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General: Represión e impunidad a 27 años de la masacre de Tiananmén
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 05/06/2016 18:00
SE CUMPLEN 27 AÑOS
DE LA MASACRE DE TIANANMÉN 
En China reforzaron las medidas de seguridad para evitar manifestaciones de familiares de víctimas, activistas y sobrevivientes. Organizaciones internacionales pidieron hoy de forma unánime al gobierno chino que admita lo que ocurrió.
  
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Ding Zilin aún llora el asesinato de su hijo.
El aniversario de la masacre de Tiananmen, en China, ha sido ignorado por las autoridades del país, que han limitado a reforzar el operativo de seguridad para evitar que testigos y familiares de las víctimas se reúnan a recordar el episodio que hace 27 años se saldó con la muerte de más de 700 personas, según la Cruz Roja Internacional. Frente al silencio oficial, los familiares de víctimas, activistas y sobrevivientes han intentado reunirse para mantener vivo el recuerdo pero se han topado con las fuerzas de seguridad que desde hace varios días han estado actuando para frenar cualquier conmemoración.
 
En esta ocasión, al menos cinco personas han sido arrestadas en diferentes hechos de recordación de las protestas democráticas y su violenta represión, según la organización Human Rights Watch. Como es tradicional, las autoridades han aumentando el dispositivo de seguridad en la zona con agentes de uniformados y encubiertos. Un fotógrafo de prensa internacional fue parado ayer por policías de uniforme en uno de los controles de seguridad a la entrada de la emblemática plaza de Tiananmen, a donde no lo dejaron pasar, y posteriormente lo obligaron a borrar las imágenes que ya había tomado.
 
Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos han vuelto a pedir de forma unánime al gobierno chino que admita lo que ocurrió y compense a los familiares de las víctimas cuyo número se desconoce (aunque se cifra entre cientos y miles) debido al bloqueo informativo oficial. Este año el acento se ha puesto en cómo, debido al paso inexorable del tiempo, los padres de los muertos van falleciendo sin conseguir que se haga algún tipo de justicia, especialmente un reconocimiento oficial de lo que pasó y una compensación.
 
"Hasta ahora, al menos 41 miembros de nuestro grupo de familiares de víctimas han fallecido. Su mayor lamento es no haber podido ver que se ha hecho justicia", señaló esta semana el grupo Madres de Tiananmen, en un documento divulgado por Human Rights en China. La noche del 3 al 4 de junio de 1989, unidades blindadas y de infantería del ejército chino entraron en la Plaza de Tiananmen y zonas adyacentes para desalojar a los ciudadanos, inicialmente estudiantes pero también trabajadores y profesores, que desde hacía casi siete semanas llevaban protestando en favor de una democratización del gobierno comunista.
 
Esa protesta se dio en el marco de las reformas que estaban teniendo lugar en la antigua Unión Soviética, liderada por Mijail Gorbachov, y los países de Europa central y oriental. Los militares dispararon sobre la multitud en algunas zonas próximas a Tiananmen, especialmente al oeste, mientras se acercaban a la plaza para sellar el acceso. Allí, tras una tensa negociación, los ocupantes accedieron a evacuar el lugar y evitar una nueva matanza. Al ser consultada sobre este aniversario durante una rueda de prensa celebrada ayer, una vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, se refirió a "la agitación política que tuvo lugar en los años 80" en el país, uno de los tantos eufemismos que emplean las autoridades para referirse al tema.
 
"Los hechos han demostrado que el camino al desarrollo que hemos elegido sirve a los intereses fundamentales de China y de su pueblo, y satisface las aspiraciones de toda la nación china", agregó la portavoz, Hua Chunying. "Las autoridades chinas han continuado desde 1989 con su intento de distorsionar y enterrar la verdad, forzando al país a olvidar y a sus generaciones más jóvenes a ignorar la historia", afirmó hoy por su parte Human Rights Watch, quien lamentó la "completa impunidad" que siguen disfrutando de los responsables de la masacre.
 
