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General: Maykel González Vivero: Camino a Baracoa tras el paso de Matthew
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 13/10/2016 15:12
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                                                                                                                                                                                                                          Destrozos del huracán Matthew en Baracoa. (EFE)
Camino a Baracoa tras el paso de Matthew
    Por Maykel González Vivero | Camagüey |  Diario de Cuba
Anochece en la terminal de Sancti Spíritus. Oscurecen las carreteras y se extingue con la tarde el recurso de viajar hasta Camagüey por tramos, de pueblo en pueblo, siquiera hasta la mitad del camino de Guantánamo. Los boteros no intentan persuadirte: ya hicieron su botín, creen que toca rogarles otra escala, pedir la gracia de una ruta. Nadie regatea. 25 pesos convertibles (CUC) hasta Ciego de Ávila, sin diplomacia ni negociación.

Salí de Sagua la Grande en la mañana del miércoles con la intención de transitar más de 900 kilómetros hasta Baracoa. Maisí luego, con el proyecto de tocar el principio de Cuba y charlar con la gente que se salvó de Matthew en una cueva. El huracán se aleja y Maisí deriva en la ruta inversa. A mil kilómetros queda, cifra rotunda.

De Sagua a Santa Clara, en el taxi, voy con un militar. Habla con acento oriental. "Soy de Pilón —dice— pero trabajo aquí". Hablamos de Baracoa y no le digo que voy para allá. Una estudiante discute la gestión empresarial del Ejército cuando el oficial confiesa que su vida de trotamundos lo tiene harto. Lleva meses sin ir a Pilón y, acaso por eso, respalda la opinión de la estudiante. Los hoteles son militares y las tiendas y hasta la empresa de ómnibus Viazul, donde no puedo comprar pasaje para ir a Pilón, dice además.

Viazul no viajó a Oriente este miércoles porque Cuba funciona según modelos mentales propensos a la inmovilidad. A Camagüey y Las Tunas les decretaron una alarma sorda, un susto. Más fácil fue paralizarlas. Pasan horas, días y no consiguen echarlas a andar.

Los boteros de Santa Clara:

—Te llevo a Camagüey por 120 pesos.

—A Holguín por 180—, dice otro.

—¿Doscientos a Santiago?—, pregunta el más audaz.

Y así pasamos el rato los buitres del volante y yo.

—A Holguín por 150.

—¡Camagüey a 60!—, ofrece un impaciente.

—Santiago ni por un potosí—, dice el más franco.

Salgo hacia Baracoa de todos modos y llego a Placetas. Llueve por el camino a Cabaiguán, un poco más cerca de Guantánamo. Se mojan unos niños en la carreta que rueda hacia el este, como si adelantara hacia Oriente. Poca gente viaja este miércoles y nadie va a Baracoa.

En la terminal de Sancti Spiritus todavía no anochece cuando explican que Ómnibus Nacionales pasa después de las 7:00 hacia Camagüey. Tres o cuatro queremos irnos: una mujer de Manzanillo, un viejo que no revela su último destino, un santiaguero enterado de la bonanza del tiempo en Santiago. Ninguno saldrá de aquí. Nunca anuncian la arribada por el altavoz, nadie comunica si habrá plazas disponibles. Uno de los viajeros advierte el abordaje de una rubia ensortijada que nunca se anotó en la lista de espera.

La cobertura periodística agoniza este miércoles en el televisor de la terminal. Yanela González, del telecentro Solvisión, dice que llueve en Guantánamo torrencialmente. No hay imágenes de Imías ni de Maisí. No se sabe qué pasó en San Antonio del Sur ni en Yateras. Algunos dirigentes políticos comparecen, declaran, notarialmente dicen que se trabaja por la normalidad. Los que perdieron el techo no comparecen todavía.

Ya es noche completa cuando Chavela Vargas canta en el televisor de la terminal, "llorona, llorona", y los viajeros protestan. "Mira cómo la gente aplaude a la vieja", dice uno que no va a Baracoa.

Viajo a Camagüey con la nariz en el parabrisas de un ómnibus. Pasó otra vez cerca de la medianoche. El jefe de turno me espió anotando algo en la agenda, unas cifras del noticiero, y pensó que narraba el evento de la rubia. Convenció al chofer para que me llevara en la escalerilla. Vi la carretera más cerca que nunca.

Salgo a Baracoa y llego a Camagüey. Este jueves el noticiero ya casi olvida a Guantánamo. El titular principal es otro: Barbados, el avión, el reclamo, las flores enviadas por Fidel Castro. Maisí sigue incomunicado y un ministro propone llevar unos teléfonos satelitales hasta allá. La televisión guantanamera aún no llega a Baracoa. Raúl Castro no llegó a Baracoa. Saludó de lejos a Matthew, en el sosiego de Vista Alegre.

