Es la primera empresa de su tipo en poder facilitar equipos, personal y
logística a quienes vayan a filmar o realizar programas de TV para el mercado de EEUU e internacional
Filmando en La Habana Vieja
Firma de EEUU brinda servicios para filmaciones en Cuba
Una firma estadounidense que brinda servicios para la producción cinematográfica y televisiva acaba de instalarse en Cuba. Tanto el hecho en sí como la composición de la empresa y sus objetivos son un indicador de los nuevos tiempos que corren por la Isla
Cuba International Network (CIN) se convirtió recientemente en la primera empresa estadounidense autorizada para establecerse en Cuba y brindar equipos y personal para apoyar la producción de programas de televisión y la filmación de videos para el consumo en los mercados de Estados Unidos y el resto del mundo, informa PRNewswire.
Se trata de la primera instalación de su tipo con la capacidad de ofrecer la imprescindible capacidad tecnológica y los servicios necesarios que hagan posible en Cuba la elaboración de un producto acorde a los estándares de la industria existente en EEUU.
CIN, con presencia en Miami y La Habana, así como en Jamaica, trabajará con socios locales y brindará instalaciones, servicios y seguridad para personas y equipos en Cuba. Desde unidades móviles con multicámaras, equipadas para la transmisión, hasta asistencia para la aprobación de proyectos, aspectos relacionados con los derechos y las medidas logísticas. De acuerdo a CIN, cuenta con la capacidad para brindar apoyo a cualquier proyecto de cualquier tamaño y en cualquier locación en la Isla y la región.
“El potencial de Cuba como un destino para el cine y la trasmisión de programas se halla entre los que causan mayor entusiasmo en el mundo actual, aunque el reto es contar con la capacidad necesaria en el suelo cubano. Ese es el problema que le resolvemos a nuestros clientes”, explica Barry Pasternak, director ejecutivo (CEO) de CIN.
"Cuba añade una nueva y completa dimensión para la industria cinematográfica y televisiva a la hora de brindar un contenido auténtico desde un país que lleva a cabo una excitante transición cultural y económica en una ubicación”, enfatiza Pasternak.
Más allá del “comercial” del CEO de Cuba International Network —que imaginamos con una imagen de palmeras con Carmen Miranda al fondo y música de Xavier Cugat (sí no son cubanos, pero que importa)— hay al menos tres aspectos que valen la pena destacar.
Uno es el hecho de que el Gobierno de La Habana admite su incapacidad para brindar los medios adecuados para este tipo de productos. Es decir, el Instituto del Arte y la Industria Cinematográficos (ICACIC) y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) pasan a un segundo o tercer plano, al menos en lo que respecta a la producción y el mercado internacional. En el caso del ICAIC, se puede incluso poner en duda la necesidad de su existencia en la Cuba actual.
El segundo es que las razones comerciales —el reconocimiento implícito de la ausencia en la Isla de la tecnología adecuada y la decisión de permitir que sea suministrada desde el exterior— se colocan por delante de cualquier otra y lo que prima es buscar facilitarle a las compañías extranjeras que vengan a filmar o a realizar programas en Cuba. En este caso la economía se impone por encima de la ideología. No quiere decir esto falta de control político sino abandono a ser faro en todo momento y guía ideológica: ya no más “seremos como el Che”.
El tercer aspecto guarda relación con una primera mirada, por supuesto superficial, a quienes integran el equipo de CIN según su página web.
Uno de los miembros de ese equipo es Osvaldo Cárdenas, que se especifica “ocupó elevadas posiciones en el Gobierno de Cuba, entre ellas la de embajador en Surinam” y quien en la actualidad reside en Jamaica, “donde fundó una compañía para realizar negocios en Cuba y desarrollar relaciones comerciales en Cuba y otras zonas del Caribe”.
El detenerse en la figura de este ejecutivo solo intenta señalar un ejemplo de esa transformación de funcionario a consultor y empresario que cada vez más ocurre en la situación cubana, y donde el historial dentro del régimen de La Habana incluso actúa como carta de presentación. El país transita esta vía, “sin prisas pero sin pausas”, más allá de los discursos y las celebraciones.