El desgarrador testimonio de un joven gay que pide
ASILO en España después de ser torturado y amenazado de muerte
Oveja Rosa España es el país número uno en aceptación social de la homosexualidad en el mundo. Por lo que no es extraño que muchas personas LGTB soliciten asilo en nuestro país para huir de la cárcel, la violencia y la muerte, destino frecuente para gais, lesbianas, transexuales y bisexuales en decenas de países.
Hoy tenemos el testimonio de Dmitrii Kupaev, un joven ruso que pide asilo en Barcelona y que quiere compartir su historia.
“Hola. Me llamo Dmitrii Kupaev, soy de Rusia. Soy homosexual y queer. Crecí en la ciudad de Budyonnovsk en el Caucaso Norte, en una de las regiones mas homófobas de Rusia. En el séptimo grado de la escuela viví todos los “encantos” de la homofobia rusa: cuando salí del armario empezó el acoso regular, bullying, amenazas e incluso violencia física.
En la escuela llegué a usar maquillaje brillante y nunca oculté mi identidad de genero ni orientación sexual, y en este sentido, mi vida escolar se convirtió en un infierno. Los maestros han visto todo esto, pero han pretendido que no pasaba nada.
Cuando la atmósfera en la escuela ya se calentó hasta el límite, y mi madre vino a los maestros para pedirles que influyeran en los estudiantes y detuvieran este horror, dijeron que yo mismo provocaba a los estudiantes, provocaba la agresión, por mi apariencia y orientación ‘anormal.
Los rusos no se acostumbran y no aceptan la homosexualidad. Mi ciudad no tiene ninguna organización de derechos humanos, yo no sabia adonde acudir por ayuda. Estaba tan desesperado que empecé a cortarme las manos, tenía pensamientos de suicidio. Los dos últimos años he terminado la escuela estudiando desde casa.
Después de terminar de la escuela el acoso homófobo continuó regularmente una vez mas: en varios ocasiones he sufrido abusos sexuales en las fiestas en mi casa, he sido golpeado con el puño en el ojo, y un martillo de madera sobre todo el cuerpo, dejando muchos hematomas.
Regularmente he vivido casos de discriminación. Por ejemplo, en la peluquería se negaron a atenderme hasta saber mi sexo biológico, cuando llamé un taxi el conductor me vio y se fue, llamé a la empresa para saber que había pasado y me dijeron que el conductor no quería atenderme. Cogí otro taxi y en el camino se burló de mi preguntándome cuándo me había hecho maricón o diciendo qué tal la mierda en el culo. Yo no podía parar este horror.
La policía no solo no me protege, se burlan de mi con palabras homófobas, me ofrecen sexo burlonamente, me dijeron que si no me iba de la ciudad me meterían en una celda con presos que me iban a violar.
A menudo me cambio de ciudades, pero siempre siento la misma homofobia e intolerancia. Dicen que no hay lugar para mi, que soy una amenaza para los niños.
En San Petersburgo fui capturado por un movimiento “Okkupai pedofilyai” cuyo objetivo es atrapar a los homosexuales para burlarse, para golpearlos y subir los vídeos a Internet. Me cogieron de la siguiente manera, a través de un chico que conocí en Internet y con el que tuve una cita. El chico me llevó al parque, donde estaban esperando sus compañeros. Me rodearon por todos los lados, se burlaron y me arrojaron pintura. Me metieron una botella en el ano, me obligaron a beber orina, cuando empezaba a vomitar me golpearon y mearon sobre mi. Lo grabaron todo y me dijeron que si volvían a verme sería peor.
Después de eso volví a mi ciudad, Budyonnovsk, con la esperanza de cambiar la ciudad donde crecí, poner fin a la terrible homofobia, he empezado creando un grupo LGTB en internet, he colocado volantes en la calle, he empezado a escribir versos contra el gobierno y sus políticas homófobas y a favor de la igualdad. Pero otra vez empiezo a recibir amenazas y insultos. En las redes sociales se empezó a formar un grupo para capturarme y matarme a golpes. Decidí abandonar el país, no me siento seguro en un lugar donde la homofobia es parte de la política estatal.
Ahora estoy en Barcelona donde he solicitado asilo. Estoy dedicado activismo en la organización ACATHI . Cuando veo a las parejas homosexuales caminando por la calle, creo que estoy en otro planeta. Que lástima sentir que en Rusia es imposible en este momento”.
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