Creo que mi papá era gay.
¿Debería decirle a mi mamá?
Creo que mi papá, que murió hace diez años, era gay o prefería a los hombres, pero no tengo ninguna prueba. Mi sospecha apenas se basa en su forma de mirar a la gente, algunas suscripciones a revistas y una conversación.
En la década de los 70, en una visita a casa cuando estaba en la universidad, les confesé a mis papás que yo era homosexual. Esa noche mi papá me reveló que antes de casarse había tenido una relación con un hombre, pero que había buscado ayuda psicológica y “se había curado”. Esperaba que yo hiciera lo mismo. Me dijo: “prométeme que no le vas a decir nada a tu mamá; se le rompería el corazón”. Acepté.
Poco después le pedí que me contara más sobre ese hombre pero él negó todo y empezamos a discutir. Sin embargo, muchos años después, en una breve autobiografía que escribió para sus nietos, mencionó una amistad del colegio de la que “prefería no hablar”.
Aprendió a ser comprensivo con mi sexualidad y a ser amable con mis novios, pero el hecho de que se retractara de su confesión me hizo perder la confianza en él.
¿Estoy obligado a contarle a mi mamá? Me siento incómodo pensando que fui cómplice de mi papá. Pero tal vez él se inventó esa “confesión” para tratar de ayudarme, y al ver que no resultó, abandonó esa estrategia. La única cosa que sí tengo clara es que me decepcionó.
No veo cómo mi historia podría beneficiar a mi mamá, que ahora tiene más de 80 años. Incluso si mi papá vivía con este secreto, no hay forma de saber si rompió su compromiso con ella. Además, es probable que ella sí supiera y haya decidido hacer las paces con ello (aunque si ese fuera el caso, me gustaría que me lo hubiera dicho a mí, su hijo gay). – Anónimo
Primero que todo, no puedes ser culpable de “ocultar la verdad” salvo que realmente seas poseedor de esa verdad. Lo que tienes, me parece, es una corazonada. La sexualidad humana es complicada; un enamoramiento de preparatoria no resuelve la pregunta. En esencia, estás confiando en tu “radar gay”, pero las pruebas demuestran que es muy poco confiable y tal vez hasta menos confiable en el caso de tu padre.
Segundo, prometiste que no le dirías nada a tu madre. Las promesas no dejan de ser válidas solo porque la persona a la que le prometiste algo murió. Tendrías que tener una razón moral de peso para romper tu palabra. La única razón en la que puedo pensar es que a veces la verdad es importante para que una persona entienda su vida. Pero esto nos devuelve a mi primer argumento. No sabes si tu padre fue homosexual.
¿Y si lo hubiera sido? Ya no hay forma de que tus padres se sienten a conversar para que tu madre pueda entender la sexualidad de tu padre o cómo afecta su matrimonio. Muchos hombres de generaciones anteriores mantuvieron matrimonios heterosexuales aunque deseaban a personas de su mismo sexo, y muchos dirían que sus relaciones matrimoniales no se veían afectadas por esos deseos.
En todo caso, si tu madre quisiera hablar contigo sobre la posibilidad de que tu padre fuera homosexual, seguramente ya lo habría hecho.
Kwame Anthony Appiah es profesor de filosofía en la Universidad de Nueva York.
Es el autor de ‘‘Cosmopolitanism’’ and ‘‘The Honor Code: How Moral Revolutions Happen.’’