Narciso López, entre la diatriba y el mérito
Su vida continúa recibiendo poca atención y carece de una investigación seria
Roberto Jesús Quiñones Haces | Desde Cuba | Cubanet
Resulta muy fácil juzgar cuando se hace desde un empoderamiento que desconoce un precedente histórico inconveniente para la ideología de turno. Víctima de la manipulación de la última etapa de su vida y de la injusticia histórica fue, y es aún, Narciso López, ultimado por el colonialismo español el 1 de septiembre de 1851 en la explanada de La Punta, La Habana, hace hoy 165 años.
Los historiadores castristas lo identifican como anexionista y lacayo de los gringos. Pero si en una primera etapa de su vida Narciso López actuó de forma reaccionaria al ponerse al servicio de España y en otra defendió el anexionismo como vía para la solución de los problemas cubanos, en la última cambió radicalmente esa postura, algo que no ha sido suficientemente estudiado.
Un hecho que resulta interesante- y pasado por alto por los ilustres historiadores oficialistas-es que después de establecida la república democrática, cuando los cubanos cambiaron los nombres de plazas, establecimientos públicos y calles, el de Narciso López fue adjudicado reiteradamente a las calles de numerosos pueblos y ciudades. ¿Actuarían así el pueblo y sus representantes de haber sido un pro-yanqui?
Una vida vinculada a la acción
Los historiadores tampoco se han puesto de acuerdo para determinar la fecha exacta de su nacimiento. Hasta hoy se consideran cuatro fechas para identificar el suceso, siendo éstas el 13 o el 15 de septiembre de 1798, y el 29 de octubre de 1797 o de 1798. Lo que sí no ofrece dudas es que nació en Caracas, Venezuela.
Con aproximadamente 16 años ingresó en las milicias españolas para combatir en contra de los independentistas. Entre 1814 y 1822 acumuló una hoja de servicios extraordinaria que lo hizo ascender desde el grado de subteniente hasta el de teniente coronel.
Luego del triunfo independentista se estableció en Cuba desde agosto de 1823 hasta 1833, año en que marchó hacia España y sirvió a la Reina Isabel II, siendo ascendido a general y mariscal de campo.
En 1841 volvió a establecerse en Cuba, siendo designado teniente gobernador de Trinidad, cargo que ocupó hasta 1842, cuando comenzó a desempeñarse como presidente de la Comisión Militar Ejecutiva y Permanente de Cuba.
No conozco fuentes históricas precisas que permitan acreditar la causa por la cual Narciso López comienza a conspirar en contra del gobierno español, pero ya en 1847 organizó la conspiración “La mina de la rosa cubana”, fundada en Manicaragua, Las Villas. Descubierto, tuvo que salir apresuradamente de Cuba y escapó hacia Nueva York en julio de 1848. Fue condenado a muerte por un tribunal español que lo juzgó en rebeldía.
El 19 de mayo de 1850 desembarcó por Cárdenas, lugar donde enarboló por primera vez la bandera de la estrella solitaria, admitida luego por los mambises como enseña nacional en la Asamblea de Guáimaro, dónde surgió nuestra primera constitución mambisa, aprobada el 10 de abril de 1869. A pesar de haber tomado el poblado con relativa facilidad, López no obtuvo apoyo popular y regresó a los EE.UU. En ese país las autoridades frustraron un nuevo intento expedicionario cuando organizaba la expedición de la nave Cleopatra, pero López volvió a obtener apoyo de los esclavistas sureños y preparó otra expedición que desembarcó al oeste de Bahía Honda, Pinar del Río, el 12 de agosto de 1851.
A partir de ese momento, el ejército español lo persiguió con saña. Contando sólo con siete hombres fue delatado y sorprendido en Pinos de Rangel, donde lo apresaron y remitieron a La Habana.
Según el Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, tomo I, p.215, del que se obtuvo información para este artículo, se afirma que en 1851 había redactado una Constitución que proclamaba la plena independencia de Cuba. Esto, indudablemente, lo convierte en un adelantado y obliga a un replanteo de la narrativa histórica cubana, algo que al parecer no están dispuestos a hacer los historiadores castristas.
Si se verifica este aspecto de la vida de Narciso López, quedaría establecido que no sólo fue el primer patriota que enarboló la bandera cubana, sino que se adelantó 17 años al levantamiento de La Demajagua.
Sin embargo, la vida de Narciso López continúa recibiendo poca atención y carece de una investigación seria que lo ubique certeramente en el imaginario popular y en la historia de la patria. Mientras no se haga justicia el venezolano seguirá siendo uno de los mártires más controvertidos de Cuba.