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General: Película VIVA, de contenido gay, es un melodrama más cubano
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 12/02/2016 18:09
Bolero redentor
La trama de esta película no solo tiene todos los atributos del melodrama,
sino que además está narrada con un sentimentalismo lacrimógeno y sin inventiva
 
2016-01-09-1452374985-6789122-Vivamovie.jpg (1600×900)
El actor cubano Héctor Medina en una escena de la película Viva.
           Por Roberto Madrigal, Cincinati | Cuba Encuentro
Dos islas curiosas se cruzan en la realización de este filme. Irlanda pone el dinero, el director, el guionista y el equipo técnico, mientras Cuba se ocupa de los actores, los locales, la música y la trama. El resultado deja mucho que desear.

En Viva, un joven homosexual habanero, que se dedica a la peluquería y a arreglar las pelucas de las drag queens que montan un show en un club gay de La Habana, sueña con convertirse en una estrella de lip synching, como sus clientes. Jesús, que así han llamado con toda intención al protagonista, quien estoicamente siempre está dispuesto a ofrecer más que sus dos mejillas, es un muchacho tímido, que vive solo en un apartamento derruido, en medio de una deteriorada Habana Vieja. Sobrevive malamente entre lo que gana con sus pocos clientes, el trabajo que hace para el club y prostituyéndose con turistas en busca de sexo barato.

Aunque a muchos les parezca increíble, su maltrecho apartamento lo hace un privilegiado en su barrio y se lo presta, a regañadientes, a su amiga Cecilia para que tenga sexo con sus amantes. Su madre murió hace tiempo, a su padre, quien según le cuentan parece haber sido un boxeador famoso, no lo conoce, pues lo abandonó cuando era muy pequeño y está preso por haber matado a alguien en una riña. La única figura paterna que conoce es Mama, el homosexual dueño del club.

Una vez que decide dar el salto de estilista a drag queen cantante, escoge como nombre artístico Viva, que lo saca de repente, cuando confundido al preguntársele que nombre artístico escogerá, su mirada se tropieza con la portada de una revista femenina. En su primera noche rondando a los clientes mientras canta, se le acerca a un hombre mayor que de pronto le suena una trompada en la cara y declara que es el padre que no conoce.

Cuando llega a su casa esa noche, descubre que su padre la ha tomado por asalto etílico y parece querer imponerse como figura paterna a destiempo. Aquí comienza una abrupta relación padre-hijo, llena de vacíos, rencores y malentendidos que no tiene forma de solucionarse bien. Jesús-Viva debe decidirse a asumir su identidad ante su homofóbico padre para que al final, de manera tortuosa, ya que previsiblemente Ángel, el padre, anuncia que lo han dejado salir de la cárcel porque tiene cáncer en los pulmones y su muerte es cercana, todos se acepten como lo que son.

Si todo lo anterior suena a melodrama, es porque lo es. No solamente la trama tiene todos los atributos del género, sino que además está narrada con un sentimentalismo lacrimógeno, sin inventiva y utilizando cuanto cliché ofrece el género. La película llega a su clímax de cursilería en un momento en el cual, borracho por la enfermedad letal de su padre, Jesús-Viva llega al club y tropieza con un extranjero al cual le había robado dinero después de tener sexo y este lo golpea, entonces, tras ser separados, termina doblando, a dúo con Mama, agarrados de las manos y mirándose a los ojos, la canción Como cualquiera interpretada por Annia Linares, una ídolo kitsch de los gays habaneros.

El guion de Mark O’Halloran, quien actuó y escribió Adam & Paul, es espantoso. Su único mérito, es que la película soslaya el tema político con ingeniosidad. No hay teque de ningún lado, lo que se ve es una ciudad desmoralizada, destrozada y sórdida, pero aquí no se ve excepcionalidad. Puede ser cualquier ciudad en cualquier país pobre. Los personajes solo habitan su miseria de forma resignada y personal. Sorprendentemente, los diálogos son bastante naturales y evitan la grandilocuencia, a pesar de que el tono del filme es de gravedad. Se le agradece que no explotó el folclorismo.

Paddy Breathnach, quien ha dirigido películas variopintas y olvidables (Blow Dry, Man About Dog), tiene el único mérito de no regodearse en la miseria arquitectónica y moral que muestra, pero aquí se muestra adepto al dramón plañidero y este cruce de Gun Hill Road con Billy Elliot en el trópico, se mueve a un ritmo más trágico que los boleros que conforman la banda sonora, para terminar con un cursilísimo y superficial final con carácter inspirativo, que culmina con Jesús-Viva interpretando a la Massiel en El amor en directo.

