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De: cubanet20 (Mensaje original) |
Enviado: 26/07/2016 18:46 |
Otro aniversario de una masacre inútil
El 26 de julio de 1953, los deseos de Fidel Castro de derrocar a Batista se convirtieron en una obsesión asesina
Tania Díaz Castro | La Habana | Cubanet
Nunca, ni siquiera cuando a tantos nos deslumbró el triunfo de una Revolución que parecía eliminar todas las injusticias sociales, pude comprender por qué celebrábamos cada año la masacre ocurrida aquel 26 de julio de 1953, donde murieron inútilmente tantos cubanos en unas horas.
El ataque al Cuartel Moncada, en la ciudad de Santiago de Cuba, no se conoce aún en todos sus detalles, a pesar de que se trata de una historia demasiado contada, demasiada repetida durante más de medio siglo.
Resulta interesante la composición social de aquellos que integraron el grupo de asaltantes, carentes sobre todo de una ideología política y vagamente dos de ellos, familiarizados con textos comunistas. De los ciento cincuenta que tomaron parte del ataque, muy pocos eran estudiantes, mientras que la mayoría trabajaba por su cuenta: un relojero, un taxista, un dentista, un comerciante de libros, un deshollinador, tres carpinteros, un carnicero, un vendedor de ostras, dos cocineros y un enfermero.
Pocos eran de las provincias orientales y casi sesenta procedían de La Habana, aunque veinticinco habían nacido en otras provincias. Había una buena mayoría de menores de 21 años y muy pocos pertenecientes a la raza negra.
Señala el historiador Hugh Thomas que ninguno de los asaltantes ¨había estado ligado a Fidel Castro en su época de gangsterismo de la Universidad y ninguno había sido miembro de la UIR (Unión Insurreccional Revolucionaria) o del MSR (Movimiento Socialista Revolucionario), excepto ‘Pata chula’, quien desertó en el último momento¨. Otros trabajaban para empresas norteamericanas, como Santamaría, Montané, etc.
El propósito fundamental de aquella hazaña era -llamémosla así, precisamente hace poco Fidel Castro la consideró innecesaria en aquellos momentos-, capturar una gran cantidad de armas para lograr un levantamiento popular, algo que preconizan las viejas ideas anarquistas y que surgían, sabe Dios por qué, en la mente de Fidel Castro, quien a propósito escogió como bandera los colores rojo y negro del más rancio anarquismo trotskista.
En realidad, aquella llamada ¨generación del centenario¨, tenía como propósito basarse en los ideales de José Martí y el respeto absoluto hacia la Constitución de 1940, un proyecto que en ninguna de sus partes se mencionaba la compra de armamentos caros, para contribuir aún más a la industrializar del país.
El ataque tenía que coincidir con las fiestas santiagueras de ese día. Así muchos soldados y oficiales estarían embriagados de alcohol a las cinco y media de la mañana. Castro se aprovechó del factor sorpresa, pero aún así fracasó. Se trataba de una lucha muy desigual: 135 revolucionarios contra más de mil soldados, mucho mejor armados y entrenados.
Las armas de Castro no pasaban de ser tres rifles norteamericanos, seis viejos Winchester, una ametralladora antigua y fusiles de caza. Todo, según Fidel, incluyendo uniformes de sargentos de Batista que llevaban los asaltantes y transporte, a un costo de veinte mil dólares.
Precisamente por eso, nueve asaltantes se acobardaron, mientras que sólo seis estaban informados del combate. El doctor Muñoz se refirió a eso y dijo que era un crimen engañar a tantos hombres, en una acción que de seguro los llevaría a la muerte.
Mientras el asalto al Cuartel Moncada, como acción de guerra, se conociera al día siguiente como una verdadera masacre, los más destacados comunistas, de fiesta en Santiago de Cuba por esos mismos días, con el objetivo de celebrar el 45 cumpleaños de Blas Roca, su secretario general, eran detenidos y más tarde liberados. Nada sabían de los planes de Fidel. Incluso condenaron públicamente el ataque.
Muchas cosas ocurrieron, que apenas se dicen: la fuga de Fidel, el hecho de haber atropellado con su auto a varios soldados que portaban ametralladoras y por último, escondido durante días en un bosque y descubierto para ser llevado a juicio.
