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General: Educandonos. ¿Cómo actuar si un niño o niña sufre abusos sexuales?
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 19/11/2016 19:39
Resulta complicado encontrar estadísticas de
menores afectados, pero es una realidad escondida que existe
  
niña-abusada.jpg (600×400)
¿Cómo actuar si un niño dice que sufre abusos sexuales en su familia?
              S.F. — ABC.es
Un niño o niña abusado es toda aquella criatura que ha sido sometida al maltrato físico, verbal y sexual por un adulto. El abuso sexual va desde la insinuación sutil hasta la violación. Muchas veces los niños también participan en el juego sexual porque no entienden la malignidad del caso o porque están muy seducidos por la amistad y cariño que el abusador les ofreció. Al encontrarnos frente a esta situación, muchas veces no sabemos cómo reaccionar ni cómo tratar al niño que sido víctima de un abuso sexual.
 
El abuso sexual sistemático y silencioso a los niños dentro de su propio hogar es una realidad oscura y escondida de la que sólo unos valientes se atreven salir a la luz.
 
Según José Carlos Avenaño, abogado de Le Morne Brabant, su denominación se puede camuflar también dentro del apartado de maltrato infantil y resulta arduo y complicado encontrar estadísticas recientes sobre este problema del que cada día se conocen nuevos casos.
 
El más reciente, el de una pequeña de nueve años en Madrid, obligada a convivir con su presunto abusador los fines de semana, debido a que el juez le había otorgado un régimen de visitas en calidad de custodia compartida.
 
«Dos años de padecimiento, vacaciones y fiestas incluidas, con la policía obligándola a cumplir con una resolución judicial que implicaba meterse en la“boca del lobo”. Todo a pesar de que la niña había venido contando a su madre las vejaciones y ésta acudió a las autoridades, donde se cerraron todas las puertas».
 
En este caso, la pequeña fue víctima doblemente, explica el experto en derecho penal José Carlos Avendaño. «Por un lado, de un presunto delito reiterado de abuso sexual a menores, por otro se ha visto desamparada por la Administración de Justicia que no ha dado credibilidad a su versión».
 
En ocasiones —asegura el letrado de Le Morne Brabant— la mala relación entre los padres da lugar a una alienación parental, lo que se conoce como S.A.P. «Estas siglas se traducen en muchas denuncias por distintos asuntos, reproches continuos y una maraña judicial entre los progenitores que ocasiona en algunos casos una pérdida de credibilidad en las declaraciones del menor. Por ello, las acciones que se tomen deben estar dirigidas por un técnico en derecho especialista en estos asuntos que sepa orientar los testimonios y la denuncia a lo verdaderamente relevante».
 
Cómo actuar
En este sentido, Avendaño recomienda, lo primero, acudir a un centro médico de manera inmediata, ante la mínima sospecha de abuso. «El tiempo —explica— es fundamental para que un médico pueda detectar el mínimo signo de agresión».
 
Una vez obtenido el parte médico, y si acreditase lesiones o algún dato que confirme el abuso es preciso acudir a una comisaría a interponer la denuncia o bien plantearla ante el Juzgado de Guardia.
 
Además es recomendable acudir a la fiscalía, aunque, si hay signos evidentes de abuso, es el propio centro médico quien debe encargarse de notificarlo a las autoridades pertinentes.
 
«Todo debe hacerse siempre de la mano de un abogado experto en la materia —advierte José Carlos Avendaño—, para no verse envueltos en demoras, atascos burocráticos e, incluso, archivos no deseados de la causa».
 
Si todo se realiza correctamente, lo habitual es que una vez presentada la denuncia y dependiendo de la gravedad de los hechos, «lo normal es que se produzca la inmediata detención del presunto agresor que será puesto a disposición judicial donde le tomarán declaración y se decidirá sobre su situación personal: si se le envía a prisión preventiva, si se suspende un régimen de visitas existente, si se adopta una orden de alejamiento respecto a la víctima o cualquier otra medida cautelar para que rija hasta que finalice el procedimiento», explica el experto de Le Morne Brabant
 
Igualmente, y de forma inmediata, se procede a la exploración del menor por el juez de instrucción, así como a su reconocimiento por parte del médico forense.
 
