Para algunos los
Bicitaxis son un alivio, para otros una plaga
Adiós a los Bicitaxis
Ernesto Pérez Chang | La Habana | Cubanet
Nadie sabe con exactitud cuántos bicitaxis prestan servicio en La Habana, pero son una cantidad suficiente para que la mayoría de los choferes y los agentes del tránsito los consideren una verdadera plaga por las molestias que ocasionan en la vía.
El incremento ha llevado a regular la circulación en las calles más concurridas de la ciudad y, más recientemente, a limitar el otorgamiento de licencias a aquellos bicitaxistas que no posean residencia en los municipios más céntricos.
A partir de octubre, cientos de estos triciclos que, junto a los “almendrones”, ya forman parte del “color local” habanero, deberán ser inmovilizados cuando a sus conductores se les congele el permiso para operar.
La medida, aunque ha alegrado a algunos, también ha causado malestar no solo entre quienes deberán repensar el modo de ganarse el sustento sino, además, entre las personas que usan los bicitaxis para trasladarse de un lugar a otro en una ciudad con graves problemas de transporte.
“No son nada baratos pero resuelven, y como ya había demasiados, la competencia los estaba obligando a bajar los precios”, comenta Arturo, un joven estudiante que utiliza con frecuencia este medio de transporte. Y agrega: “Antes yo pagaba 50 pesos (dos dólares) por ir desde el Parque de la Fraternidad hasta el ISDi (Instituto Superior de diseño), en los últimos meses solo me cobraban 20 o 25 pesos, no más. Ahora subirán de nuevo los precios”.
“No sé hasta qué punto resuelven un problema de transporte porque no hacen tramos largos y por pedalear unas diez cuadras te piden uno o dos dólares, pero hay gente como yo que depende de ellos”, dice Virgen, una anciana con problemas de salud que requiere del servicio de bicitaxis para acudir a la consulta médica.
Cosme Fernández, un inspector del transporte, opina que la medida de regular la expedición de licencias a partir de octubre es oportuna y que no afectará los servicios ni elevará los precios: “Dondequiera hay filas de bicitaxis totalmente desocupados, en los parqueos los puedes ver amontonados, y frente a los hoteles son un enjambre, ahora, si les preguntas, no quieren moverse por menos de un dólar. Por ese mismo precio le sacas la mano a un almendrón y te lleva mucho más lejos. La mayoría no son ni propietarios de los bicitaxis, son gente que los arrenda a un tipo que les cobra por horas y eso es lo que ha generado esos precios. También que muchos no conocen de leyes del tránsito y van acumulando multas como si fuesen trofeos. Con la medida se va a resolver un problema enorme”.
Oscar, chofer de un “almendrón”, considera que la medida disminuirá la cantidad de bicitaxis y a la vez hará mucho más segura la circulación vehicular y peatonal: “(Los bicitaxis) son una pesadilla para cualquier chofer. Hay que estar a cuatro ojos cuando uno va por Reina, Carlos III, por el Prado, y si te metes por las calles interiores de Centro Habana y Habana Vieja tienes que manejar a la defensiva. No respetan los semáforos, te meten cañona, por las noches es peor porque muchos no tienen luces y los frenos son una basura. Si vas caminando te pasan por arriba, molestan con el claxon, te gritan, son una plaga. Hacen bien en quitarlos a todos”.
Para Heriberto, bicitaxista sin residencia legal en La Habana, la medida será una tragedia para su familia: “Trabajé durante meses para comprarme el bicitaxi y ahora habrá que venderlo por debajo del precio que me costó. Es una pérdida total porque aún no he recuperado el dinero y no se hace mucho en un día. Yo traje a mi mujer y a mi hijo para La Habana, estamos ilegales y pagamos un alquiler en Casablanca, ahora tendré que buscarme quien me venda un permiso de residencia o regresar a Camagüey”.
En pocos días se hará efectiva una medida que tal vez ayude a atenuar los problemas de vialidad pero que, con seguridad, afectará la economía doméstica de muchos cubanos.
Pero más allá de que esta regulación sea beneficiosa en términos de aliviar el caos urbano, o perjudicial desde el punto de vista humano, cada vez se hace más necesario un estudio inteligente y realista, programas de inversión y de rediseño vial que tengan en cuenta las peculiaridades de nuestro contexto, para dotar a la capital de un sistema de transporte que resuelva de manera segura y definitiva los problemas actuales y futuros.