Los extranjeros están acudiendo a probar una cerveza
tradicional llamada ayahuasca que algunos dicen que alivia la angustia psicológica
Asa Barrett, en un centro de ayahuasca en la selva peruana. (Photo Ryan Dube)
¿Es esta poción psicodélica de Perú una cura o una maldición?
Después de sobrevivir a enfrentamientos armados y a una bomba cazabobos en Afganistán, el veterano del ejército estadounidense Asa Barrett intentó con fármacos antidepresivos y terapia para superar la depresión y los ataques de ira. Nada funcionó.
Entonces, al igual que muchos otros extranjeros, Barrett viajó a la selva amazónica de Perú para beber ayahuasca, un sagrado brebaje indígena que tiene siglos de antigüedad y que según algunos científicos occidentales puede ayudar a curar traumas psicológicos.
Durante un reciente ritual de ayahuasca, el ex soldado de 30-años de edad oriundo de Oklahoma yacía sobre un colchón con otros 20 viajeros en el suelo de una choza redonda de madera en un resort remoto cerca de un afluente del río Amazonas. Unos 45 minutos después de beber el oscuro brebaje, empezó a ver colores vibrantes. Después vomitó en un cubo de plástico, una reacción habitual a la ingesta de ayahuasca.
Barrett reconoce que no le pareció terapéutico. Pero también describió haber tenido visiones de Afganistán mientras un chamán entonaba cánticos espirituales llamados en quechua “icaros”. Recuerda haber visto agujeros de bala en una pared, una mujer afgana muerta y el momento en que un artefacto explosivo casero casi lo mata. Vio a su pequeña base militar en la región montañosa de la frontera entre Afganistán y Pakistán. Oyó una voz fuerte y luego vio una ráfaga de luz.
“Era como si estuviera simplemente dejando que todo saliera de mí”, dijo Barrett. “Me sentí bien por primera vez en mucho tiempo”.
Los científicos han venido estudiado durante mucho tiempo las plantas de la Amazonía con una variedad de propiedades medicinales. Algunas funcionan como anestésicos, otras pueden tratar infecciones o detener hemorragias. Ahora los científicos están empezando a estudiar la ayahuasca, un potente alucinógeno conocido localmente como “la viña del alma”, que los extranjeros están probando con cada vez más frecuencia.
Los científicos dicen que la ayahuasca, que es legal en Perú y países vecinos, activa partes del cerebro que hacen posible el recordar memorias profundas, incrementando la conciencia de sí mismo y ofreciendo una posibilidad de reexaminar experiencias traumáticas del pasado. Sus defensores dicen que puede proveer a sus consumidores con una guía espiritual y personal. Otros reportan que les permite superar traumas que la terapia convencional y los antidepresivos no han curado.
Sin embargo, algunos científicos y usuarios advierten que la ayahuasca puede ser peligrosa. Mezclada con otros medicamentos, como los antidepresivos, puede ser fatal, y debe ser evitada por aquellos que son bipolares o sufren de esquizofrenia, ya que puede desencadenar episodios psicóticos. En 2012, un joven de California murió después de tomar ayahuasca en Perú. Y el año pasado un turista canadiense mató a un británico durante un ritual nocturno que las autoridades locales todavía están investigando.
Ayahuasca
La poción se hace hirviendo un pedazo de liana selvática llamada Banisteriopsis caapi con hojas de un arbusto que contiene dimetiltriptamina, o DMT, una substancia psicodélica que es ilegal en EE.UU. Puede causar convulsiones y, en altas dosis, comas y paros respiratorios, dijo Mike Colston, un capitán de la armada de EE.UU. que dirige una agencia del Departamento de Defensa que investiga problemas psicológicos y lesiones cerebrales. Las alucinaciones causadas por la ayahuasca pueden ser tan traumáticas que pueden empeorar el trastorno de estrés postraumático y otras condiciones médicas, advirtió Colston.
En Perú, el arribo de extranjeros deseosos de probar la sustancia ha estimulado la aparición de organizaciones que ofrecen tratamientos con ayahuasca. Según los lugareños, algunas de estas, que no están reguladas por el Estado, son oportunistas y emplean chamanes falsos. La sustancia tampoco está regulada por el gobierno peruano.