El desastre de Maisí aún sirve para la propaganda política, pese al interés menguante: marchan soldados a limpiar las carreteras desde las ciudades vecinas, dicen al mediodía. La televisión junta cada imagen, cada comentario, a los intereses de la agenda política. Podar, evacuar, decretar. Los que iban a perder el techo, los que lo perdieron, la gente que se salvó en la cueva, no comparecen todavía. Hay entrevistas que tranquilizan y entrevistas que perturban.

Este jueves empezaron a circular los ómnibus hacia Oriente desde las 5:00 de la madrugada, pero nada llega a Guantánamo.

 Maykel González Vivero,  7 de Octubre de 2016 



 
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 13/10/2016 16:10
Maykel González Vivero:
'Uno no se imagina cómo es un calabozo' 
 
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El periodista  y activista LGTB, Maykel González Vivero fue expulsado de su puesto de trabajo en la
Emisora local Radio Sagua por trabajar simultáneamente para medios independientes dentro y fuera de Cuba.
El periodista Maykel González Vivero, colaborador, fue liberado este miércoles después de pasar tres días en un calabozo de Baracoa, a donde se había trasladado para reportar sobre los estragos del  huracán Matthew ("Camino a Baracoa tras el paso de Matthew").
 
"Hay que vivir eso para saber lo que es y para conocer bien a Cuba, uno no se imagina cómo es un calabozo de esos. Tiene que ser una de las peores cosas del mundo", dijo poco antes de abordar un ómnibus para viajar hacia Guantánamo.
 
La detención de González Vivero inició una arremetida de la Seguridad del Estado contra periodistas no vinculados a medios oficiales que intentaron informar sobre la situación en que se encuentran los pobladores de localidades guantanameras tras el devastador paso de Matthew.
 
Este miércoles, nueve integrantes del sitio en internet Periodismo de Barrio, entre ellos su directora, Elaine Díaz, fueron arrestados también en Baracoa y trasladados hacia Guantánamo, según confirmaron fuentes familiares.
 
"Yo estaba sencillamente haciendo entrevistas", dijo González Vivero sobre su arresto. "Incluso en el momento en el que me detienen estaba entrevistando a la presidenta de un CDR", añadió.
 
Especificó que fue detenido por la Seguridad del Estado y trasladado a una unidad policial.
 
"Allí hubo cierta dilación, como si estuvieran decidiendo qué iban a hacer conmigo, y acabaron quitándome todas mis cosas y metiéndome en un calabozo", dijo.
 
"Estuve incomunicado, no me dejaban hablar con mi familia, no me dejaban acceder a un fiscal. Atención médica mala, cuando la pedí. La solidaridad que recibí fue de los otros presos, de esa gente nada, malos tratos".
 
González Vivero indicó que, al principio, los agentes del régimen le dijeron que estaba detenido "por interés de la Seguridad del Estado", pero "después se inventaron un delito: actividad económica ilícita".
 
"Me decomisaron la computadora y la cámara fotográfica. Voy a presentar una reclamación en la Fiscalía en Guantánamo", afirmó.
 
El periodista señaló que en el calabozo conoció a dos disidentes: Víctor Campa, de Santiago de Cuba, y Emilio Almaguer, quien había recibido donativos para apoyar a los damnificados de Baracoa. El resto eran presos comunes.
 
"Conocí sus historias. Aprendí tantas cosas. Me dolió y no habría querido vivirlo, pero es mucho lo que aprendí", aseguró González Vivero. "Me decían 'cuenta, cuenta todo lo que está pasando'".
 
"Sentir que no tienes derechos, que no puedes reclamar nada. Había un letrero grande a la entrada de los calabozos que explicaba los derechos de los presos; se suponía que podía ver al instructor en cualquier momento, pero nunca me dejaron ver al mío. Nunca me dejaron llamar,  me decían que sí, pero no me dejaban", explicó.
 
En cuanto a la solidaridad que recibió de los presos comunes, detalló: "La primera noche me pude bañar porque un preso que está acusado de robo con fuerza me prestó una toalla y un pedacito de jabón. Pude mandar un recado a mi familia gracias a que un preso al que todavía no le habían quitado el móvil me hizo el favor, con su saldo, de hacerme la llamada; era un panadero al que habían detenido porque una parte del pan que había hecho estaba falto de peso", detalló.
González Vivero calculó que a última hora estaban en la celda unas 14 personas. "Parece que ayer hicieron una redada", dijo.
 
Maykel González Vivero reside en Sagua la Grande y perdió recientemente su trabajo en la emisora local por escribir para medios independientes.
 
 
En su camino a la zona afectada por el huracán, escribió el artículo "Camino a Baracoa tras el paso de Matthew", en el que criticó la propaganda política en medio del desastre.

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