A partir, de ahí, finaliza Avendaño, el proceso sigue el curso habitual desde la fase de instrucción hasta la fecha de sentencia.
 
   Tipos de abuso y condenas
 —Observa los cambios en su conducta. Luego de algún abuso sexual, fuera cual fuese su procedencia, los niños comienzan a actuar de manera diferente, pueden volcar su frustración en la escuela, en sus tareas, con sus amigos o hermanos.
 
   Ten en cuenta algunos de los siguientes cambios de conducta:
 
—Se ponen temerosos frente a personas desconocidas, no quieren salir a la calle o no quieren asistir al colegio. No quieren separarse de la madre.
 
—Baja el rendimiento en los estudios, sobre todo por el sentimiento de culpa que tienen y por la depresión consecutiva.
 
—Súbitamente no quieren frecuentar a ciertas personas o lugares, sobre todo a donde antes acudían sin problemas.
 
—Tiene alteraciones del sueño, insomnio, sueños de angustia, terrores nocturnos, no pueden dormir y tienen pesadillas.
 
—Se empiezan a portar como cuando eran más pequeños: retroceden a tal punto de orinarse en la cama, a no querer comer como un adulto, se vuelven llorones y tienen berrinches.
Hablan de temas sexuales que uno no espera que sepan a esa edad.
 
Ten en cuenta quién es el abusador.
Las consecuencias pueden ser peores dependiendo de quién es la persona que le hizo daño al niño. El abuso sexual siempre genera un trauma, pero más aún, si el perpetrador es alguien que supuestamente le tiene cariño.
 
El abusador sexual puede ser cualquier familiar, amigo, maestro o compañero que hace uso de su situación de cariño o amistad para acercarse al niño y someterlo, para hacerlo presa de su deseo y su placer.
 
También se puede tratar de una persona que irrumpe violentamente en su vida.  El abusador sexual sabe lo que está haciendo, lo planea y lo repite si tiene la oportunidad.
 
—El abuso de confianza y el hecho de que el agresor sea familia de la víctima incrementan las penas, tal como viene recogido en los artículos el art. 23 y 180.4 del Código Penal de España, (también en el Codico Penal de otros países).
 
—Los castigos legales varían en cada país dependiendo de la gravedad de los hechos que atentan contra la libertad sexual de la víctima la tipología del abuso, ya que puede éste puede incrementarse con agresiones, en el caso de las agresiones sexuales, que conllevan penetración, el castigo con todos los agravantes puede alcanzar con penas de hasta 20 años de prisión.
 
—Otra cuestión es la agresión, el abuso sexual, tocamientos reiterados, que pueden redimirse con hasta cinco años de cárcel.
 
—Pero además, existe el exhibicionismo, la prostitución, las orgías, la pertenencia a banda organizada, auténticas aberraciones que pueden marcar la vida de un niño para siempre, más allá del castigo legal al agresor. «Por eso —matiza José Carlos Avendaño—, lo primero es dar siempre crédito a los niños cuando hablen y denuncien abusos. Si son mentira, siempre existirá, advierten los psicólogos infantiles, otro grave problema en el que también tenemos la obligación de ayudarles». 
 
Consigue ayuda profesional. Los casos de abuso sexual no son fáciles de asimilar y mucho menos de olvidar. Debes llevar al niño a que sea asistido por un profesional que lo ayude a salir del trauma, para que pueda llevar una vida saludable a pesar de lo sucedido.
 
Muchas veces te parecerá que no necesita de ayuda porque el niño no muestra grandes cambios, pero debes tener en cuenta que todas sus emociones están reprimidas y que pueden hacerle daño tarde o temprano.  Es mejor que te asesores y te quedes tranquilo haciendo lo posible por la salud de tu niño. Un especialista podrá indagar más profundamente y ayudarlo más.
 
Fuente  ABC.es
  


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 19/11/2016 19:53
              Infancia Rota
Documental digno de ver una y otra vez.
Premio del Festival de Nueva York al "Mejor reportaje de investigación".
"Infancia rota" desvela mas de 4.000 casos de abusos a menores y en donde se denuncia un fenomeno social, tabú, del cual
se conoce tan sólo el 58% de los abusos que se producen, según la organización Save the Children.

