Barack Obama explica cómo pasó de apoyar las uniones civiles a
defender el matrimonio igualitario y anima al activismo LGTB a seguir presionando
Por Flick
Más que interesante intervención del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ante 500 líderes juveniles del Reino Unido, durante su visita a este país. Obama respondió de forma abierta a sus preguntas, que él previamente desconocía. Dos momentos tuvieron un especial interés por lo que a la realidad LGTB se refiere: cuando el presidente explicó su cambio de postura ante el matrimonio igualitario y cuando una joven de origen paquistaní salió públicamente del armario como persona que no se acomoda a los roles tradicionales de género (y aprovechó para preguntarle por la ley antiLGTB de Carolina del Norte).
La explicación sobre el matrimonio igualitario tuvo lugar en respuesta a la pregunta de una joven activista que le preguntó qué movimientos sociales habían sido los que más le habían influido a la hora de cambiar sus propias opiniones, y cómo creía que él que estos movimientos debía ejercer presión sobre los líderes políticos para conseguir cambios. El primero de los ejemplos que dio fue precisamente su cambio de posición ante el matrimonio igualitario, del que admitió habían tenido mucho que ver sus hijas pero también la forma elegida por el movimiento LGTB para reivindicarlo:
En los Estados Unidos, lo que ha sido realmente notable es la rapidez con la que el movimiento en favor del matrimonio igualitario cambió el panorama político, los corazones y las mentes y dio lugar finalmente a cambios reales en las leyes. Se trata, probablemente, del conjunto más rápido de cambios que, en términos de movimiento social, yo he vivido. En temas relacionados con los derechos LGTB yo no he necesitado mucha presión. Desde el principio me puse a trabajar para poner fin a la política de Don’t Ask, Don’t Tell, que impedía a los ciudadanos LGTB servir abiertamente en el Ejército. Lo hicimos de una forma muy sistemática. Las políticas relacionadas con el trato a las personas con VIH y sida que podían emigrar a nuestro país, las visitas hospitalarias… Había toda una serie de cosas que estábamos haciendo. Pero sobre el matrimonio igualitario, yo estaba a favor de lo que se denominan uniones civiles. Mi idea era, inicialmente, que denominar matrimonio a esas uniones no era necesario, siempre que las personas tuvieran los mismos derechos, y así se desvinculaban de algunas de las connotaciones religiosas que el matrimonio tenía en la mente de muchos estadounidenses.
Y es ahí es donde creo… Tengo que confesar que mis hijas me influyeron. Y personas a las que yo quería que mantenían relaciones del mismo sexo monógamas me explicaron lo que yo debería haber entendido antes. Que no se trataba simplemente de derechos legales, sino de un sentimiento de estigma; que si lo llamas de forma diferente lo estás haciendo menos valioso a los ojos de la sociedad. Creo que la manera en que la comunidad LGTB describía el matrimonio igualitario no como algo radical, sino acercándose a las personas y diciéndoles que se preocupan por los valores familiares, diciéndoles que ‘si os preocupa lo que la familia significa -estabilidad, compromiso y comunidad-, en realidad esto es una posición bastante conservadora, deberíais estar a favor’. Creo que fue muy inteligente abordar, construir y definir el problema de una forma que atrajera a personas que al principio no estaban de acuerdo.
Pocos minutos después, era la activista Maria Munir la que emocionada se presentaba ante Obama saliendo del armario como persona “no binaria”, que no se acomoda a los roles tradicionales de género. Munir, además, se identificó como de origen paquistaní, con las inevitables “implicaciones culturales” que ello tiene. La joven, en este caso, se interesó por la ley anti-LGTB de Carolina del Norte, y en concreto por la polémica sobre el uso de los baños por personas trans. La activista también denunció que en el propio Reino Unido la ley de Igualdad no reconozca expresamente a las personas no binarias y pedir a al presidente de Estados Unidos y a David Cameron, primer ministro británico, que vayan más allá en lo que se refiere a la aceptación de las personas que no se identifican con los roles tradicionales de género.
“Estoy increíblemente orgulloso de los pasos que has dado al hablar abiertamente sobre tu experiencia e iniciar un movimiento social para cambiar las leyes. Creo que estás siguiendo el camino correcto”, le contestó Obama. Sobre Carolina del Norte, el presidente estadounidense explicó que al tratarse de una ley aprobada por un estado desde el Gobierno federal no es posible derogarla tal cual, y que aunque se pueden aprobar leyes federales que la contrarresten para ello es necesario el apoyo del Congreso. “Y con el Congreso que tengo ahora, es poco probable que suceda”, ironizó el presidente, en alusión al control republicano de Cámara de Representantes y Senado.
Obama, no obstante, insistió en que la administración federal seguirá haciendo todo lo que esté en su mano, y volvió a repetir que que en este tema “las actitudes sociales” habían cambiado a una velocidad inédita. “No parece lo suficientemente rápido para tí, o para las personas que están directamente afectadas, y eso es bueno: no deberías sentirte satisfecha. Hay que mantener la presión. Pero creo que las tendencias, en esta materia, son positivas. Nos movemos en la dirección correcta. En parte debido a jóvenes valientes y activas como tú misma”, concluyó.