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General: Ya se puede visitar la cárcel en la que estuvo el escritor Oscar Wilde
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 19/09/2016 17:47
Oscar Wilde vuelve a la cárcel entre aplausos
La prisión victoriana de Reading, donde el escritor cumplió una dura
pena de dos años por homosexualidad, acoge una exposición de homenaje y desagravio
  
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Reading, al oeste de Londres, acoge «Dentro», una muestra-homenaje a su prisionero más ilustre, Oscar Wilde
El próximo 16 de octubre, se cumplen 161 años del
nacimientode uno de los escritores más importantes de la historia, Oscar Wilde
         Por Luis Ventoso - Londres - ABC
Durante la época victoriana en Inglaterra, la homosexualidad era considerada un crimen y existía alrededor de ella un serio tabú y en 1985 el escritor Oscar Wilde sería encerrado, después de un muy mediático juicio, sentenciado a cumplir dos años de prisión y trabajos forzados por delitos de “indecencia” y “sodomía”, producto de su relación con Alfred Douglas.
 
Tenía 41 años y era uno de los escritores más populares de su tiempo. En el West End londinense se saludaba cada noche con llenos y aplausos el encanto de «La importancia de llamarse Ernesto». Oscar Wilde, el escritor irlandés, casado y padre de dos hijos, era el paradigma del ingenio, el mago del epigrama: «La vida es demasiado importante como para tomársela en serio», proclamaba. Políglota, afable, famoso, un conversador amenísimo. También un esteta amante del amor griego, en una época en que la homosexualidad estaba penada por las leyes victorianas.
 
El 25 de mayo de 1895, Wilde y su joven, guapo y retorcido amante, Lord Alfred Douglas, al que llamaba Bosie, entraron en la cárcel para cumplir una pena de dos años de trabajos forzados por «conducta indecente», condenados por «sodomitas». Wilde había sido denunciado por el marqués de Queensberry, el inventor de las modernas reglas del boxeo y padre de Bosie.La cárcel de Reading, 48 kilómetros al oeste de Londres, destrozó a Wilde, aislado, sin poder siquiera hablar y con su reputación destrozada. Tras salir libre el 18 de mayo de 1897, se exilió en Francia bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth. Tres años después muere de una meningitis en un hotel de París, con 46 años, roto, alcoholizado y solo.
 
Pocos literatos han tenido un final tan triste. Ahora, a modo de muy tardío desagravio, se ha organizado una exposición en su recuerdo en la prisión de Reading, cerrada hace tres años. Si todavía hoy las cárceles británicas resultan durísimas, tal y como revelaron con gran escándalo recientes documentales televisivos, a finales del XIX eran inhumanas. Reading ocupa hoy un solar céntrico, codiciado por los constructores. Pero todavía intimida, con su alambre de espino, sus celdas estrechísimas de bóveda de cañón y su austero ladrillo rojo.
 
La muestra se titula «Dentro» y continuará hasta finales de octubre. Treinta creadores han ennoblecido los tétricos muros de Reading, invitados por la asociación Artangel, que promueve intervenciones artísticas en lugares improbables. No falta el ya inevitable artista chino Ai Weiwei, quien también padeció el hecho de verse preso arbitrariamente. Se pasan vídeos del cineasta Steve McQueen y las angostas celdas están ocupadas con fotografías, esculturas e instalaciones. Cantantes como Patty Smith, o actores como Ralph Fiennes, leen cada domingo en lo que fuera la capilla de la cárcel paisajes de «De Profundis», la larga y lacerante epístola que Wilde le escribió desde su celda a Alfred Douglas. Lo hizo con papel pasado bajo cuerda por sus carceleros, donde se desahogó en 50.000 palabras cuando ya lo había perdido todo.
 
Cuando ingresó en Reading, Wilde estaba en la cima, según recuerda James Lingwood, codirector de Artangel: «Sus obras triunfaban en el West End, tenía una vida social palpitante. Tres meses después, está en la cárcel bajo un régimen de castigo brutal. Fue insoportable».
 
Historia: Cuando Oscar Wilde fue a la cárcel
A estas alturas no es ningún secreto la homosexualidad de Oscar Wilde, pero en la época Victoriana, en la que le tocó vivir, sus preferencias sexuales escandalizaron a Gran Bretaña. Más que nada porque era ya un escritor de renombre y quizá fue uno de los primeros intelectuales en sacar la cabeza del closet.
 
Para entender la historia debo comentar que para su época, la época victoriana, Oscar Wilde llevaba un estilo de vida bastante licencioso. A pesar de estar casado con una aristócrata inglesa, Wilde era conocido en el bajo mundo londinense por su preferencia por los muchachos jóvenes, y por gastar grandes sumas de dinero dándoles regalos costosos a sus amantes masculinos, que por lo general, eran púberes prostitutos. Y no es que durante el día se cuidara más, sino que era más selectivo y discreto; trataba en algo de cuidar las formas y apariencias, vamos, que estaba casado y tenía dos hijos.
 
Bueno, a mediados de 1891 le presentaron a un estudiante de Oxford llamado Alfred Douglas alias “Bosie”, del cual se enamoró profundamente. Las biografías dicen que fue amor mutuo y a primera vista, pero claro, mantenido en el más absoluto secreto por ambos, tanto es así, que Oscar Wilde se dio el lujo de llevar a su casa a Bosie y presentárselo a su esposa, para evitar las sospechas obviamente.
 
