Como una irreverente protesta callejera
el joven desnudo se amordaza
delante de todas las banderas
mientras exhibe su expresión de libertad
esposado y el pubis cubriendo con la suya
razón que inflama a los morbosos
turistas de la política
cuando el infinito con imágenes pregunta
el simple paradero del muchacho
que izó la libertad
desde su seria altura colosal
libidinosamente atando
a cada transeúnte que lo mira
cual stripper de la patria en su
disidente locura amarillista.
Desnudo en pleno Paseo de la Castellana
un César descubrió lo que es del César
(por enésima vez)
y la prensa lo reseña con su agudo
atrevimiento matinal desde Madrid
que nos deja entrever la moraleja
ante un país que se debate
con la marea más alta que lo acecha:
Puede ser que ésta sea otra manera
sensacionalista
de atraer la mirada hacia un sistema
sin derechos que vivimos los cubanos
humanos tan ajenos a esos temas
de la doble moral y la estrategia
que pudo aparecer
cuando hoy apenas
muchos apoyaron al joven activista
con su inspirada idea
y hasta gritaron
DEMOCRACIA EN CUBA
(sin primar orientación o una tendencia)
por sólo ver qué había debajo
sin saber
que detrás de su bandera
no sólo está el patriótico nudista
ni acaso un entonado
exiliado con su emblema
sino el pueblo alzado en pleno:
millones de cubanos que protestan.