Los defensores de la ayahuasca dicen que tiene propiedades poderosas. Jeffrey Hill, de 38 años de edad, un superintendente de construcción de Chicago, dijo que alivió su depresión. Julieta Wilkerson, de 41 años, que vive en Texas, dijo que ayudó a curar sus migrañas, que ella cree estaban relacionadas con el abuso infantil. Jaylene Johnston, de 53 años de edad, de Oklahoma, dijo que luego de tomar el brebaje tuvo visiones de su difunto esposo que le permitieron superar el trauma de su muerte y comprometerse plenamente con su cónyuge actual. “Transformó las relaciones que tengo en este momento”, dijo.
Las historias pueden parecer surrealistas, pero han alimentado un creciente interés de los investigadores occidentales, en medio de un resurgimiento más amplio de estudios sobre el uso terapéutico de drogas psicodélicas.
La Asociación Multidisciplinar para Estudios Psicodélicos, una entidad con sede en California que ha financiado a investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de Pensilvania, planea apoyar este año un estudio de la ayahuasca en Perú para personas con trastorno de estrés post-traumático. También espera obtener la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos para un estudio de la ayahuasca en EE.UU.
Jessica Nielson, la neurocientífica de la Universidad de California en San Francisco que dirige el estudio, se interesó en la poción después de haberla probado ella misma. Esto fue después de un divorcio difícil y de tener dudas acerca de su trayectoria profesional. En Perú, vio cómo ayudó a tres veteranos militares.
“Sólo ver su transformación me inspiró”, dijo, aunque advirtió que la investigación sobre la ayahuasca está en su infancia. “Necesitamos obtener más datos para entender la seguridad [de la sustancia], cuáles son los límites y para quién es apropiada”, dijo.
Otros científicos tienen la esperanza de poder entender las propiedades de la sustancia.Charles Grob, un psiquiatra de Harbor-UCLA Medical Center que estudió el uso de la ayahuasca en una iglesia en Brasil, dice que podría ayudar a tratar las adicciones. Jordi Riba, un farmacólogo en el Instituto Sant Pau de Investigación Biomédica de Barcelona, dice que la ayahuasca puede ayudar a aliviar la depresión.
Debido a que la experiencia puede ser aterradora, ambos expertos hicieron hincapié en la importancia de consumir el brebaje en un entorno seguro. Después de probar la ayahuasca en Perú, A. J. Bullock, sargento del ejército de 30 años de edad, que sirvió en Afganistán, describió haber tenido alucinaciones horripilantes, como estar encadenado y confrontado por demonios. Se sentía paranoico, dijo, y consideró volverse a casa antes de terminar el proceso. En su último ritual, sin embargo, dijo haber experimentado un “cambio radical en la imagen de mí mismo”. Aun así, duda en recomendar la experiencia.
“No sé si mucha gente sería capaz de pasar por ella sin volverse locos o al menos más afectados que ayudados por ella “, dijo.
A pesar de los riesgos, los extranjeros están convergiendo en Iquitos, una ciudad de 500.000 habitantes en el noreste del Amazonas de Perú, y pagan hasta US$2.500 a la semana para beber el elixir. Carmen Rojas, directora de la oficina de turismo local, dice que hay al menos 22 centros de alojamiento certificados dentro de la selva que ofrecen ayahuasca. Pero operadores turísticos locales dicen que hay un centenar de centros de ayahuasca a lo largo de casi 100 kilómetros de carretera. Se estima que al menos 80.000 personas al año llegan a Iquitos para probar la ayahuasca.
Uno de estos operadores, PulseTours, dice que sus clientes son principalmente estadounidenses y canadienses, pero que también de países más lejanos como Australia, China, Rusia y Kazajstán.
Algunos viejos defensores de la ayahuasca lamentan la reciente afluencia de dólares del turismo en Iquique, afirmando que esto ha corrompido el ritual y puesto a algunos extranjeros en situación de riesgo, en las manos de personas inescrupulosas que explotan esta floreciente industria.
“La gente es demasiado descuidada sobre todo esto”, dijo Howard Lawler, un hombre de 68 años oriundo de Kentucky que dirige Spirit Quest Shamanic Sanctuary, uno de los centros de ayahuasca de más larga data aquí. La ayahuasca “nunca debe tomarse para fines recreativos. Es un medicamento muy serio”.