En su papel protagónico, Héctor Medina (Boleto al paraíso, Camionero, El Rey de La Habana), un actor joven que tiene un aire entre retraído y hierático, que aporta a todos sus papeles, está bien mientras resuelve situaciones dramáticas con gestos faciales y corporales. Es carismático, pero le cuesta trabajo realizar las transiciones dramáticas, sobre todo en este filme que exige la expresión repentina de emociones extremas.

Los veteranos Jorge Perugorría, como Ángel, y Luis Alberto García, como Mama, se desempeñan con decoro en unos papeles muy esquemáticos y sin matices, que no les dejan hacer mucho. El resto del elenco sobrelleva sus papeles marginales sin nada destacable pero tampoco nada deplorable. Algunos de los personajes parecen estar caricaturescamente extraídos del reciente y sorpresivo éxito independiente,Tangerine.

La fotografía de Cathal Watters, cuya experiencia es mayormente como fotógrafo de documentales, capta bien la decrepitud de la ciudad a la vez que muestra su belleza ajada. La banda sonora es interesante, porque refleja bien las canciones y las intérpretes populares del ambiente, incluyendo a Blanca Rosa Gil, Gina León, Rosita Fornés y hasta la versión del Ave María de Maggie Carlés.

Increíblemente, Viva llegó a estar entre las nueve finalistas al Oscar para el mejor filme en lengua extranjera, pero fue eliminada antes de llegar a las cinco contendientes. La película fue producida por el actor puertorriqueño Benicio del Toro, quizá entusiasmado por su trabajo como director en el corto que forma parte de 7 Days in Havana, filme en el cual trabajaron también Medina, Perugorría y García.

Viva no pasa de ser un melodrama pobre, con elementos de pancarta de agit-prop, que se mueve entre estereotipos y lugares comunes, para narrar una historia de redención personal, a ritmo de bolero y sin nada nuevo que decir.

Viva (Irlanda/Cuba, 2015). Dirección: Paddy Breathnach. Guion: Mark O’Halloran. Director de Fotografía: Cathal Watters. Con: Héctor Medina, Jorge Perugorría, Luis Alberto García, Laura Alemán y Paula Alí. Disponible en DVD en Kímbara Cinemateca Cubana. Su estreno en Estados Unidos está programado para abril.
  
 
 
 
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 Héctor Medina y Jorge Perugorría, 


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 12/02/2016 18:25
Héctor Medina:
“Se lo debo todo a mi instinto”
 
hector-medina-en-el-cine-es-eso-saber-donde-va-cada-cosa.jpg (680×447)
Entrevista al actor Héctor Medina Valdés.
                   POR RUBENS RIOL
 Héctor Medina es actor de teatro, televisión y cine. Nació en Pinar del Río el 10 de septiembre de 1989. Estudió actuación en la Escuela Nacional de Arte en Cuba. 
  
O Cinema Wynwood estrena el filme Viva (2015), séptimo largometraje de ficción del director irlandés Paddy Breathnach, filmado íntegramente en La Habana con actores cubanos. La cinta fue muy bien acogida por la crítica y el público en la pasada edición del Telluride Film Festival en Colorado, y hasta hace muy poco integraba la lista de los nueve filmes que aspiraban a competir por los premios Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera, aunque no recibiera la esperadanominación. El Nuevo Herald habló con su protagonista, el joven actor cubano Héctor Medina Valdés (Pinar del Río, 1989), de visita ahora en Miami, acerca de la construcción de su personaje y el filme en general. “Jesús, mi personaje,  tiene una historia peculiar. Es un muchacho tímido, que quería luchar y ser alguien, tener una voz en el mundo. Necesitaba alguien que lo amara, que lo escuchara, y al final lo logra”, resumió el actor.
 
El filme relata la difícil relación entre un padre machista, boxeador venido a menos, ex convicto, bastante delicado de salud y su hijo de 18 años, que sobrevive en La Habana de arreglar pelucas en un bar de travestis, hasta que descubre que su verdadera pasión está sobre el escenario, doblando canciones de grandes divas del espectáculo. “Libia Batista, la famosa directora de casting de Cuba, me llamó para que me presentara en esta película, que en aquel momento se llamabaEl amor, como la canción final de la Massiel que interpreta mi personaje”, dice Medina. “Me preparé con mi amigo TonyAlonso [actor], quien ya tenía experiencia como drag queen, y me ayudó  a ensayar algunos boleros. Nos pasamos toda una madrugada tomando tragos y practicando, y al otro día me aceptaron para el papel. De verdad [creo que] crecí con este personaje y con todo el proceso de la película, como compartir con actores cubanos de la talla de Jorge Perugorría o Luis Alberto García”.
 