En España el 23 por ciento de las niñas, así como el 17 por ciento de los niños menores de 18 años, han sufrido alguna vez
abusos sexuales. Los agresores pertenecen, en el 75 por ciento de los casos, a su entorno más cercano. En el 46% de los casos
se repiten más de una vez sobre la misma víctima. Y éstas tardan una media de tres a cinco años en denunciar los hechos.

"Infancia rota" desentrañará el complejo mapa de sentimientos que experimentan las víctimas. Los expertos aseguran que la única forma de prevenir los abusos sexuales es darlos a conocer. Muchos hablarán por primera vez de algo que silenciaron de pequeños.  El documental no sólo se sumergirá en sus sentimientos y recuerdos, sino que será testigo de su proceso de recuperación.
 



Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 19/11/2016 20:15
Las claves para detectar y actuar ante el acoso escolar
Una experta explica a padres y profesores las señales que da la víctima en silencio
 
sufrimiento_de_un_nino_gay.jpg (634×616)
El temor a las amenzas hace que la víctima de
acoso escolar no solo sienta miedo sino también que se aisle de su entorno
                GEMA LENDOIRO —  ABC 
Cada vez son más numerosas las noticias de padres que han denunciado que a su hijo le acosan los compañeros de colegio. A veces estas denuncias llegan demasiado tarde, cuando ya el menor está seriamente perjudicado. No es una cuestión aislada, el acoso escolar existe y no es un problema que haya que dejar pasar porque todavía algunos consideren que «es cosa de niños».
 
Para conocer las claves de esta grave lacra Mirea Long, profesora y especialista en asuntos pedagógicos, co-directora y co-fundadora de la Pedagogía Blanca, ofrece una serie de consejos para que los padres sepan detectarlo y cómo actuar.
 
—¿Qué se considera acoso?
El mayor problema que supone el acoso escolar es la dificultad para detectarlo. Los adultos que rodean a la víctima pueden no darse cuenta o minimizarlo. El acoso no es el que el niño reciba agresiones físicas. Normalmente esto, que puede o no llegar a suceder, es la culminación de un proceso de victimización muy complejo.
 
—¿Cuáles es el proceso de un acoso típico?
Comienza con agresiones e intimidaciones que el agredido deja sin una respuesta adecuada y que hacen que los agresores aumenten la intensidad del acoso. Puede comenzar con insultos, motes dañinos, hablar mal del niño y volver a otros compañeros en su contra sembrandorumores malintencionados sobre él. Además, las amenazas para lograr que el niño haga algo que no desea, quitarle un objeto, la misma merienda y hasta pedirle dinero son otras de las manifestaciones del acoso escolar. El objetivo es hacerle sentir miedo a las agresiones, a las burlas, a que se cuente algo negativo sobre él. También, el acoso escolar se puede manifestar con agresión física: darle collejas o ponerle la zancadilla, empujarle o robarle, esconderle o quitarle sus pertenencias.
 
—¿Cómo es el acoso psicológico?
Es la forma más sutil, pero igualmente daniña, de la violencia escolar. A la víctima no se le deja participar en juegos o en actividades sociales conjuntas, se le aisla, no se le habla y se le ignora activamente. Lo tratan como un apestado y eso hace que, incluso los que no participaban activamente en el acoso, también se alejen de él, por mantenerse en el grupo, por contagio o por temer ser ellos mismos víctimas.
 
—¿Existe el acoso por cuestión de raza o de sexo?
Hay manifestaciones del acoso escolar que tienen tintes racistas y sexistas como son los motes o comentarios despectivos sobre la minoría étnica o cultural a la que pertenezca la víctima y, en el caso de niñas especialmente, realizar acciones de contenido sexual que las incomoden (como levantarles la falda, decirles groserías o colarse a mirarlas en el baño o cuando se cambian en el vestuario). Especialmente terrible es el acoso sexual a niños y adolescentes homosexuales o con un comportamiento que no se considere la norma entre su género. A veces, el detonante es simplemente que un niño no juegue a juegos de chicos, tenga muñecas o se junte más con las niñas para que sea acosado por homosexual. En los adolescentes, la sospecha de la homosexualidad o su constatación pueden desencadenar una verdadera tortura en la que las agresiones verbales, físicas y sexuales se mantengan durante años.
 