Sus deseos ese día de derrocar al tirano se convirtieron en una obsesión. Tal vez por eso estaba claro en su mente reemplazarlo, hasta convertirse en otro tirano, mucho peor.
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Así celebraron el 26 de julio 2016
Ramón Machado evoca un 26 de julio marcado por "circunstancias complejas"
El anciano vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura.
En total ruptura con el optimismo que suelen derrochar los dirigentes cubanos en cada aniversario del 26 de julio, José Ramón Machado Ventura ha señalado este martes las "circunstancias complejas" que vive actualmente la Isla. El vicepresidente ha evocado, además, las dificultades derivadas de la situación internacional cuya resolución está "fuera del alcance" del Gobierno.
Con las primeras luces del amanecer y a lo largo de una hora y escasos 10 minutos, tuvo lugar en Sancti Spíritus el acto central por el aniversario 63 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. El evento estuvo salpicado por los llamados a la eficiencia y el sacrificio y por las continuas alusiones a la "situación coyuntural", caracterizada por la falta de liquidez que ha obligado a recortar las expectativas de crecimiento económico.
El discurso principal de la jornada recayó en Machado Ventura, como ha ocurrido varios veces a lo largo de la última década. En la primera fila del público se mantuvo el presidente Raúl Castro, quien no intervino públicamente y abandonó el lugar recién concluida la ceremonia.
Las constantes referencias a Fidel Castro y su 90 cumpleaños marcaron también el evento, aunque el expresidente no envió un mensaje para la ocasión y debió ser recordado por sus palabras en el acto del 26 de julio de 1986 que tuvo lugar en territorio espirituano.
De aquel discurso Machado Ventura subrayó las palabras en las que Castro reconocía que los cubanos no han sido "capaces de recalcar e inculcar que el primer deber del revolucionario es el trabajo". El segundo hombre del Partido Comunista enfatizó en que "cumplir el plan" económico "no es sinónimo de satisfacer las necesidades del país ni haber alcanzado las potencialidades existentes" y apeló a las "reservas de eficiencia"que aún quedan por aprovechar.
En respuesta a quienes exigen que se imprima mayor velocidad a las transformaciones económicas y políticas, el vicepresidente advirtió que "se introducirán cuantos cambios sean necesario y al ritmo que decidamos" y aclaró que "ni el más mínimo obedecerá a presiones externas". La afirmación emparenta con lo que se ha constituido en lema del raulismo: "Sin prisa pero sin pausa".
Parte de esas presiones por acelerar las transformaciones en la Isla tienen, según el ortodoxo líder, "el propósito solapado o abierto de desmontar la obra revolucionaria". Subrayó esta mención más adelante cuando hizo referencia a "los enemigos de la patria", sin especificar detalles ni nombres.
Las camisetas de color rojo y las banderitas de papel destacaban esta mañana bajo una enorme escultura de bronce dedicada al patriota independentista Serafín Sánchez, en la plaza del mismo nombre, aunque faltaron los rostros de mandatarios extranjeros y personalidades mundiales que tradicionalmente asisten a estas celebraciones del 26 de julio.
Machado Ventura confirmó que la discusión de los documentos derivados del VII Congreso del Partido Comunista concluirá en septiembre y su aprobación definitiva por el Comité Central tendrá lugar en diciembre. El debate, según explicó, involucró a "cientos de miles de militantes del Partido y de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y representantes de todos los sectores de la sociedad".
Machado Ventura definió el Periodo Especial como una etapa en que "hubo que renunciar temporalmente a buena parte" de las conquistas del proceso, pero evitó compararlo con la situación actual, a pesar de que muchos cubanos temen que vuelva a repetirse en toda su gravedad.
José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Sancti Spíritus, aseguró que "existen en el territorio condiciones para lograr una agricultura más productiva". El funcionario local habló de "las dificultades y afectaciones que se deriven de la situación coyuntural ", en referencia a los recortes económicos y la falta de liquidez que vive el país.
Las menciones al embargo estadounidense no faltaron, aunque a diferencia de otros años Estados Unidos y el "imperialismo yanqui" no estuvieron en el centro del discurso, protagonizado por la necesidad de hacer más eficiente la economía interna.
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Hace nueve años, durante otro
26 de julio, Raúl Castro prometió algo que no ha cumplido
Periódico Adelante donde está publicada la promesa de hace nueve años, hoy incumplida (Foto Alberto Méndez)
HABÍA UNA VEZ UN VASO DE LECHE...
