Mayito, un muchacho “diferente”
Mayito siempre fue un muchacho serio, muy serio. Cuando estudiaba, su vida era de la escuela a la casa y de la casa a la escuela. En el barrio todos lo querían por seriecito y educado. Cuándo comenzó a trabajar, vivía entre el trabajo y su casa. Mayito era un joven muy bien parecido, nunca había tenido novia, era muy serio y formal, decían sus padres.
Al lado de su casa vivía Chela, una mujer que cuidaba de su madre y siempre tenia la mano y el gesto dispuestos para ayudar y dar alientos. Chela queria a Mayito como si fuera su hijo, siempre le repetía.
-No olvides que conmigo puedes contar siempre. Siempre voy a estar de tu lado.
Mayito bajaba la vista y respondía.
– Yo sé tía, yo sé.
Chela era un poco adivina, de esas mujeres que te miran a los ojos y desnudan tu alma. Para ella el alma de Mayito no tenía secretos y queria ganarse su confianza. Sabía que tendría que enfrentarse a una lucha y trataba de ser el escudo y sostén que lo defendiera y apoyara.
La mamá de Mayito vivía orgullosa de él, era su macho, su hombrecito. Un dia que llegó del trabajo, corrio a abrazarlo fuerte mientra le decía.
– Mi macho lindo.
La hermana de Mayito que estaba en la sala lo miró con desprecio mientra decía.
-¿Tu macho?
Chela que estaba sentada en la sala alcanzo a oírla. La tomó del brazo y se la llevo para el cuarto.
-Ese es tu hermano y tienes que quererlo, respetarlo y apoyarlo.
-¿Mi hermano? Ese es un maricón de mierda. Mima y papi estan ciegos, pero yo sé que es maricón .
– Tu hermano, es un hombre de bien, un buen hijo, un buen trabajador, es un muchacho excelente. Deberías estar orgullosa de tener un hermano asi. Su preferencia sexual no lo hace mejor, ni peor persona, solo diferente. Sabes, algun día la vida te demostrará lo equivocada que estas, él será en quien tendras que apoyarte y te arrepentirás de haberlo despreciado. Coño que no entiendes que ustedes son hermanos y tienes que apoyarlo, ¿Que quieres, que se mate porque le gusten los hombres? No es una elección que él hizo. Tú puedes elegir apoyarlo o despreciarlo, él no tuvo elección, nació asi, pero por eso no es menos hombre que nadie. Se puede ser maricón como tú dices y tener unos cojones enormes. Ayúdalo, antes de que la vida te exija cuentas.
Yamila la miró desafiante mientras balbuceaba.
-No, él no es mi hermano.
Yamila salio del cuarto, no quería seguir escuchando a Chela.
Los padres de Mayito seguían ignorándolo todo. Muchas veces las personas creen que mientras no aceptan los hechos, estos no se convierten en realidad, cierran los ojos y creen que nada ha ocurrido.
Pasaron los meses. Mayito y un compañero de trabajo se hicieron muy amigos. Salían juntos los fines de semana y a veces se pasaban días en casa de una amiga. Un día mientras Chela y Maritza tomaban café en el portal, llegó Luisito a buscar a Mayito, iban a salir juntos. Mayito salió peinandose apurado, se despidió de Chela y su mamá.
– No vengas muy tarde.
Alcanzó a gritarle su mamá.
Chela la miraba con esos ojos que desnudaban almas. Maritza bajo los ojos mientras decía.
-Seguro van a salir con algunas muchachas.
Chela se le paró enfrente y le dijo.
-¿Hasta cuando ustedes se van a hacer los ciegos o los tontos? Tú no te das cuenta que Mayito y Luisito son pareja y que es hora de aceptarlo y darles a los dos el lugar que merecen en esta familia y en esta casa. Basta ya de hacerse los ciegos que todo el mundo lo sabe, menos ustedes dos.
– Es duro Chela, yo no he hablado de esto con Manolo, no se como reaccionará.
-¡Tú y Manolo no han hablado nada sobre todo esto! ¿Y que piensan hacer, dejar al muchacho en un limbo, no aceptar nunca su relación con Luisito, no darles su apoyo? Si tú no te atreves a hablar con Manolo, yo si, Mayito es como un hijo para mí y lo voy a defender con uñas y dientes. Manoloo, ven para la sala que tenemos que hablar.
-Ay Chela por tu madre que esto va a ser el acabóse, el fin del mundo.
-Déjamelo a mi.
Manolo llegó con una revista en la mano.
– ¿Qué pasó? ¿Y esas caras?
– Manolo, estaba hablando con Chela sobre Mayito y Luisito.
– Son muy buenos amigos, socios fuertes.
– Son pareja Manolo, pareja , tú eres bobo o te haces. No me digas que no te habias dado cuenta, que tú eres un camaján de la calle.
– Si me dí cuenta y mucho que me dolió al principio y hasta lloré y me pregungaba qué habia hecho mal, que culpa estaba pagando para que mi hijo varón me saliera maricón. Despues me di cuenta que Mayito seguía siendo el mismo niño bueno y cariñoso de siempre, que tenía un corazon de oro y que yo no podía dejar de quererlo solo porque me hubiera salido maricón, es duro, pero es asi. También me daba pena con Maritza, siempre tan orgullosa de Mayito, su machito, como le dice siempre. Que preferí hacerme el tonto y hacerme el que no me daba cuenta de nada.
Maritza lo abrazó llorando.
– Ay viejo, eres el mejor hombre del mundo. Bendito sea dios por haberte puesto en mi vida
-Bueno ahora que todo esta arreglado solo falta aceptar a la pareja. ¿Cuándo los van a invitar a almorzar a los dos?
-Mañana mismo, hago un buen arroz con pollo, como me enseño la vieja Concha y los invitamos a los dos.
– Y a mi también, no me dejen fuera, que no me pierdo ese almuerzo por nada y hasta voy a traer a la vieja. Estará feliz de ver a Mayito y a Luisito sentados a la mesa, como debe ser.
– Sólo faltará Yamila, fue a pasarse el fin de semana en casa del novio.
Llegó el domingo, el almuerzo fue perfecto. Mayito era inmensamente feliz de saberse aceptado y apoyado. Sabía que todo era obra de Chela, su hada madrina.
Al terminar el almuerzo, Maritza sirvió el café, era como un brindis por la felicidad, la aceptación y el amor. Todos se sentaron en el portal, de pronto se abrió la reja del jardín y entró Yamila tapándose la cara. Maritza le dijo ¿Qué pasó mi hijita? Deja verte la cara. Yamila tenía una mejilla roja con una mano marcada, la mano de un hombre. Mayito se puso de pue furioso.
-¿Quién te hizo eso?¿Paco, tu novio?
– Si mi hermano, me golpeo, es un salvaje.
-Ese salvaje se las va a ver conmigo ahora.
– Voy contigo.
Dijeron al mismo tiempo Manolo y Luisito
– Ustedes se quedan aquí, yo me basto para patirle la cara a ese tipo.
Tres horas después, con los nudillos de las manos rojos, despeinado, pero luciendo una sonrisa de victoria, llegó Mayito a la casa.
– Ese tipo no volverá a molestarte mi hermanita, ¡Al que te toque lo despingo!
Los hermanos se abrazaron, toda la familia se fundió en un abrazo especial, mientras Chela sonreía feliz y enigmática como quien se dice; no me equivoqué.