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General: Tras los pasos del escritor cubano Cirilo Villaverde en Nueva York
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 15/10/2016 20:47
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 CIRILO VILLAVERDE LLEGÓ A EEUU HUYENDO DE LA
PENA DE MUERTE POR SUS ACTIVIDADES CONSPIRATIVAS CONTRA ESPAÑA
Tras los pasos del escritor cubano Cirilo Villaverde en Nueva York
          Por Enrique Del Risco |  Especial El Nuevo Herald
Difícil hallar un cubano que no reconozca la importancia de la novela Cecilia Valdés para la cultura nacional. Bastante menos conocido es que su autor, Cirilo Villaverde (1812- 1894) vivió la mayor parte de su vida adulta (de 1849 a 1858 primero y luego de 1860 hasta su muerte en 1894) en Estados Unidos y que su obra cumbre fue publicada en Nueva York, ciudad en la que vivió casi cuatro décadas.

Tras participar en el movimiento conspirativo dirigido en la isla por el general venezolano Narciso López fue detenido en 1848 y condenado “a 10 años de presidio y en revista, a muerte en garrote vil”. El 31 de marzo de 1849 se fuga de la prisión y días después se embarca hacia Estados Unidos. Al llegar a Nueva York se incorporaría al movimiento que organizaba Narciso López para arrancar a Cuba del dominio español con la intención declarada de anexarla a Estados Unidos. Villaverde, como secretario personal de López, asistiría a los preparativos de sucesivas y fallidas expediciones que el general venezolano llevaría a Cuba y a la creación de los emblemas que terminarían siendo los del futuro estado nacional: el escudo y la bandera cubanos.

Aparte de diferentes estancias en Nueva Orleans entre 1850 y 1854 y en Filadelfia, de 1854 a 1855 (ciudad en la que conocería a Emilia Casanova y donde celebraría su boda con ella), Villaverde desarrolló casi toda su vida norteamericana en Nueva York. Allí nacerían dos de sus hijos, participaría en la redacción de publicaciones comoLa Verdad (1852-1854), La América, de 1861 a 1862, yLa Ilustración Americana, de 1865 a 1869, y junto a su esposa fundaría colegios en Oak Point, Bronx, Nueva York, y Weehawken, Nueva Jersey.

Al estallar la gesta independentista de 1868 desarrollaría junto a su esposa una intensa campaña de apoyo a la insurrección. Gracias a su apoyo enérgico a los insurrectos Emilia se convirtió en una de las figuras más visibles del exilio cubano, al punto de que la prensa integrista la hiciera blanco predilecto de sus ataques. Hija del acaudalado empresario canario Inocencio Casanova, Emilia puso su fortuna a disposición de la causa de la independencia cubana. Durante un tiempo ella y su esposo vivieron con su padre en el Bronx en el llamado Castello Casanova, en donde se almacenaron armas para la contienda independentista y desde donde partieron expediciones con pertrechos destinados a los rebeldes cubanos.

No obstante, de todos los sitios asociados a la extensa presencia de Cirilo Villaverde en Nueva York ninguno más relevante que el que estuvo marcado con el número 4 de la calle Cedar. Allí radicó durante décadas la imprenta El Espejo, la misma que publicaría en 1882 la versión completa y definitiva de Cecilia Valdés. El Espejo se dedicaba primordialmente a imprimir una publicación homónima compuesta exclusivamente de anuncios de productos industriales norteamericanos que intentaban abrirse camino en diferentes mercados de Hispanoamérica. Originalmente había salido a la luz como en 1865 como El Espejo Masónico. Su fundador y director, André Cassard, fue un destacado masón santiaguero a su vez “fundador de los altos cuerpos del Rito Escocés de la masonería regular cubana”. Hacia 1874 Villaverde entra a trabajar en la redacción de El Espejo bajo las órdenes de Cassard.
“Escribo a V. en la oficina de El Espejo, donde hace algunos meses que trabajo por una bicoca” (Cairo. 132), le cuenta a un amigo en una carta de junio de 1874. En el otoño de 1881 El Espejo pasó formalmente a manos de Narciso Villaverde, primogénito del novelista y unos meses después este publicaría al fin la versión completa de su famosa novela. Fue uno de los ejemplares de aquella edición lo que hizo exclamar a Benito Pérez Galdós que “no creí que un cubano escribiese una cosa tan buena”. Como “obra maestra en el género” que “señala el máximo perfeccionamiento que hasta ahora ha alcanzado nuestra literatura” la aclamaría en 1885 el entonces joven crítico Manuel de la Cruz. No obstante Villaverde se quejaría en varias ocasiones de no haber podido siquiera recuperar el dinero invertido en la impresión de su novela.

Tampoco, pese a su carácter “puramente económico y mercantil”, El Espejo parece haber sido un negocio próspero. Aunque Villaverde insistía que era de El Espejo “de donde yo saco con qué sostener la familia”, los informes de la agencia de evaluación mercantil R. G. Dun & Co. dan otra imagen. Allí se habla de una empresa con “moderadas” ganancias, a la que nadie concede crédito y debe pagar al contado todas sus transacciones. Así hasta que la “empresa cerró después de que el cubano A.R. Govín ganara un acuerdo judicial contra esta por $1,726”, el 14 de octubre de 1897.

Cirilo Villaverde no llegó a presenciar el final de la empresa a la que había dedicado sus últimas dos décadas de vida ya que murió el 23 de octubre de 1894 en Nueva York, a los 82 años de edad. En el que parece su último desafío al dominio español sobre su tierra natal su esposa Emilia Casanova lo hizo embalsamar y enviar a La Habana para ser enterrado en la Necrópolis de Cristóbal Colón, donde se congregaron sus admiradores, casi todos, a su vez, partidarios de la independencia. Emilia no lo sobreviviría por mucho tiempo; murió en la propia ciudad el 4 de marzo de 1897. Estuvo enterrada en el cementerio de St. Raymond en el Bronx hasta que sus restos fueron trasladados a Cuba medio siglo después, en 1947.
 
La propia dirección de 4 Cedar Street desapareció décadas después de la muerte de Villaverde cuando en la manzana en que se hallaba fue construido entre los años 1931 y 1932 un edificio art deco de 67 pisos conocido en principio como City Services Building, luego como American International Building y actualmente por la dirección 70 Pine Street.

                                                              Nota: Agradezco al profesor Antonio Rafael de la Cova la información aportada para completar este trabajo.
                                                              Esta es una versión abreviada de la nota publicada en el blog de Academia de la historia de Cuba en el exilio.
 
         ACERCA EL AUTOR
Enrique del Risco, nació en La Habana, 1967, se licenció en Historia en la Universidad de La Habana en 1990 y se doctoró en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Nueva York en 2005. Ha publicado varias colecciones de cuentos, entre ellas Obras encogidas (1992), Pérdida y recuperación de la inocencia (1994), Lágrimas de cocodrilo (1998), Leve Historia de Cuba (2007) y ¿Qué pensarán de nosotros en Japón? (2008), merecedora del V Premio Iberoamericano Cortes de Cádiz.
Además, es autor de la colección de artículos El Comandante ya tiene quien le escriba (2003) y del libro de ensayos Elogio de la levedad. Mitos nacionales cubanos y sus reescrituras literarias en el siglo XX (2008), y coeditor del libro Pequeñas resistencias 4: antología del nuevo cuento norteamericano y caribeño (2005).
Con Sudaquia Editores también publicó su libro de memorias Siempre nos quedará Madrid (2012).
 

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 Fuente El Nuevo Herald 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 15/10/2016 20:56

 
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Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 15/10/2016 21:32



 
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