La familia de Ana Frank trató de conseguir visa para viajar a Cuba, y también
la procuró el filósofo Theodor W. Adorno, residente en EEUU, para su amigo Walter Benjamin
Familia de Ana Frank
Los judíos, Viena y la conexión cubana
Cuba rechazó un buque con judíos que huía de los nazis en 1939
Alejandro Armengol | Cuba Encuentro
Muchos judíos residentes en los países que sufrieron el nazismo trataron de emigrar hacia Cuba, ya sea para residir en la Isla o buscando utilizar la nación caribeña como una vía para llegar a Estados Unidos.
Para un judío europeo de la época, obtener una visa cubana era un procedimiento riesgoso y caro. Con frecuencia era también un camino lleno de obstáculos, que solo podía ser resuelto cumpliendo con las exigencias de funcionarios corruptos.
El soñar con un refugio cubano fue una esperanza que en muchas ocasiones terminó en decepción y en otros se convirtió en una tragedia.
El acontecimiento más célebre fue lo ocurrido con el del vapor St. Louis, detenido por varios días frente a la bahía de La Habana, lleno de inmigrantes que aguardaban por un permiso para desembarcar, para finalmente girar en redondo y volver a Europa. En este viaje fatal solo lograron salvarse unos pocos afortunados que lograron llegar a tierra cubana, pues la mayoría de los refugiados terminaron en campos de concentración tras el regreso.
Entre los casos individuales más célebres, que trataron de viajar a Cuba sin poder lograrlo, se encuentran Ana Frank (su padre luchó infructuosamente por conseguir la visa para la familia) y el filósofo y ensayista Walter Benjamin.
En el caso de Ana Frank, Otto, el padre, fue el único beneficiado con una visa cubana. El documento no le sirvió por mucho tiempo. En realidad, no le sirvió nunca. Ni siquiera se sabe si alguna vez le llegó.
La visa fue otorgada y enviada a Otto Frank el 1ro. de diciembre de 1941. Diez días más tarde, Alemania e Italia le declararon la guerra a Estados Unidos. La Habana canceló el documento.
En el caso de Benjamin, Theodor W. Adorno, residente en EEUU, intentó sin éxito que su amigo fuera invitado para dar conferencias en la Universidad de La Habana. Cumpliendo con la tradición de rechazar el talento extranjero, imperante en esos momentos en la Isla, una negativa fue la respuesta.
Ni Ana Frank ni Benjamin eran vieneses, pero su destino fue similar al de muchos judíos de esa ciudad.
El Museo Judío de Viena realizó en 2007 una exposición de documentos inéditos, basada en un archivo descubierto en el año 2000, que sobrevivió el Holocausto y que refleja la historia de los judíos de Viena, que formaban hasta la Segunda Guerra Mundial la mayor comunidad judía de habla alemana en Europa.
Bajo el título “Hay que tener las cosas bien ordenadas” la muestra incluyó lo más destacado de unas 800 cajas encontradas en una vivienda propiedad de un centro de culto de la comunidad judía de Viena, en las que habían medio millón de documentos que referidos a los años del régimen nazi en Austria, entre 1938 y 1945.
La presencia judía en Viena fue y es de vital importancia para la ciudad, no solo desde el punto de vista económico, sino fundamentalmente en lo que se refiere al aporte cultural.
No es solo que escritores, músicos, artistas y científicos de primera línea habitaron allí, sino que estos creadores marcaron las pautas por las que habría que desarrollarse la cultura del Siglo XX. Sigmund Freud, Arnold Schoenberg, Gustav Mahler, Martin Buber, Arthur Schnitzler, Theodor Herzl, Joseph Roth, Stefan Zweig, Billy Wilder, por citar algunos nombres.
A esto hay que agregar que este esplendor no ocurrió solo a finales del XIX y comienzos del XX.
Durante la Edad Media, en Viena habitó una de las más vigorosas e importantes comunidades judías de Europa. Famosos rabinos enseñaron y desarrollaron su labor en esta ciudad, lo que la convirtió en un importante e influyente centro del conocimiento hebreo. Este desarrollo conoció un fin violento y abrupto entre 1420 y 1421, con la expulsión y el asesinato de los judíos vieneses.
La historia se repetiría siglos más tarde, tras la llegada del nazismo al poder en Alemania.
Además de los museos y casas museos relacionados con cada uno de estos creadores en específico, hay dos sitios dedicados específicamente a la comunidad hebrea de Viena. Uno es el ya mencionado Museo Judío de Viena y el otro es una rama de este, que se encuentra precisamente en la Judenplatz.
En 1995 se realizaron excavaciones, para mostrar las ruinas de la sinagoga destruida durante el Medioevo. En 2000 abrió sus puertas el museo en la Judenplatz.
En esta plaza se encuentra también un singular monumento al Holocausto. Está formado por bloques de concreto en forma de libros, en semejanza a una biblioteca cuyos volúmenes han sido colocados al revés, con el lomo del libro hacia dentro. La obra es de la artista británica Rachel Whiteread.
En el museo de la Judenplatz se presenta un recorrido virtual de la vida judía en el Siglo XIV, desde el desarrollo de las comunidades judías hasta la vida cotidiana de sus habitantes en la Edad Media. La exhibición muestra las festividades y las costumbres de la época.
Tras la llegada de Fidel Castro al poder, los cubanos nos vimos obligados a cambiar nuestro destino. Pasamos de vivir en una nación que admitía y negaba la entrada a refugiados a un pueblo en marcha. La palabra diáspora nos es tan familiar como a los judíos.
