), de Luis Marquina.
Hollywood En 1950 marchó a México, donde participó en 13 películas y obtuvo un gran éxito con los directores Miguel Delgado ('Cárcel de mujeres', 1951); Emilio Fernández ('Reportaje', 1953); y Juan J. Ortega (su recordada 'Piel canela', 1953, y 'Frente al pecado de ayer/Cuando se quiere de veras', 1954).
EEUU fue su siguiente meta y allí intervino en largometrajes como 'Veracruz'(1954), a las órdenes de Robert Aldrich; 'Senade/Dos pasiones y un amor'(1956), de Anthony Mann; y 'Yuma'(1957), de Samuel Fuller; entre otros.
La artista regresó a España en 1957 para intervenir en 'El último cuplé', la cinta más emblemática de esta manchega con la a que será siempre recordada. Trabajó con directores como Luis César Amadori en 'La violetera' (1958), 'Mi último tango' (1960) y 'Pecado de amor' (1961); Tulio Demicheli en 'Carmen la de Ronda' (1959) y 'La mujer perdida' (1966); Alfonso Balcázar ('La bella Lola', 1962); Rafael Gil en 'La reina del Chantecler' (1963) y 'Samba' (1964); Ladislao Vajda ('La dama de Beirut', 1965); Luis Marquina y Jorge Grau ('Tuset Street', 1968); Mario Camus ('Esa mujer', 1969) o Juan Antonio Bardem ('Varietés', 1971).
A partir de los setenta se volcó en la música. Grabó discos, ofreció sonadas actuaciones en directo ('Bésame mucho', 'Sara y... punto', 'Saritísima', 'Saritízate', 'Sara de La Mancha' o 'Ven al Paralelo'), espectáculos muy ovacionados, con los que recorrió España y América. En EEUU consiguió subirse en el Hall Lincoln Center de Nueva York.
En 2000 presentó su biografía 'Toda una vida' y, dos años más tarde, el volumen 'Vivir es un placer', ambos escritos por Pedro Manuel Villora. Dos años después se estrenó el documental 'Sara, una estrella' (2002), sobre su vida personal y artística.
Pese a ser una de las más longevas estrellas del cine español, Sara Montiel se mantuvo muy activa hasta los últimos meses, sin faltar a fiestas y homenajes.
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