Sucedió mientras el mandatario venezolano caminaba rumbo a una tarima donde se disponía a dar un discurso. Los autos oficiales intentaron abrirse paso por la fuerza entre la multitud que se manifestaba.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue repudiado una vez más por los venezolanos, pero esta vez en persona. Sucedió mientras caminaba rumbo a un acto en la localidad de Villa Rosa, en Isla Margarita.
El lider opositor y gobernador de Miranda, Henrique Capriles, publicó los videos del momento a través de su cuenta de Twitter. En ellos se puede observar el momento en que los ciudadanos se manifestaron frente al mandatario golpeando cacerolas, aunque el hecho no terminó ahí: los autos oficiales intentaron atropellar a los presentes para abrirse paso y sacar a Maduro del foco de la protesta.
El mandatario chavista se disponía a realizar un discurso desde una tarima y transmitirlo en vivo por las cadenas locales, pero debió suspender su aparición por la protesta popular.
El periodico venezolano El Nacional destacó que había órdenes de las fuerzas de seguridad de reprimir a esas personas que se encontraban en el lugar.
El periodista venezolano Alberto Rodriguez también publicó un tuit donde muestra el momento del repudio al jefe de Estado.
El día de la Toma de Caracas también hubo un cacelorazo La coalición opositora venezolana Mesa de Unidad Democrática (MUD) llamó a sus partidarios en la noche del pasado jueves a adherirse al "gran cacerolazo nacional" para celebrar "el éxito" de la marcha de este jueves, denominada Toma de Caracas.
La protesta fue convocada para las 20:00, hora local, y tuvo una fuerte adhesión, especialmente en Caracas. Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, también convocó a acudir el próximo 7 de septiembre a las sedes del Poder Electoral en todo el país para pedir el referendo revocatorio contra Nicolás Maduro.
Torrealba anunció otra movilización para el 14 de septiembre, que será de 12 horas de duración, "en todas las capitales de estado", con el fin de hacerle llegar el "llamado del pueblo venezolano" a los jefes de Estado que asistan a la Cumbre de Países No Alineados que se realizará en la isla venezolana de Margarita.
La oposición venezolana consiguió este jueves movilizar a un millón de venezolanos en la denominada Toma de Caracas en demanda de la celebración este año de un referendo revocatorio del presidente del país, Nicolás Maduro, quien congregó también a miles de sus partidarios en otra zona de la capital.
Desde tempranas horas, simpatizantes de la oposición salieron a las calles del este de la capital desde tres diferentes puntos de concentración para expresar su apoyo a la realización este año del referendo revocatorio.
El editorial de El Tiempo de Colombia: La calle habló en Caracas, y lo hizo bien fuerte. Pero esta vez no fue a través de una interminable ola ‘roja rojita’, como en los tiempos felices del finado Hugo Chávez, sino que fue una marea blanca que, con civismo, respeto y esperanza, colmó las calles de la capital venezolana para exigirle al Consejo Nacional Electoral (CNE) que agilice los trámites para el referendo que busca revocar el gobierno del presidente Nicolás Maduro y fije pronto la fecha de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocarlo.
No fueron 30.000 personas, como dijo un cándido Maduro en la no tan grande réplica roja con la que quiso responder el oficialismo, sino cientos de miles (un millón, según los organizadores) las que coparon varias de las más importantes avenidas de esta urbe, que así mismo salió a protestar por la escasez de alimentos y medicamentos –que llega al 80 por ciento– y por la inflación –que, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), alcanzará este año el 720 por ciento, una cifra récord para el mundo–.
Lo del jueves confirmó algo que ya se intuía desde las parlamentarias del 6 de diciembre: así como el chavismo perdió las urnas, también perdió las calles.
De ahí el desespero de un Maduro que hizo todo cuanto estuvo a su alcance para boicotear el clamor ciudadano, desde ordenar bloquear los buses que, procedentes de diferentes regiones, querían llegar a la ‘toma de Caracas’ –como se denominó la iniciativa de la oposición– hasta amenazar con cárcel, cerrar rutas de metro, armar retenes, prohibir a los canales de TV transmitir y no dejar volar drones para que no se pudiera apreciar la magnitud de la movilización ciudadana. Toda una pista de obstáculos, que los ilusionados venezolanos lograron remontar.
Capítulo aparte merecen las expulsiones de varios equipos periodísticos que arribaron al país a cubrir el 1-S, hecho que dejó en evidencia, una vez más, el espíritu totalitario y represivo que mueve a este régimen, el cual cerró con broche de oro su cadena de exabruptos al anunciar que prepara un paquete de medidas para levantar la inmunidad de los parlamentarios. Un ‘fujimorazo’ histórico. Ya varios alcaldes y dirigentes de la oposición han sido detenidos en los últimos días.
El éxito de la movilización del jueves le permite a la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) recuperar la iniciativa en el debate político tras los reveses propinados por el CNE y el Tribunal Supremo de Justicia, que prácticamente le está quitando las competencias al Legislativo, y dar un golpe de opinión cívico ante las acusaciones oficialistas de querer perpetrar un golpe de Estado.
Ello no significa que el camino hacia el referendo esté despejado, así un 64 por ciento de los venezolanos, según Venebarómetro, estén dispuestos a votar para sacar a Maduro del poder. Por eso se vienen jornadas de presión en todos los estados.
Es claro que ni el gobierno chavista ni sus órganos de bolsillo van a dejar que se realice el referendo, al menos antes del 10 de enero, para así garantizar que si Maduro finalmente es revocado, el poder recaiga en algún dirigente chavista de su mismo talante. O peor que él.
El momento exacto en que hicieron correr a
Nicolás Maduro tras estruendoso cacerolazo en Porlamar.