—¿Cómo distinguimos lo que no es acoso?
Los niños se pelean a veces. No es que debamos aceptar la agresividad como fórmula de relación, pero debemos entender que no todas las peleas son signos de acoso escolar. Incluso puede que se quieran hacer daño en medio de una pelea niños que habían sido amigos y que pueden llegar a serlo de nuevo. Tampoco es que el más débil o el que pierde la pelea esté siendo acosado, aunque sin duda hay que intervenir. Un insulto, una burla, una pelea aislada no son tolerables, hay que actuar, pero no son acoso.
 
—¿Cuál es entonces la principal diferencia?
El acoso es una situación reiterada en el tiempo, que se manifiesta en diferentes formas de maltrato, en el que la víctima es o termina en una condición de inferioridad y en la que los agresores se cebarán para mantener las acciones de hostigamiento.
 
Hay situaciones muy graves que tampoco debemos considerar acoso. Son las que se refieren a actos delictivos como las agresiones sexuales, el uso de armas, las amenazas de muerte o aquellas agresiones que ponen en riesgo la integridad de la víctima o su vida. En esos casos ya no hablamos de acoso, son delitos y, además de hablar con el centro escolar, hay que denunciar.
 
—¿Cómo hay que actuar si sospechamos que nuestro hijo u otro niño sufre acoso escolar?
Cuando observamos, y ya me refiero en cualquier circunstancia, un abuso o un acto de violencia, puede que temamos actuar por miedo a las consecuencias, a ser nosotros mismos las próximas víctimas. A los niños les pasa lo mismo.
 
Pero no hacer nada es convertirnos en cómplices y estaremos dando nuestra aprobación al maltrato. Hoy denunciaríamos a un vecino que pega a su mujer, a unos padres que agreden a sus hijos o actuaríamos si viéramos un delito, avisando a las autoridades si no somos capaces de evitarlo directamente. Lo mismo pasa con el acoso escolar.
 
Cuando el niño vea un comportamiento de acoso escolar debe saber que no hay que ponerse del lado de los agresores, no participando ni tampoco riéndoles la gracia. Más bien deben intentar acercarse al niño que sufre y hablar con él, para que les explique cómo se siente y pueden animarlo a pedir ayuda a sus padres o profesores directamente.
 
Pongamos un ejemplo muy típico: la niña gordita a la que un par de compañeras le hacen comentarios humillantes. Si las otras tres o cuatro amiguitas les recriminan su actitud y se acercan a la niña despreciada, pueden hacer mucho para evitar que las burlas y el aislamiento se enquisten la relación. Sin embargo, si perciben que no, la niña sigue siendo acosada y la situación empeora, haciéndose el grupo acosador más fuerte, deben saber que lo correcto es acudir a un adulto.
 
—¿Cómo tiene que actuar el centro escolar ante un acoso?
Si la escuela reacciona positivamente el problema puede solucionarse, pero también nos podemos encontrar con una negación institucional de la violencia si no hay graves signos externos, por lo que el niño acosado vería negado su problema y sin salida posible.
 
Cuando nos enfrentamos a este problema hay que trabajar contra comentarios que suelen incorporar frases como «es sólo un caso aislado» o «si solamente ha sido una broma», o el más peligroso «son cosas de niños».
 
Tampoco es aceptable que se pidan informes con datos de daños clínicos en la víctima como criterio para diagnosticar la existencia de un cuadro de acoso escolar, pues el acoso, por naturaleza, no es solamente un problema de agresiones físicas, sino un cuadro mucho más complejo y con un desarrollo en el tiempo que hay que parar cuanto antes.
 