Medina, graduado de la Escuela Nacional de Arte (ENA), rehusó continuar estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA) para luchar por su carrera en el cine, la cual se inició con el filme Boleto al paraíso (2010) de Gerardo Chijona, consagrándolo como actor joven en otras propuestas comoCamionero (2012), Esther en alguna parte (2013) y La cosa humana (2015), que acaba de estrenarse en Cuba. Pero hay una parte de su trabajo conformado esencialmente por cortometrajes de cine independiente como Vinci (2011) y Una historia con Cristo y Jesús (2014), donde ha interpretado roles de chico suave, amanerado o abiertamente gay. ¿Hay algún interés especial por defender trabajos de esta naturaleza o simplemente los directores comienzan a encasillarte por tu buen desempeño en estos caracteres?
 
“Ciertamente, personajes así con matices femeninos tengo varios; uno de los más recientes fue en El Rey de La Habana (2015) de Agustí Villaronga, donde interpreto a untravesti. Mi madre me decía:  ‘¿pero vas a repetir de nuevo ese personaje?, te va a quedar igual, después la gente va a pensar que eres gay’, cuando yo en realidad pienso que eso no tiene nada que ver. Cada personaje tiene sus circunstancias, su propio mundo y uno tiene que saber calcular”, explica el actor. “Todo esto de crear los personajes radica en aprender a conocerse uno mismo, saber sus límites, sus armas y sus dones, saber hasta dónde llegar. También me basé mucho en la sensibilidad y la osadía de querer hacer algo nuevo, un buen personaje que me planteara retos, que me hiciera madurar como artista y como persona. Vi mucho de eso en Jesús y lo aproveché”.
 
¿Cómo fue la relación con Paddy Breathnach, el director del filme? “Creo que estudió hasta un poco de español para ir a filmar a la isla. Fue bastante exigente e inconforme, y eso me ayudó muchísimo. Siempre me pedía subir un escalón más, me retaba. Hubo momentos en que sólo me decía ‘estás en tu casa, cantas una canción y te mueves’. Confió mucho en mí, en mi instinto. Cuando decían ‘acción’ la cámara me seguía y así salieron muchas escenas, caminando por el Malecón, por la calle Neptuno o Galiano. Sacó cosas de mí que nunca imaginé que salieran”.
 
El tema general de la película es el amor, “el amor que Jesús nunca tuvo, y le llega de la persona que él menos esperaba, su padre. Le llega también a través de Mama, el personaje que interpreta Luis Alberto García. Él logró reclamar su amor y lo consigue. Eso es lo que transforma al personaje y a todos los demás. Por eso es tan coherente la canción del final”, afirma Medina.
 
Este filme que es un canto de optimismo, y de entrega total en medio de condiciones hostiles, es una metáfora de la suerte misma que ha gestionado la película en su recorrido internacional, dándole posibilidades de visibilidad y contacto con el mundo de la industria del cine fuera de Cuba. “Muchos piensan que estoy triste porque el filme no fue nominado a los premios Oscar como esperábamos, pero para mí, haber estado en el Festival de Cine de Telluride y que Meryl Streepnos dijera: ‘¿Ustedes son los actores cubanos de Viva? Vengan, siéntense’, ha sido el mejor regalo. Me he dado cuenta de que la vida es sencilla y todo está en saber que uno puede hacer las cosas”.
 
hector_medina_actor_cubano.jpg (640×559)
 
el Nuevo Herald | elnuevoherald.com

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 12/02/2016 18:57

 
   

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 15/07/2016 16:53
Del cabrón drama y el disfraz
Viva es más que una película de travestis
 
viva-pelicula.jpg (703×363)
  
             Ernesto Santana Zaldívar  |   La Habana, Cuba  |  Cubanet
Al principio de Viva, pasa un tipo por la acera, entre el gentío, con una camiseta verde que dice Ireland. Es un pequeño detalle que puede pasar inadvertido, pero que revela un aspecto de la película: el tono menor, sin estridencia, los detalles que dicen más que las palabras.
 
Porque no es solo que esta película de Paddy Breathnach prescinda de toda rimbombancia y de efectismos, es que muestra cómo hacer buen cine sin muchos más recursos que un guion efectivo y una conducción segura, sin siquiera una historia muy original. Incluso, en apariencia, sin mucha ambición.
 
Sin embargo, Viva es un proyecto muy ambicioso. Para empezar es una película irlandesa que se desarrolla en el corazón de La Habana, y el guion se escribió en el inglés coloquial de Irlanda y luego fue traducido al español, incluso al “cubano” del medio particular de los personajes.
 
