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De: cubanet201 (Mensaje original) |
Enviado: 12/04/2016 17:12 |
La empresa Acorn Seekers
presentó en Miami su proyecto de más de $2.5 millones Importó 200 cerdos ibéricos desde España afrontando una avalancha de dificultades La presentación del proyecto se hizo en la inauguración del Bernardo de Gálvez Business Club de empresarios españoles
Cerdos ibéricos en una granja de la empresa Acorn Seekers, en Texas.
Sonia Osorio Todo el mundo decía que era imposible, pero al final los cerdos pudieron volar. Un grupo de empresarios españoles logró traer por primera vez a Estados Unidos los codiciados cerdos ibéricos, en una travesía que desde el inicio contempló la superación de un aluvión de obstáculos.
“Este proyecto ha sido de todo, menos fácil. Aprendí la palabra ‘No: esto no es posible, por aquí no, era todo no. Tuvimos que hacerle frente a los No”, dijo el empresario español Sergio Marsal, quien con su socio Manuel Murga logró traer 200 de esos animales por avión.
Marsal y Murga son directivos de Acorn Seekers (Buscadores de bellotas), empresa que presentó su proyecto de más de $2.5 millones en Miami en el marco de la inauguración del Bernardo de Gálvez Business Club, una organización que agrupa a empresarios españoles en esta ciudad y tiene como objetivo servir de puente para todas aquellas startups que quieran establecer en el mercado estadounidense y latinoamericano.
Ambos directivos contaron su odisea empresarial, utilizando el refrán “When pigs fly” (Cuando los cerdos vuelen), en la que destacaron cómo lograron superar uno a uno cada obstáculo para finalmente importar los cerdos que ahora están en granjas en Texas y Florida, donde se reprodujeron y con los que esperan producir el famoso jamón ibérico en Estados Unidos.
El primer gran obstáculo era Estados Unidos, país donde “no era legal traer los cerdos y tuvimos que trabajar con cabilderos en Washington y crear un protocolo con EEUU y la Unión Europea para un tratado que nos permitiera importar los cerdos. Eso fue el primer paso en el 2011. Luego hubo que ajustar el plan B, C, D, E, una locura. Los cerdos están viajados, por seguro, conocen la península ibérica de cabo a rabo, a Amsterdam, Nueva York (donde estuvieron en cuarentena ) y Texas”, relató en forma jocosa Marsal.
El viaje a Estados Unidos con 200 cerdos no fue fácil, pero lograron llegar a Nueva York una noche de luna llena en agosto, y luego fueron trasladados por tierra a Texas. Un año y medio más tarde, el número de cerdos nacidos en Estados Unidos aumentó a más de 1,000.
“Cuando los cerdos vuelan, parece que el sueño americano se puede lograr”, dijeron los empresarios españoles. La compañía, que lanzará una campaña de “crowdfunding”, todavía tiene mucho camino que recorrer para elaborar lo que es su principal producto porque los jamones necesitan dos años de secado y esperan tenerlos en el mercado en el 2018.
El jamón ibérico es una de las tradiciones más importantes de España y para su elaboración se requieren cerdos ibéricos y un clima templado. Acorn Seekers encontró que el mejor ambiente en Estados Unidos para criar esos animales es el sur de Texas.
Marsal reveló que el proyecto se le ocurrió cuando se bañaba y pensó que en lugar de importar el jamón, era mejor traer los cerdos y producirlo en el mercado estadounidense.
Acorn Seekers es un ejemplo del emprendimiento de españoles en Estados Unidos, que ahora cuentan con el Bernardo de Gálvez Business Club, que toma el nombre de un “ilustre español que tuvo un papel esencial en la Guerra de Independencia Americana”.
“Para las startups españolas, acometer negocios aprovechando la experiencia, el talento, el conocimiento y la amplísima red de contactos de los ejecutivos españoles en Miami, supone un ahorro de costes y una extraordinaria oportunidad para acceder a los mercados de EEUU y Latinoamérica”, dijo José Marquina, presidente del Bernardo de Gálvez Business Club, que ya cuenta con más de 300 miembros.
Explicó que gracias a una red de contactos de primer nivel, un amplio grupo de empresarios españoles residentes en el sureste de Estados Unidos se han unido para ayudar a emprendedores a establecer sus negocios en EEUU y Latinoamérica ofreciendo un “revolucionario concepto de asesoramiento denominado Mentoring en Destino”.
“El espíritu del Club queda expresado en nuestro lema ‘Never Alone, Nunca Solos’ ”, expresó Marquina. --- Acorn Seekers... y los cerdos volaron Esta empresa, creada por un grupo de emprendedores españoles y establecida en Estados Unidos, se dedica a la producción y comercialización de carne fresca y jamones de cerdo de raza ibérica. Tras siete años preparando su implantación, ahora cuenta con una granja en el corazón de Texas con alrededor de 800 cerdos de los que 200 viajaron desde España en agosto de 2014.
Las primeras exportaciones autorizadas de jamón ibérico a Estados Unidos datan de 2007; las de jamón serrano, de 1997. Las barreras no arancelarias son el principal escollo, ya que es imprescindible recibir la homologación del Departamento de Agricultura del país, lo que en la práctica se traduce en inversiones millonarias.
