En su casa, Fidel es menos importante que un
Filete Mignon en la mesa de un vegano. La soledad es su castigo.
Fidel Castro: Ignorarlo es el mejor castigo
Por Juan Juan Almeida
Los humanos comen carne, el ganado se alimenta de forraje, y este a su vez encuentra los nutrientes en la tierra donde viven lombrices que seguramente comen otros bicharracos que desconozco pero aseguro que ocupan un lugar mejor ubicado en la cadena alimenticia que lo que significa hoy Fidel Castro para la juventud de la isla.
Lástima que la incapacidad y la inexistencia de liderazgo entre las filas del gobierno, la disidencia y la oposición, hacen que muchos se empeñen en eternizar la sombra de un fantasma que ya ni siquiera existe en el imaginario cubano.
La prensa nacional le regaló titulares que consiguieron superar, ampliamente, el espantoso humorismo local.
Así fue la indigestión periodística:
-“Trabajadores de la heladería Coppelia en Guantánamo felicitan a Fidel”. Heladería donde apenas y sin pena ofertan helado de un solo sabor y los trabajadores mal cobran, aunque no trabajan.
-“Eterno santiaguero nacido en Birán”.
Babosería con ausencia de geografía. Birán pertenece a la provincia de Holguín.
-“Fidel inspira confianza”.
Por favor, si alguien ha engañado y sin concepto por más de medio siglo a Cuba, es Fidel.
-“Reconocen aportes de Fidel a la igualdad de género”.
Disloque total. Fidel el machista creador de la UMAP, que jamás en 50 años legisló nada sobre el abuso doméstico.
La oposición, por su parte, también se repitió convocando a colosales disparates, machacando en las redes sociales el envejecido e incoherente “Abajo el tirano Fidel”, dándole inyección de vida a una materia muerta.
Lo cierto es que ambos bandos, a favor y en contra, no descansaron y con sobrado denuedo entregaron al ex comandante, por onomástico, un desborde de atención. El alimento de la longevidad.
Nada mejor para Fidel que, durante su cumpleaños 90, vetusto, fuera del poder, y con los tornillos flojos, su nombre estuviera vigente entre los primeros puestos en la lista de los trending topics.
Vergonzoso. Ninguno de “sus enemigos” consigue superar el primero de sus retos; cambiar su propia estructura de pensar y dejar de competir con un fósil que, increíblemente, con 90 años cumplidos, les ha superado a todos en capacidad de atracción, en el arte de la manipulación, en sabiduría política, en egocentrismo, estrategia, carisma y conocimiento absoluto de la geografía de su isla.
Imagino que los detractores, tanto como los aduladores desconocen que el 13 de agosto en la noche, después de haber asistido a la gala ofrecida en su honor, en el teatro Karl Marx, Fidel Castro llegó a su casa, le soplaron las velitas – no las pudo soplar él por falta de capacidad pulmonar – , y los invitados, hartos de escuchar las mismas tonterías sobre la Sierra Maestra, la cercanía del fin del mundo y los planes del pasado, lo dejaron solo, en su balbucear, sobre su único y fiel compañero, el sillón beige.
En su casa, Fidel es menos importante que un filete mignon en la mesa de un vegano. La soledad es su castigo. Sería mejor no alimentarle tanto el ego, y abandonar la aparente incapacidad que algunos tienen para comenzar a vivir sin su presencia.
ACERCA EL AUTOR:
Juan Juan Almeida, hijo del comandante Juan Almeida
Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza la decadencia de la élite del poder en Cuba.