Cuba: entre el periodismo y la propaganda
Denuncia ex corresponsal de la BBC en Cuba graves amenazas contra su familia
“No olvide su condición migratoria, usted no es cubano”, le espetaron
Una dirigente de la Juventud Comunista me confesó ser lectora fiel de Cartas desde Cuba, aclarando que no siempre está de acuerdo con los artículos del sitio. Se sorprendió mucho cuando le digo que yo tampoco estoy de acuerdo con algunos de los textos.
“¿Entonces por qué los publicas?”, me preguntó y mi respuesta fue que incluyo todo lo que considero de interés para los lectores, más allá de cual sea mi punto de vista sobre el asunto e incluso en los casos donde pienso diametralmente diferente.
Marco Rubio, por ejemplo, es una persona con la que no me identifico en nada. Sin embargo, hemos publicado muchas de sus declaraciones y propuestas porque creemos que sus proyectos afectan a los cubanos, tanto a los de aquí como a los emigrados.
Hace unos días escribimos un twitt con la frase “Ni mil manipulaciones de la #prensa nacional pueden impedir q los cubanos vean la realidad tal y como se desarrolla”. Se produjo cierto alboroto en las redes sociales y algunos se radicalizaron.
@FidelistaPorSiempre me amenazó con la expulsión del país: “no olvide su condición migratoria, usted no es cubano”. Como no logró amedrentarme extiende la amenaza a mi familia, al mejor estilo mafioso mencionó el nombre de pila de uno de mis hijos.
Lo paradójico es que la frase que desató las pasiones de los ultras no es mía sino del blog de un periodista de Granma. Cartas desde Cuba reprodujo el texto porque forma parte del debate que se está produciendo en los medios de prensa cubanos.
Al día siguiente, un lector anticastrista nos criticaba porque publicábamos un artículo de opinión del presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Antonio Moltó, donde justifica el trabajo de los medios oficiales y defiende la relación Partido-prensa.
Otros sospechan de oscuras intenciones en un reportaje sobre los que viven en las calles de Miami por no poder pagar un alquiler. El potencial migratorio cubano hacia esa ciudad, es razón más que suficiente para que lo consideremos un tema de interés.
Tras estas incomprensiones se encuentra el concepto de periodismo-propaganda, en el que solo se da difusión a los temas que convienen políticamente, mientras se presiona a los comunicadores para que no critiquen y dejen sin voz a quienes piensan diferente.
Acabo de ver un programa estelar de la TV cubana elogiando los logros de la zafra en una provincia, sin decir ni media palabra sobre el incumplimiento en el resto del país. Es como alabar la fortaleza de una cadena mencionando al único eslabón que no se rompió.
Mientras, una amiga llegada el fin de semana, tras pasarse 15 días en Miami, nos preguntaba muy asustada como está la situación en Cuba porque los canales de esa ciudad hablan de hambre, de apagones y de inminentes sublevaciones populares.
El problema que enfrenta el periodismo cubano –en ambas orillas- va mucho más allá de la censura, se adentra en una concepción que convierte a la prensa en una herramienta para hacer política y a los periodistas en soldados ideológicos afiliados a uno u otro bando.
Tampoco es un problema exclusivamente cubano. Muchos medios de Latinoamérica y España son propiedad de poderosos grupos económicos y son utilizados para acrecentar sus negocios y demonizar a los políticos que los enfrentan.
En EEUU toda la prensa apoyó la guerra contra Irak sabiendo que no existían evidencias de armas de destrucción masiva. The New York Times tuvo la decencia de disculparse públicamente después pero eso no redujo el número de civiles iraquíes muertos.
Sin embargo, el mal de muchos es el consuelo de los tontos. Además Cuba tiene una posición única, cuenta con periodistas de gran talento, todos los medios están en manos del Estado y tanto la población como el gobierno reclaman un cambio en la prensa.
Quienes defienden el actual estado de cosas nos “asustan” diciendo que la alternativa son los medios privados pero es una mentira para “ilegalizar” cualquier iniciativa. La Constitución permite crear medios públicos e incluso cooperativas de periodistas.
Entonces, ¿por qué sigue discutiendo año tras año la Unión de Periodistas sin llegar a nada? ¿Por qué no se dan pasos prácticos? ¿Por qué no se crea una “experiencia piloto” con un medio en concreto? ¿Por qué no dejar que la gente lo financie?.
Encontraríamos millones de cubanos dispuestos a aportar dinero del propio bolsillo para financiar un medio público que cubra sus necesidades informativas, con comunicadores que responda a los lectores y no a un grupito de opacos funcionarios.
En vez de eso, los censores provocan otra de sus guerritas prohibiendo escribir para El Toque, de Radio Nederland, porque “lo financia el enemigo”. Andan tan perdidos que ni siquiera saben que este sitio desaparecerá en un par de meses por falta de fondos.
No se alcanza la verdad persiguiendo periodistas por el ciberespacio, sería más útil crear medios atractivos que ofrezcan libertad editorial y un salario digno, un lugar donde los jóvenes desarrollen un trabajo honrado, del cual puedan sentirse orgullosos.
Los jóvenes de Cuba no ven en los medios de comunicación reflejadas sus vidas, sus sueños y sus frustraciones.