Uno de los impulsores de Acorn Seekers, Sergio Marsal, cuenta cómo el origen de este proyecto se remonta a una idea que tuvo mientras tomaba una ducha. Tras un cambio en la legislación que facilitaba los trámites para la introducción en Estados Unidos de animales vivos procedentes de Europa, pensó que sería un buen plan hacer las maletas e implantarse allí, con todo lo que esto conlleva.
Tras preparar toda la documentación durante meses, 200 cerdos de raza ibérica llegaron a Flatonia, en Texas; hoy, apenas un año después, ya suman 800 animales, que crecen en una granja propiedad de un ganadero local con el que llegaron a un acuerdo de explotación. Acorn Seekers ha sido muy bien acogida por las autoridades locales, que han apoyado su implantación y tratan de facilitar en lo posible su desarrollo.
Su plan de negocio prevé sacar a la venta carne fresca en 2016, después de su primera montanera con bellota texana, de forma que los primeros jamones estén en el mercado en 2018, tras pasar por un secadero propio que proyectan construir cerca de la granja.
Todo un reto, dar a conocer en este vasto país un producto tan especial y a la vez tan esencial para la gastronomía española como es el cerdo ibérico.
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Así se crían en Texas los cerdos pata negra que soñó Cristóbal Colón
Dos emprendedores españoles crían cerdos ibéricos en Estados Unidos y prevén vender los primeros jamones de bellota americanos en 2018 a 1.000 dólares la pieza
Manuel Murga con un cerdo ibérico en Texas
En una feria informática en 2015 en Barcelona, a Mark Zuckerberg le preguntaron por qué pasaba con frecuencia por allí. “Probablemente por el jamón”, dijo. Antes de que el genio de Facebook declarase su amor por el puerco español, dos españoles ya habían puesto a rodar un proyecto pionero para surtir de ibérico el paladar americano sin necesidad de salir de su país.
En 2013, un empresario barcelonés, Sergio Marsal, y un sevillano experto en jamón, Manuel Murga, ambos de 50 años, se pusieron a reunir entre empresarios españoles tres millones de dólares para arrancar el negocio. “Un año más tarde”, dice Marsal en un restaurante de Miami, “despegaban desde Ámsterdam, dentro de un Jumbo 747, 145 magníficas hembras de cerdo ibérico y cinco afortunados machos con dirección a los Estados Unidos de América”.
En el Archivo General de Indias en Sevilla, explica Marsal, hay un documento que afirma que Colón se llevó en su segundo viaje a las Américas en 1493 “ocho cerdos ibéricos” que posaron primero sus pezuñas en La Española (hoy Haití y Santo Domingo) y luego en Cuba. “Él es nuestro inspirador”.
Su empresa Acornseekers (buscadores de bellota en inglés) tiene una granja en Texas y dos acuerdos de cría con granjeros americanos, otro en Texas y uno en Florida. Los pasajeros del Jumbo 747 se han reproducido y entre todos sus criaderos suman ahora unos 3.000 gorrinos ibéricos, la mayoría gringos.
Han elegido las granjas en la línea que sigue la carretera Interestatal I-10, que recorre el sur de Estados Unidos de este a oeste desde Jacksonville (Florida) hasta Los Ángeles. Es la geografía de los encinares, el árbol que da la bellota, alimento imprescindible del cerdo ibérico. “Manolo, que es el técnico, cree que los encinos ya estaban aquí antes de que llegaran los españoles, pero a mí me parece más bonita la hipótesis de que los trajimos nosotros”, bromea Marsal.
La calidad de la bellota, dice, es adecuada. “Su porcentaje de ácido oleico es perfecto. La diferencia con el Querqus Ilex [encina española] es inapreciable”.
La importación de jamón de bellota a Estados Unidos tiene una historia complicada. Embutidos Fermín fue en 2007 la primera empresa que logró enviar ibérico curado. Murga y Marsal han sido los primeros en traer los cerdos vivos. Lo más complicado fue vencer las resistencias de la burocracia española. “A nuestros funcionarios les da miedo estampar su firma para algo nuevo”, dice Marsal.
También lamenta que “un sector del ibérico en España haya hecho presión para que no salgan más cerdos hacia Estados Unidos. Parece que algunos creen que estamos robando un tesoro español, cuando nuestra filosofía es la contraria: exportar lo mejor de nuestra gastronomía más allá de nuestras fronteras, como hicieron los franceses con el vino en Napa Valley [California] o como se está haciendo en granjas americanas con el buey de Kobe japonés”. Marsal recuerda un viaje en 1979 a Miami en el que sus padres se desesperaban por encontrar un restaurante con carta de vinos. “Menos de cuarenta años después Estados Unidos es el primer consumidor de vino en el mundo y el primer consumidor de vino español en el extranjero”, expone.
Acornseekers está captando los dos millones que requiere construir un secadero y una vez logre montarlo prevé vender en 2018 los primeros pata negra americanos a 1.000 dólares por pieza, el triple de lo que cuestan en España.
Pero ya han detectado que el negocio del jamón curado es una apuesta a medio plazo, porque educar el gusto americano llevará un tiempo. Mientras tanto han empezado a sacrificar cerdos para vender el ibérico como carne fresca, algo que el americano entiende sin problema y en lo que sabe valorar la distinción.
“Ojalá algún día se olviden de ese pavo que se comen en Acción de Gracias”, imagina Marsal, “y sepan lo que es meter una paletilla de ibérico al horno. Y de su propio ibérico, Made in America, como les gusta”.
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