Transformistas en
La Habana, bajo la mirada del estadounidense Eric Politzer
Imperio. (FOTOS DE ERIC POLITZER)
"Desde que era una niña me sentí atraída por el lado femenino… Ser transformista es la parte más importante de mi vida. Una vida sin ello, no sería mi propia vida".
Son 120 imágenes; cada una cuenta parte de la historia de un grupo de transformistas cubanas. Acompañan las fotografías frases que acercan a las protagonistas.
En 2012 el fotógrafo estadounidense Eric Politzer realizó su primera visita a Cuba para retratar a las transformistas de La Habana. Seis viajes más tarde ha presentado en la capital de la Isla el libro ¡Out! Las transformistas. Cabarets en La Habana.
Se trata de una edición limitada de solo 300 ejemplares que recoge el resultado de decenas de sesiones de fotos y que además presenta a la comunidad de transformistas de la capital cubana.
Una parte de los retratos que conforman el libro son exhibidos al público en el espacio alternativo Amos, en Centro Habana.
"Queríamos capturar el espíritu y la personalidad de todas. Comenzamos a identificar a las transformistas en diversos cabarets, les hablamos del proyecto e hicimos un primer grupo de imágenes, para un portafolio, para demostrarles la profesionalidad del proyecto y nuestro respeto", explicó el fotógrafo.
Politzer obsequió un ejemplar del libro a Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), para la institución. A juicio del fotógrafo, durante el tiempo de trabajo en el proyecto pudo comprobar los "cambios" que se han producido en Cuba en los últimos años, el espacio que ha ido ganando la comunidad LGBTI en la sociedad y la lucha por el respecto a la diversidad sexual.
"Lo que más ha sorprendido a las personas en el mundo es que en Cuba es posible hacer la transición hacia otro sexo de forma gratis (…) el sistema de salud garantiza la atención; en Estados Unidos es una vergüenza, porque estamos peleando sobre qué baños deberían utilizar", dijo Politzer.
Aunque el fotógrafo cree que Mariela Castro "es la campeona de la comunidad gay y las transformistas", su trabajo recuerda que la discriminación por preferencias sexuales en Cuba sigue siendo una realidad.
Su exposición coincide con la celebración en La Habana de la "Jornada contra la homofobia y la transfobia".
"Creo que las transformistas son apreciadas siempre y cuando se queden en los cabarets. En estos últimos tres años que hice este trabajo en Cuba he visto cómo han sido más aceptadas, en parte gracias al trabajo de Mariela Castro. Pero cuando sales de La Habana la historia es otra, hay una parte de Cuba más conservadora que todavía es peligrosa para las personas evidentemente gays o las transformistas", opinó el artista.
"Pero creo que está cambiando para mejor, eso nos aseguraron también ellas", añadió.
El peligro es real también para miembros de la comunidad LGBT que se oponen al Gobierno o intentan llevar adelante proyectos al margen del estatal CENESEX. A ellos no extiende su protección Mariela Castro, hija de Raúl Castro.
Politzer contó lo que pudo apreciar mientras tomaba las imágenes.
"Al principio solo fotografiamos interiores, así que no había muchas personas. Cuando salimos afuera, a los alrededores de los cabarets, hubo una mezcla de reacciones", señaló.
"Claramente, las personas sabían qué había en los cabarets, pero no habían interactuado con las transformistas. Por primera vez las veían en la calle con sus trajes. Las personas jóvenes quedaron fascinadas, creo que los niños las amaron. Muchas mujeres admiraron el coraje de las transformistas de salir al público y su belleza. En La Habana Vieja salieron a aplaudirlas. Lo apreciaron mucho", relató.
"Con los hombres fue una historia diferente. Algunos gritaron cosas odiosas, amenazas, pero jamás hubo violencia física. Cuando fotografiamos en el Malecón, los conductores tocaban el claxon, pero cuando se daban cuenta de que era una transformista se enfurecían", añadió el fotógrafo.
El proceso de realización de los retratos en sí mismo fue una experiencia para las transformistas en su interacción con el resto de la sociedad, consideró el fotógrafo.
"Creo que las transformistas que participaron en el proyecto desarrollaron confianza. Cuando trabajamos en exteriores se sintieron más cómodas, vieron que podían salir más a menudo como ellas mismas", dijo.
En las fotografías, Imperio, Margot, Chavely, Estrellita, Desiré, entre una veintena de transformistas cubanas, posan en sus hogares, en la cocina; en los camerinos, mientras se preparan para actuar, o modelan en escenas típicamente habaneras. Son las protagonistas de su entorno. Cada imagen, con una estética bien cuidada, recoge las emociones, conflictos y estilos de las transformistas de La Habana.