Los primeros judíos llegaron a Cuba como conversos que navegaron con Colón. En la segunda mitad de la década del 1800, un goteo de judíos comenzó establecerse en Cuba. La comunidad judía de Cuba siguió siendo modesta hasta principios de 1900, cuando los judíos de Turquía llegaron después de la caída del Imperio Otomano al final de la Primera Guerra Mundial. Muchos eran sefardíes cuyos antepasados habían huido a Turquía durante la Inquisición, según datos que brinda enlacejudío.
Debido a que Cuba carecía de las cuotas de inmigración características en EEUU, los siguientes grupos judíos en llegar fueron europeos ashkenazim, que huían de los nazis. Llamaron a la Isla “Hotel Cuba” mientras esperaban que las agencias judías estadounidenses les ayudaran a inmigrar a EEUU. Pero muchos se quedaron, creando negocios y sinagogas en un país con muy poco antisemitismo, agrega la información de enlacejudío.
En 1959 los judíos cubanos alcanzaron la cifra de15.000. La gran mayoría vivía en La Habana, que mantuvo cinco sinagogas, cinco escuelas primarias judías, una escuela secundaria judía, y un restaurante kosher. Pero después de la Revolución, el 94 % de ellos emigró de Cuba, la mayoría a Miami.
Más allá de las causas políticas e históricas, hay una lección que no debe olvidar ningún país. Nunca se sabe cuándo puede llegar el momento en que quienes tradicionalmente han recibido refugiados tienen que empezar a buscar refugio.
JUDIOS EN CUBA
En 1939 llega el “San Luis” al puerto Habanero con más de 900 judíos huyendo de la persecución nazi. Fueron rechazados y retornaron a Europa. Pocos sobrevivieron. La historia es llevada al cine. Obtiene 3 nominaciones a Oscar.
La historia de los judíos en Cuba está relacionada con nuestra historia desde su descubrimiento en 1492. El español Luis de Torres, un judío, estaba entre los primeros europeos en caminar en nuestra tierra. Junto a los primeros colonizadores vinieron los primeros judíos quienes huían de una España dominada por la Inquisición.
Hay algunos documentos que sugieren que la única gobernadora de Cuba, Doña Isabel de Bobadilla, era judía. Otro judío, Francisco Gómez de León, fue preso y ejecutado en La Habana a principios del siglo XVII por sus convicciones religiosas.
La comunidad cubana judía actual, no obstante, no representa una línea de continuidad. Su formación comenzó después de 1898. Los orígenes de la comunidad judía cubana están ligados a la Guerra de Independencia (1868) y la guerra hispano- cubano – norteamericana (1898).
Judíos de la Florida estuvieron entre los más activos partidarios de José Martí.
Los judíos americanos fueron los primeros emigrantes que comenzaron a establecerse en la Isla como soldados veteranos o como negociantes a finales del siglo XIX. En 1904 ellos fundaron la “United Hebrew Congregation” con una sinagoga reformista y en 1906 adquirieron un cementerio.
Durante los años previos a la primera guerra mundial, inmigrantes sefardíes comenzaron a arribar a nuestro país desde Turquía y el Cercano Oriente. En 1914 los judíos sefardíes establecieron una organización comunitaria llamada “Chevet Ahim”.
La inmigración desde la Europa del Este comenzó en 1920-21. Para la mayoría de esos judíos, Cuba solo era un punto de tránsito en el camino a los Estados Unidos. Pero como resultado del endurecimiento de las leyes de inmigración de EUA en 1924, miles de ellos se vieron obligados a permanecer en Cuba, y hasta después de 1924, miles de ellos continuaron arribando.
En 1925 el “Centro Israelita de Cuba”, una organización local, además de la ayuda a los inmigrantes, incluía una biblioteca, una escuela de idiomas nocturna, una escuela primaria y un grupo de teatro. Una asociación hebrea femenina de Cuba en 1926 ayudaba a las mujeres con trabajos, dinero y tenía un círculo infantil.
El 8 de octubre de 1938 se constituye en La Habana el Partido Nazi Cubano. Radicaba en la calle 10 número 406, entre 17 y 19, en el Vedado .El 13 de octubre de 1938 se formalizó el expediente numero 10 262, en el que se hace constar que en el libro 20, folio 643, quedó inscrito legítimamente el “Partido Nazi Cubano”. Juan Prohías era su Presidente.
El 13 de mayo de 1939 zarpó el “San Luis” del puerto de Hamburgo con más de 900 judíos alemanes, quienes trataban de huir de la persecución nazi. El destino era La Habana, Cuba, y todos los viajeros disponían de visas o permisos oficiales que presuntamente les garantizaban la entrada a nuestra nación. Pero el entonces presidente cubano, Federico Laredo Bru, invalidó por decreto esas autorizaciones y no permitió que la embarcación entrara al puerto habanero.
Tras la negativa de otros países en aceptarlos, el “San Luis” regresa de nuevo a Europa desembarcando en la ciudad de Amberes. De los más de 900 pasajeros a bordo del “San Luis”, sólo 240 pudieron sobrevivir al holocausto, el resto terminaron capturados por los nazis o murieron en los campos de concentración. Otros barcos cargados de judíos, como el “Orduña” o el “Flandes”, también fueron rechazados.
En 1939 el Comité Central de la Organización Judía se reorganizó incluyendo todos los sectores de la comunidad y fueron reconocidos como órgano representativo por las autoridades cubanas.
No es hasta 1953 con la fundación del Patronato de la Casa de la Comunidad Hebrea y la construcción de este gran centro comunitario, que culminaron los intentos de centralizar esta organización comunitaria.
NOTA:
El trágico suceso del “San Luis” fue objeto en un libro, “Viaje de los malditos”, de Gordon Thomas y Max Morgan-Witts. También fue llevada al cine en una película con el mismo título en 1976. Faye Dunaway es su protagonista. Obtuvo tres nominaciones a los Oscar en 1977.