Alfred Douglas era otro aristócrata, su padre era el Marqués de Queensberry, un hombre ateo poco acostumbrado a que le llevaran la contraria.
 
El Marqués de Queensberry enseguida empezó a sospechar del nuevo amigo de su hijo y de la naturaleza de aquella relación. Aquí cabe destacar que el Marqués de Queensberry era un hombre a carta cabal, aficionado y promotor de peleas, de hecho a él debemos la creación de las reglas modernas del boxeo. ya pueden imaginarse.
 
Queensberry acabó por perder la paciencia y se enfrentó con su hijo delante de Wilde. Les advirtió que no permitiría una relación entre ambos ni que el escritor, por más afamado que sea, descarrile a su hijo por la homosexualidad. Palabras más, palabras menos.
 
En vista de que su advertencia no surtió efecto, decidió tomar cartas en el asunto. En junio de 1894, casualmente dicen, encontró a Oscar Wilde en la calle y aclaró su postura:
 
"Yo no digo que sean, pero lo parece, y se comportan como tales, lo que es igual de malo. Pero lo único que te digo, es que si te pillo de nuevo con mi hijo en cualquier restaurante público te daré una paliza."
A lo que Wilde respondió: "No sé cuáles son las reglas de Queensberry, pero la regla de Oscar Wilde es disparar sin aviso". El conflicto se había desatado.
 
El Marqués de Queensberry, que lo había mandado a investigar, un día se plantó en Albemarle Club, un antro londinense que frecuentaba Wilde y le dejó una nota al portero en una de sus tarjetas personales: “A Oscar Wilde, que alardea de sodomita” (por cierto, con faltas de ortografía).
 
Pasaron dos semanas hasta que Wilde llegara y la leyera. El portero del club, que la había leído antes, aseguró a Wilde que nadie más la había visto. La cosa podía haberse quedado ahí, pero Wilde decidió querellarse contra el Marqués por injuriarlo como sodomita. Contrató al abogado Charles Humphreys quien, antes de aceptar su defensa, preguntó a Wilde qué había de cierto en la afirmación de Queensberry. Éste contestó que nada y sólo así, el abogado aceptó defenderlo. Este error de Oscar Wilde acabó con su vida privada y su carrera, fue el inicio de su ocaso.
 
El jurado declaró al Marqués no culpable ya que consideraron que Wilde sí que había alardeado de su orientación sexual. Esta absolución estuvo seguida de la detención de Wilde sin derecho a fianza y del embargo de sus bienes. El 26 de abril de 1895, se inició el primer proceso contra Wilde por pervertir a la juventud y contra Alfred Taylor (proxeneta londinense), por proporcionarle jovencitos.
 
Mucho se ha hablado de cómo se llevó este juicio. Que el Marqués había hecho seguir a Wilde desde mucho antes (ya eran cuatro años desde que se conocieron), que los testigos estaban pagados, que la prensa hizo un circo, pero lo cierto es que Wilde tuvo una actitud entre apática y ofendida que no lo ayudó durante el proceso. Su preocupación era defender a su amante, que, por cierto, dicen que no estuvo a la altura, ya que parecía que salía con Wilde sólo para fastidiar a su padre.
 
El abogado de Wilde en este proceso, Edward Clarke, consiguió que el Jurado fuera incapaz de alcanzar un veredicto y que se pusiera a Wilde en libertad. Ésta le duró muy poco, ya que se había decidido condenar a Wilde aunque hubiera que iniciar un segundo proceso. Y así se hizo. El 20 de mayo de 1895 se inició el segundo proceso en su contra que resultó en una condena a dos años de trabajos forzados que cumplió en la cárcel de Readingdonde al entrar perdió su nombre y simplemente pasó a ser el reo C.3.3. En esta etapa su salud terminó gravemente deteriorada. Oscar Wilde tenía 41 años cuando entró a prisión.
 
Hay que decir que ambos procesos fueron un verdadero linchamiento, llenos de sensacionalismo y de interpretaciones maliciosas de las obras de Wilde. Por temor a la persecución, su amante y varios de sus amigos intelectuales huyeron a París dejándolo sólo.
 
Después del encarcelamiento de Wilde, su esposa cambió de nombre, también se los cambió a sus hijos y se los llevó a Holanda para desvincularse del escándalo. Lo obligó también a renunciar a sus derechos como padre y más tarde, después de haber sido liberado, se negó a seguirle manteniendo si lo veían con hombres o en compañía de su amante.
 
En la prisión escribió De Profundis, una larga y dolorosa carta a su amante Alfred Douglas, que -según sus biógrafos- por su comportamiento mezquino, no se la merecía. La carta no se la permitieron enviársela mientras estuvo preso, pero tras su liberación, le dio el manuscrito a un amigo en común, con instrucciones de enviársele una copia a Alfred Douglas, quien mucho después negó haberla recibido. De Profundis fue publicado parcialmente en 1905, su publicación completa y correcta, se produjo en 1962 en Las cartas de Oscar Wilde. Si desean descargar De Profundis, pueden hacerlo aquí.

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FUENTE ABC   


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De: administrador2 Enviado: 19/09/2016 17:50
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