En Taiwán, la nueva presidenta Tsai Ing-wen, llamó a Beijing a aumentar los derechos políticos y a compartir con China la experiencia de la isla en su camino hacia la democratización. Aún así, Tsai, del independentista Partido Democrático Progresista (PDP) y cuya llegada al poder ha generado inquietud en Beijing, recalcó que no tiene "intención de criticar el sistema político chino". Este aniversario puede ser el último que pase en prisión Miao Deshun, el último preso de Tiananmen, que fue encarcelado por quemar un tanque durante las protestas y cuya puesta en libertad está prevista para octubre próximo, tras poco más de 27 años tras las rejas.
 
Mientras tanto, en Hong Kong está prevista para esta noche la tradicional vigilia con velas en recuerdo a las víctimas de esa represión, para la que la entidad organizadora espera la presencia de unas 100.000 personas. Esta vigilia tendrá, además, otra preocupación añadida: el cierre del museo sobre la matanza de Tiananmen debido a las presiones judiciales que sufrían sus promotores y la inquietud sobre si podrá reabrir en otra localización.
 
*Represión e impunidad a 27 años de la masacre de Tiananmén
Autoridades chinas persiguen a quien intente recordar la fatídica fecha del 4 de junio
 la madrugada del 3 al 4 de junio de 1989, el gobierno chino envió al ejército a poner un muy violento punto final a las jornadas de manifestaciones que estudiantes habían organizado en la plaza de Tiananmén, en Pekín.
 
Este 2016 se cumplen 27 años de ese acto de represión, que desembocó en una campaña ampliada de violencia desproporcionada contra la población local y según diferentes versiones fue en las calles aledañas a la plaza donde murió la mayor cantidad de personas.
 
La organización las Madres de Tiananmén ha calculado que fueron asesinadas unas 202 personas, sin embargo un informe de la época de la Cruz Roja estableció la cifra de asesinados en más de 700, según recuerda el diario español ABC.
 
Precisamente la líder fundadora de las Madres de Tiananmén Ding Zilin, ha sido puesta en arresto domiciliario, según denuncia la organización no gubernamental (ONG) Human Rights Watch (HRW).
 
De hecho, el pasado 1 de junio el New York Times intentó entrevistarla por teléfono y la mujer de 79 años sólo logró informar que no podía ofrecer entrevistas y que “hay gente vigilando mi puerta”.
 
En la masacre perpetrada por el régimen chino murió Jian Jielian, el hijo de Ding de tan sólo 17 años de edad.
 
Ding es sólo una de varias personas activistas chinas que han sido encarceladas o son vigiladas por su activismo para no olvidar y exigir justicia respecto a la masacre. Tal es el caso de la periodista Gao Yu, quien en abril del 2015 fue sentenciada a siete años de prisión por publicar documentos internos del Partido Comunista Chino (PCC) en los que se abogaba por mayor censura.
 
Gao salió de la prisión en noviembre por razones médicas, pero sus movimientos son restringidos y vigilados, además de que no ha recibido la atención médica a la que el Estado se había comprometido. Tampoco puede ganarse la vida, pues se le prohibió escribir.
 
EL ESTILO CHINO
Sophie Richardson, directora para China de HRW, manifestó que las autoridades chinas mantienen “una deuda de justicia y responsabilidad con los sobrevivientes dela masacre y sus familiares”.
 
Añadió que desde 1989 “la represión política no ha eliminado las ansias por lograr libertades básicas y un gobierno que rinda cuentas”, sino que en lugar de ello “sólo ha agravado la falta de legitimidad del Partido”, refiriéndose al PCC.
 
Las manifestaciones de 1989 habían iniciado en el mes de abril y también abarcaron otras ciudades, en mayo el gobierno declaró ley marcial y en la madrugada del 3 al 4 de junio el ejército simplemente abrió fuego sobre los manifestantes.
 
Según recuerda HRW, la violencia militar provocó que muchos ciudadanos atacaran a los vehículos militares. Luego de la masacre, el gobierno desató una persecución a nivel nacional y miles de personas fueron arrestadas bajo cargos como comportamiento “contra revolucionario”, perturbar el orden social o provocar incendios.
 