Por Alberto Méndez Castelló | Las Tunas, Cuba | Cubanet
Vestido a la usanza de políticos y hacendados de la Cuba de los años 40 y 50 del pasado siglo, con camisa blanca y sombrero jipijapa, el segundo secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), José Ramón Machado Ventura, pronunció un discurso de 24 minutos en la provincia de Sancti Spíritus en ocasión del 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional.
Machado Ventura citó a Fidel Castro cuando, también en Sancti Spíritus, el 26 de julio de 1986 dijo: “No vale la pena avanzar si no se consolida lo que se ha hecho. No hemos sido capaces de recalcar y de inculcar que el primer deber del revolucionario es el trabajo.”
El general Raúl Castro se encontraba este martes en Sancti Spíritus presidiendo el acto por el 26 de Julio. Aunque no usó los micrófonos para dirigirse a los cubanos —“no tiene nada nuevo que decir”, comentó una mujer—, sus palabras de hace nueve años, las pronunciadas el 26 de julio de 2007 en Camagüey, sí laten de un extremo a otro de la Isla por su connotación y la convocatoria fallida.
Hace nueve años en la Plaza Ignacio Agramonte de Camagüey, el general Raúl Castro dijo: “Hay que borrarse de la mente eso de los siete años, llevamos cincuenta años diciendo que hasta los siete años; hay que producir leche para que se la tome todo el que quiera tomarse un vaso de leche, y hay tierra para producirla aquí”, publicó textualmente lo dicho por el general Castro el semanario Adelante, de Camagüey.
Pero nueve años después de estas palabras del general Castro, todavía en Cuba no hay leche “para que se la tome todo el que quiera tomarse un vaso de leche”, porque, aunque como el dijera, “hay tierra para producirla aquí”, en Cuba la producción de leche es escasa y su comercialización excesivamente cara.
En 2007, cuando el ahora Presidente del Consejo de Estado tocó el tema, una bolsa de 500 gramos de leche en polvo producida en Cuba costaba en las llamadas Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) 2,90 CUC (dólares), ahora cuesta unos centavos menos, pero todavía más de 2 CUC (50 pesos), por lo que con un día de trabajo, un obrero cubano no puede comprar leche en la TRD y sus hijos mayores de siete años todavía no alcanzan a tocar el vaso de leche, aunque el general dijera que “hay que borrarse de la mente eso de los siete años, llevamos cincuenta años diciendo que hasta los siete años”.
Ahora en Cuba se habla de “falta de liquidez”, y en su discurso de este 26 de julio el segundo secretario del PCC Machado Ventura dijo que “al bloqueo económico se suman otras dificultades derivadas de la situación internacional que están fuera de nuestro alcance resolver”.
No parece ser esta la realidad tocante “al vaso de leche”. Según dijo el pasado junio a medios oficiales el director de Ganadería del Ministerio de la Agricultura Aldaín García Rodríguez, Cuba cuenta con más de 100 millones de dólares para beneficiar su ganadería.
Pero según García Rodríguez declaró al periódico Juventud Rebelde, en la ganadería cubana “se ha perdido mucha técnica y se trabaja con mucha rutina, y el desarrollo no admite eso. (…) Ha habido un éxodo considerable en estos años de técnicos, ingenieros, veterinarios y obreros (…) No sólo se trata de que lleguen recursos tan importantes como tractores, silo-cosechadoras, tráileres, brigadas de buldócer y de arreglo de caminos. La disciplina tecnológica es tan importante como los recursos”, dijo el director de Ganadería.
Vestido de general, Raúl Castro dijo en Camagüey hoy hace nueve años que “estamos ante el imperativo de hacer producir más la tierra que está ahí, con tractores o con bueyes”; y vestido como un hacendado, el comandante Machado Ventura dijo en Sancti Spíritus hoy citando a Fidel Castro con palabras de hace 30 años: “Y sólo del trabajo va a salir la riqueza”.
Pero somos tan pobres, que ni cubierto Raúl Castro con gorra de general y Machado Ventura con sombrero jipijapa, en Cuba hay esperanza de “tomarse un vaso de leche”. Ya lo dice el refrán, el hábito no hace al monje.
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