Nieto e hijo de imames, ha sido educado en un hogar ortodoxo. Y a pesar de que hubo un tiempo en que creyó que no podría realizar su sueño de seguir los pasos de su abuelo por su orientación sexual, hoy es libre de presentarse a sí mismo como homosexual, ya que disfruta de las libertades de la constitución sudafricana y asegura que está dispuesto a morir por sus creencias. «Me divorcié a la edad de 29 años, después de estar casado durante seis años. Ese era el punto donde sentí: no más doble vida. Necesitaba ser sincero conmigo mismo, y parte de ese proceso de honestidad era salir del armario», explica el imán de una mezquita que todos conocen como «la mezquita del pueblo».
Inicialmente las oraciones se realizaban en su propio domicilio, pero hoy cuenta con un edificio en el barrio de Wynberg, donde los viernes están dedicados a la oración, pero no hay distinción entre mujeres y hombres, al contrario de otras mezquitas en las que se segrega por género. Por eso los musulmanes que se sienten rechazados debido a su orientación sexual pueden encontrar consuelo en esta mezquita. «Elijo estar en un lugar donde me siento bienvenido y donde puedo ser parte de la comunidad, donde puedo tener una relación con Dios y que sea sana, y no sentir que soy parte del pecado todo el tiempo», explica Zaid Philander, uno de los feligreses habituales de la «mezquita del pueblo».
La mezquita para homosexuales de Muhsin incluso se adelanta a bendecir a las futuras parejas en un movimiento que ha sido duramente criticado por algunos. «¿Cómo puedes ser homosexual? Está prohibido. Y es su deber como un imán o como un musulmán ir y hablar con ellos y decir ‘no, no puede ser’», declara Yusuf Oandym de la mezquita de Mowbray. Pero a pesar de enfrentarse a la discriminación, Muhsin Hendricks dice que no se dará por vencido y está convencido de que algún día sus compañeros imanes le reconocerán a él y a su mezquita.
En comparación a otros países de la zona la renacida Sudáfrica, tras la caída del régimen del apartheid, es un remanso de paz para las personas del colectivo LGTB. El matrimonio igualitario está reconocido desde 2006 en Sudáfrica, lo que contrasta con la ilegalidad de la homosexualidad en muchos países vecinos.