El gobierno chino nunca ha asumido responsabilidad alguna por la masacre ni ha buscado asentar responsabilidades legales sobre los responsables directos; del mismo modo se ha negado a divulgar información sobre las personas asesinadas, heridas, desaparecidas o detenidas.
             Fuente 
  
  
tiananmmen.jpg (900×450)



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 05/06/2016 18:10
Tiananmén
Tumba de la tesis democratizadora del ‘acercamiento’
Aquella masacre demostró que las dictaduras comunistas con economías mercantilistas son inmunes a la democracia
 
Tank-Tian+An+Men.jpg (1600×1073)
Un estudiante se enfrenta a los tanques chinos
en una manifestación pacífica en la Plaza de Tiananmen        
        
                           Julio M. Shiling  | Miami,  Estados Unidos  | 
1989 fue un año importante. La caída del Muro de Berlín en noviembre fue el emblema que oficializó la extinción virtual del comunismo soviético. Paradójicamente, cinco meses antes en China, el comunismo asiático consolidó su modelo innovador de una economía de mercado mercantilista con un Estado marxista-leninista, a plomo indiscriminado. ¿Cómo se puede racionalizar esta incoherencia histórica abismal? La explicación yace en el formulario político diferente que las democracias aplicaron a estos dos regímenes totalitarios, particularmente los EE. UU., y los frutos divergentes de dichas acciones.
 
Para lidiar con la expansión subversiva de la Unión Soviética, los EE. UU. después de la Segunda Guerra Mundial pusieron en práctica las políticas norteamericanas de Estado conocidas como la Doctrina Truman y la Doctrina Reagan. Ambas constituían una postura de enfrentamiento. La primera se forjó para contener el comunismo soviético. La segunda no se detuvo en la contención y prosiguió a provocar la reversión del marxismo internacional bajo el eje de Moscú. El desplome del imperio soviético que inventó Lenin fue el resultado.
 
Los comunistas chinos, tan crueles y comprometidos con el marxismo-leninismo como los rusos, recibieron otro trato de los EE. UU. a partir del inicio de la década de los 70. La lógica de la discursiva oficial fue que el acercamiento, en lo político, dividiría el orbe socialista y que sería más beneficioso tener a los chinos de su lado. La noción pensada detrás del matrimonio comercial entre China roja y el Occidente democrático (la parte económica de la tesis) fue que el contagio del capitalismo anularía la malignidad del socialismo. La democracia, insistían sus proponentes y defensores, llegaría en unos años.
 
Lo cierto es que los escépticos estaban en minoría al principio. Después de todo, la tesis del acercamiento con su principio de que del entrelazamiento comercial brota la modernidad y con ella una transición inevitable hacia la democracia, había dado resultados sólidos cuando se aplicó a dictaduras autoritarias a través de los 70 y 80. Fueron muchos los que apostaron que dictaduras de corte totalitario no podrían resistir tampoco la tentación racional del mercado (como si el mercado fuera propiedad exclusiva de las democracias) y tendrían que sucumbir ante la fuerza superior del capitalismo. ¡Qué equivocados estuvieron los que creyeron que el modelo económico tiene primacía sobre el político y el ético! Treinta y ocho años de evidencia devastadora han falsificado la aplicabilidad de la política de acercamiento como un agente de cambio democratizador viable. Los pensadores serios que aún apuestan en la capacitación del comunismo asiático (“modelo chino”) en transitar hacia mares democráticos, hoy sólo encuentran la hospitalidad intelectual de un desierto árido y desprestigiado.
 
La muerte de Hu Yaobang, un reformador que favoreció extender las reformas al ámbito político, conllevó a protestas estudiantiles. Éstas iniciaron una corriente que ensalzó las aspiraciones democráticas de todo un pueblo que interpretó la liberalización económica como una luz verde para pedir lo mismo en lo político y lo civil. Las manifestaciones se produjeron en más de cuatrocientas ciudades a través de China. Fue, sin embargo, en la mítica Plaza de Tiananmén donde más se reflejó ese deseo de cambio. Durante las más de siete semanas que duraron las manifestaciones, más de un millón de chinos pasaron y se acamparon en la plaza. La mayoría eran estudiantes y trabajadores. Esto fue la prueba de fuego para el comunismo asiático.
 