—¿Cómo pueden evitar el acoso los profesores?
Simplemente estando atentos a algunos signos y entendiendo que este tipo de violencia es algo real, complejo pero que con seguridad está sucediendo en su entorno. No son cosas de niños. Empezando por ahí. Las peores formas de acoso escolar van a suceder cuando el profesor no está presente directamente: en los baños, los patios, los pasillos, vestuarios, salidas de clase y en el comedor. Sin embargo, siempre hay un maestro cerca que puede detectar los signos.
 
Observando a los niños fuera de aula y su dinámica de grupo, los niños que queden aislados, las pintadas en el baño, los cambios de comportamiento o rendimiento escolar, los rumores que lleguen a sus oídos, la forma en que se tratan, todo puede darnos señales.
 
Un niño que manifiesta tristeza, miedos o dolores inexplicables, que falte a las actividades o descubramos que nunca es invitado a fiestas o salidas podría tener un problema de violencia escolar.
 
El que en clase se burlen de élhabitualmente o se rían cuando interviene, el que deje de participar activamente o se quede sin compañeros en las actividades de grupo puede también estar siendo víctima de acoso escolar.
Si aparece con golpes y da explicaciones vagas, siempre hay que investigar qué sucede, pues, puede haber una situación de violencia, sea escolar o en otros ámbitos.
 
La escasa o nula sociabilidad con los compañeros también son signos a los que hay que atender. No se trata de los niños tímidos o de los que sean más exquisitos a la hora de seleccionar sus amigos, pero sí de los que son apartados del grupo o se autoexcluyen de todo.
 
Muchas veces simplemente hay que saber mirar para ver. Los niños que son diferentes o se comportan de forma diferente necesitan especial atención, pero sin dejar de observar a todos y teniendo en cuenta que, si hay una situación de acoso, cuanto antes se intervenga menores serán las secuelas y que, además de la víctima, los observadores y los agresores también van a necesitar ayuda para reconducir su comportamiento.
 
Consejos para actuar frente al acoso
—Si el acoso ya está establecido no enfrentarse directamente al grupo de agresores. Lo que hay que hacer es hablar con los propios padres, contándoles la situación o acudiendo a un profesor de confianza y pidiendo al tutor que organice debates o tome las acciones pertinentes para ayudar a la víctima.
 
—Si la situación es muy seria y la víctima está en riesgo, el niño debe saber que tiene que acudir inmediatamente a un adulto responsable. Muchos colegios tienen programas de actuación para estos casos, pero es necesario avisar cuando se conocen para que puedan ponerse en marcha. La responsabilidad es de todos.
 
—Enseñando a nuestros hijos que no es gracioso burlarse de otros o dañarlos, les ayudamos a tomar la actitud correcta ante los primeros síntomas.
 
—Eso no es chivarse, es actuar con justicia. El silencio es lo que agrava el acoso. El niño debe saber que no estará solo y que los adultos van a ayudarle y a creerlo, que puede acudir a ellos a contar lo que está pasando.
 
—La mayoría de los casos se resuelven si se habla pronto de ello y nuestros hijos, conscientes de que no se debe tolerar el maltrato, se convertirán ya no en cómplices activos o pasivos, ni en observadores de la violencia, sino en el apoyo que el sistemanecesita para darle la vuelta al acoso escolar.
 
—El papel de los padres es fundamental para detectar el acoso, estando atentos a los cambios en la conducta del niño y brindándole apoyo en cuanto sufra algún tipo de acoso, nunca minimizándolo, ni diciéndole que se haga más duro ni contándole que eso siempre ha pasado.
  
¿Cómo detectar el acoso?
 
—Estar atentos a los cambios en la conducta del niño: Se muestra más irritable, violento o tiene rabietas.
 
—Presenta síntomas psicosomáticos como dolores de estómago o de cabeza sin causa médica real.
 
—Se resiste a ir al colegio, tiene verdadero miedo a volver tras las vacaciones.
 
—Nunca quiere hablar sobre su vida escolar.
 
—Tiene un bajón repentino en su rendimiento.
 
—No quiere ir a las excursiones.
 
—Han dejado de invitarlo a las fiestas de cumpleaños.
 
—Empieza a perder o a aparecer con sus pertenencias escolares o personales rotas.
 
FUENTE  ABC  

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 19/11/2016 20:16



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