Pudiéramos pensar que es otra película de travestis, pero hay que tener en cuenta que empezó a hacerse en 2007, cuando todavía la problemática que va de lo gay a lo transexual no había comenzado a tomar el lugar que tiene hoy en el cine cubano. Además, compárese Viva con Fátima o el Parque de la Fraternidad y se comprenderán mejor los méritos de la primera.
 
Fátima es una película de 2014 de Jorge Perugorría —que trabaja en la irlandesa— con un tema muy semejante, aunque en cuerda de melodrama, con más folclor y cubanerías, y también una actuación excelente del protagonista, Carlos Enrique Almirante.
 
Viva nos cuenta en hora y media lo que acontece en unos meses de la vida de Jesús, un jovencito homosexual que quiere actuar en un espectáculo de travestis que dirige Mamá Renata. Comienza por fin, pero aparece Ángel, su padre machista y alcohólico recién salido de la cárcel y al que Jesús ni recuerda. La relación entre ellos hará el cuerpo del filme.
 
Notables son las actuaciones, sobre todo la del protagonista (Héctor Medina) y la de Mama (Luis Alberto García), pasando por los travestis del show y otros personajes, incluso Ángel, interpretado por Jorge Perugorría, en un papel que por momentos atrapa convincentemente sin que Medina lo devore. La banda sonora no puede ser mejor.
 
Breathnach es un director dublinés de 52 años que ha sido galardonado en importantes festivales internacionales. Aprendió español para hacer Viva —que estuvo entre las nueve finalistas al pasado Oscar para mejor filme extranjero—, y visita nuestro país desde hace años para ver teatro y visitar clubes nocturnos.

En una reciente entrevista, el director habla de las semejanzas entre Cuba y su país: “Para empezar, ambos somos islas y fuimos sujetos a una colonización. Además de la lucha por la liberación de una opresión política; somos pueblos que hemos sufrido. Creo que también compartimos el sentido de aislamiento por nuestra condición geográfica, lo cual nos obliga a siempre tener la mirada más allá de nuestros confines”.
 
También a Breathnach le parece que “la música tiene mucha importancia para ambos países y la usamos como parte indispensable de nuestra historia”. Pero cree que, no obstante, “Cuba es única de muchas maneras, es casi una interrogante, porque a pesar de su condición marginal, es un país muy, muy sofisticado”, y hasta afirma que “la gente es extremadamente culta y civilizada”. Bueno, como dice un personaje del filme, “todavía no vivimos en la selva”.

Aunque hay un sutil aire de tragedia clásica que recorre Viva, que escapa del espíritu “cubano”, y no para mal, el realizador no erró el tiro. Más allá del tema en general y de los personajes en particular, podemos reconocernos en ese mundo visto por ojos extraños. Y no hay concesiones al cubaneo más manido, ni precisó el director del parloteo interminable y emotivo del que tanto abusa nuestro cine pretendiendo describirnos.

“¿Por qué a esta isla le gustará tanto el cabrón drama?”, se pregunta en un momento Mama Renata, pero Breathnach le da al drama lo que es del drama y no abusa del llantén ni de la gritería. Y, encima, queda claro que el filme no está hecho por un español, digamos, ni por un norteamericano. Ni por un Benicio del Toro, aunque sea uno de los productores ejecutivos.

Si bien cada cual puede tener diferente opinión sobre esta producción, son interesantes también algunas cosas que dice el realizador en la citada entrevista, porque se refieren a sus motivaciones más profundas, y estamos ante un director que no gusta de ceñirse a un género específico y complacer expectativas, que prefiere ir a contracorriente de las pautas de cada género.
 
“Algunos tenemos que disfrazarnos para ser nosotros mismos”, afirma Paddy Breathnach, para quien la búsqueda de la propia identidad es vital. Y dice más, refiriéndose a la relación entre vida y muerte en esta pieza: “Hay una responsabilidad entre las generaciones: una tiene que morir y dar paso a la otra; ese es el ciclo natural de las cosas y se tienen que ayudar mutuamente a cumplir su función”.
 
Y entonces llega a lo que quizás sea la clave, sin tanto alboroto: “Creo que en Cuba no desconocen esta necesidad, que puede ser a la vez fruto de grandes frustraciones. Esto queda muy claro en la última escena de la película, donde Mama pone el manto alrededor de los hombros de Héctor. Es casi como una transferencia de poder y eso no deja de ser un proceso agridulce para la «reina»”.
 
Por supuesto, Viva es más que una película de travestis.
Vía Cubanet


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