Zhao Ziyang fue Primer Ministro del régimen chino (1980-1987), Secretario General del Partido Comunista Chino (“PCCh”) (1987-1989) y uno de los arquitectos del proyecto llamado “socialismo con características chinas” (“modelo chino”). Zhao, un colaborador estrecho de su predecesor a cargo del PCCh, Hu Yaobang,  cayó en desgracia con sus homólogos del Politburó al abogar por reformas que separarían el Partido del Estado (paso fundamental para quebrar el despotismo totalitario) y apoyó los manifestantes contestatarios. Al violar el principio leninista de centralismo democrático, fue separado de su cargo y sentenciado a quince años de cárcel domiciliaria. Deng Xiaoping, dictador máximo de China roja, convenció a la élite reaccionaria y poderosa del PCCh de que sí se podía tener una economía con rasgos capitalistas, sin tener que prescindir de un Estado dictatorial de dominación total. La respuesta del régimen despótico de Pekín fue contundente y bárbaramente cruel.
 
La movilización del titulado Ejército Popular de Liberación (las fuerzas armadas chinas) sobre la Plaza de Tiananmén fue mayor de la que se llevó a cabo durante incidentes bélicos de fronteras con Vietnam, India y la URSS. Estimados conservadores colocan las cifras de las fuerzas represivas en alrededor de 250,000 efectivos, que estaban constituidos en gran medida, por batallones élites y no cuerpos de infantería regulares. Tiraron con tanques y armamentos pesados de guerra, no con alternativas menos letales y más aptas para contener a civiles desarmados.
 
Algunos diplomáticos presentes han estimado que fueron más de mil las víctimas inocentes. Otros, como Pavel Stroilov, un historiador ruso que tuvo acceso a los archivos secretos de Mijaíl Gorbachov, coloca la cifra en más de tres mil. En adición a los asesinados en sangre fría, hubo más de diez mil heridos y otros incontables miles que fueron arrestados, desaparecidos o defenestrados. Otra baja, seminal e incalculable, ha sido la desnaturalización de la ética democrática y la moralidad en el mundo libre a consecuencia de la consolidación del modelo chino.
 
La dictadura comunista china, en su ataque desproporcional e injustificado a la población civil en ese espacio público, fue a la guerra para preservar integralmente su régimen comunista con matices económicos capitalistas. Deng fue claro y no engaño a nadie. Desde el Undécimo Congreso del PCCh en 1978 (cuando se iniciaron las modificaciones económicas), Deng habló de las nuevas adaptaciones que buscaba “integrar” al marxismo con “realidades chinas”, fortaleciendo las fuerzas productivas para mejor promover un orden socialista. Todo el planteamiento del comunismo asiático (modelo chino) fue diseñado para coexistir con la ideología marxista y simplemente desarrollar la capacitación productiva y así impactar sus relaciones, pero todo dentro del contexto ideológico del marxismo. Tomando en cuenta que la meta del dogma marxista es la conclusión de la alienación, Deng no estaba discrepando con Marx, Lenin o Gramsci.
 
Quitando algunos reformadores dentro del PCCh  (hoy desaparecidos o invisibles), los que se han confundido con el modelo chino no han sido los comunistas de Pekín. Los errados han sido los políticos, los intelectuales y los empresarios demócratas (y otros más) que confundieron las reformas económicas con cambios sistémicos. Naturalmente, los intereses mercantiles del Occidente aportaron mucho para que este producto fraudulento Made in China fuera empaquetado para mermar inconsistencias morales de la realidad en China con las expectativas democráticas que prometieron. Esas siete semanas entre abril y junio de 1989 en China, evidenciaron la consolidación del fatídico modelo del neocomunismo que vemos hoy.
 
La Masacre de la Plaza de Tiananmén aquel 4 de junio de 1989, demostró la evidencia de la inmunidad al contagio democrático que dictaduras comunistas con economías mercantilistas poseen. Ahí quedó aplanada, no sólo la esperanza del pueblo chino y la ética democrática del mundo civilizado. También quedó acribillada la tesis de acercamiento con dictaduras totalitarias, con su propuesta de comercio y conciliación, como mecanismo para facilitar la democratización. Los que aún sostienen fe en esta fórmula, lo hacen sin ningún respaldo empírico. ¡Ninguno! Todo lo opuesto. China, Vietnam y Laos, los ejercitantes de este modelo neocomunista, están más fortalecidos que nunca como regímenes dictatoriales. Los cubanos harían bien en tener presente el 4 de junio y la realidad fehaciente e integral de Tiananmén.
 
     Vía                         

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 05/06/2016 18:13

 
   


 
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