Vergüenza, luto, tragedia, frustración ... el atentado llevado a cabo en el club Pulse
Estados Unidos ha pedido a Naciones Unidas que se una para proteger al colectivo LGTB y que no se limite a expresar su indignación por el ataque terrorista que tuvo lugar en la madrugada del domingo en una discoteca gay en Orlando, Florida, donde perdieron la vida 50 personas.
La homofobia, un lastre en la ONU
Por Redacción ChuecaVergüenza, luto, tragedia, frustración... el atentado llevado a cabo en el club Pulse ha hecho que el planeta se estremezca. El odio ha vuelto a sacudir el corazón de un país que desde la tragedia del 11-S no había vivido una situación tan angustiosa. Unas horas en las que el odio y el terror han paralizado el latido de una sociedad que tras el shock inicial ha mostrado numerosas señales de solidaridad.
No solo eso, la matanza de Orlando, en la que el terrorista Omar Mateen ha terminado con la vida de 50 personas y ha sumado 54 heridos, ha vuelto a llevar el debate a las instituciones de la necesidad de proteger de una manera más eficaz los derechos de la comunidad LGTB.
La cuestión no está resuelta. Las últimas declaraciones apuntan a que el terrorista era un asiduo del local desde hace tres años y sus contactos cercanos han indicado que se trata de una persona cargada de frustraciones, rencor y violencia. Una explosiva combinación que ha terminado tomando la peor forma.
Las reacciones se han multiplicado. Numerosas personalidades, políticos de todo el mundo (los cuatro principales candidatos a presidir el gobierno de nuestro país mostraron sus condolencias tanto antes del debate de ayer como a través de sus redes sociales), millones de ciudadanos anónimos han mostrado su pesar ante un hecho que solo se puede recibir con consternación.
El debate se ha instalado en la campaña electoral que dirimen Donald Trump y Hillary Clinton. Barack Obama también ha intervenido, ofreciendo una rueda de prensa en la que ha manifestado su más absoluta repulsa de este acto de 'extremismo autóctono'.
Además, desde varias instancias gubernamentales norteamericanas se ha instado a la ONU para que se implique de una manera mucho más activa en la protección de la comunidad LGTB.
"Si ahora mismo estamos unidos en nuestra indignación por el asesinato de tantas personas --que lo estamos-- unámonos en la defensa del derecho universal a la dignidad de todas las personas, independientemente de a quién quieran, no sólo en la condena a los terroristas que les han atacado", ha declarado el embajador de Estados Unidos ante la ONU para Asuntos Políticos Especiales, David Pressman.
Pressman ha señalado que sólo hay una resolución de la Asamblea General de la ONU que haga referencia la orientación sexual y a la identidad de género, una resolución que urge a los estados miembros a proteger el derecho a la vida de todas las personas.
Según el embajador estadounidense, cada año en Naciones Unidas "hay una batalla campal acerca de si es o no es apropiado incluir la orientación sexual de las personas dentro de dicha protección".
La homofobia, un lastre en la ONU
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, que ha condenado los ataques del domingo, lleva años abogando por los derechos de la comunidad LGTB, pero ha tenido que enfrentarse a una férrea oposición por parte de los estados africanos y musulmanes.
En el año 2014, Ban Ki Moon anunció que Naciones Unidas reconocería todos los matrimonios igualitarios entre sus trabajadores. Rusia trató de revocar la medida el año pasado, pero no lo consiguió. La incitativa rusa contaba con el apoyo de más de 43 Estados, entre los que se encontraban Arabia Saudí, China, Irán, Egipto, India y Siria, entre otros.
En Febrero de este mismo año, el grupo africano de la ONU, formado por 54 Estados, la Organización de Cooperación Islámica, formada por 57 Estados y el "Grupo de Amigos de la Familia", formado por 25 países y liderado por Bielorrusia, Egipto y Qatar, protestaron en contra del lanzamiento de varios sellos de la ONU que promovían la igualdad de la comunidad LGTB.
El pasado 17 de mayo, un grupo formado por 51 estados islámicos, bloqueó la entrada a once representantes de organizaciones LGTB a una reunión de la Asamblea General sobre el sida, lo que provocó la condena de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá.
Ahora, la ONU tiene una nueva oportunidad para dar un paso más allá de la mera condena. Un momento en el que resulta necesario abrir un debate que sirva para trazar un camino hacia la igualdad del colectivo LGTB. Un trayecto que está rodeado de lágrimas de las que hay que aprender.