El granadino Urbano Polo cuenta con orgullo haber sido el
primer árbitro en compartir su condición sexual con el Comité de Árbitros Andaluz
«Nadie en elfútbol me ha dejado de hablar por ser homosexual»
César Guisado | Granada, España | Ideal
Dice José Luis que no le atrae excesivamente la bandera de arco iris. Que la única enseña que cuelga de su pared es la del Real Betis Balompié y que no llama su atención eso de erigirse alférez de batallas perdidas. Tampoco lo de entrar en jardines que no tengan algo que ver con su día a día. Ideas de las que sin embargo acaba huyendo. Porque la conformidad no va con el carácter de este árbitro que un día decidió que, además de tratar de impartir justicia en los campos de fútbol, cada fin de semana iba a colaborar en la mejora de su pueblo. Y para ello entró a formar parte del grupo municipal del PSOE en Churriana de la Vega, donde desempeña el cargo de secretario general de las Juventudes Socialistas.
No hace mucho, José Luis decidió 'complicarse' un poco más la vida. Decidió «salir del armario» oficialmente porque «dentro ya estábamos muchos», afirma con media sonrisa que refleja orgullo y con la que resta importancia al hecho notable de que, además, fuera el primero en comunicarlo al Colegio Andaluz.
Urbano Polo, que así se le conoce en el mundillo del balón, ya rompía barreras desde pequeño. Comenzó una breve aventura como jugador de fútbol en el Arenas, aunque descubrió que no era el rol que más le convencía sobre el verde. Por eso, con 12 años, se convirtió en el 'trencilla' más precoz en ingresar en el Colegio y así lo contó en Ideal 2007. En lo personal, José Luis ha vuelto a retomar los estudios después de una incursión laboral en el mundo de la hostelería que no acabó tan bien como esperaba. Ahora se encamina a resolver el Bachillerato para estudiar Literaturas Compartidas en la Universidad de Granada.
Afable en el trato, de gesto amable y directo en el cuerpo a cuerpo, relata su historia utilizando un discurso para todos los públicos. Cuenta, cómo a sus 16 años se atrevió a dar el primer paso contando a sus amigos más cercanos su condición homosexual. En el verano de 2014, con 21, caminó un poco más y lo trasladó al entorno familiar. Eso sí, sincerarse con su padre fue un trago más achuchado. «Al principio creo que no se lo tomó bien, pero hoy se siente muy orgulloso de su hijo y hasta comparte por Facebook mensajes de apoyo al colectivo LGTB, ¡Quién lo ha visto y quién lo ve!», alude encantado por el respaldo paterno recibido.
Una decisión histórica
Pues bien, una vez que José Luis consiguió desembarazarse de tan pesada mochila entre sus más allegados, tocaba hacer partícipe al Colegio de Árbitros de Granada. Una decisión que sin saberlo iba a ser histórica puesto que, a partir de entonces, se iba a convertir en el primer colegiado andaluz y quizá también de España en hacer pública la homosexualidad.
«Fui a ver a Luis Alcoba -delegado en Granada del Comité Técnico de Árbitros Andaluces de Fútbol- y le dije que me gustan los hombres; que soy homosexual. Y desde el primer momento me demostró su apoyo y me dijo que esperaba que no tuviera ningún tipo de problema en el fútbol granadino, cosa que hasta hoy así ha sido», relata. Desvela José Luis que la reacción de un mundo que a veces imaginamos tan arcaico como el del balompié, le continúa sorprendiendo gratamente. «Todos me han apoyado y con más naturalidad de la que yo pensaba».
Por ejemplo, en el Colegio «ningún compañero me ha hecho el vacío o ha dejado de hablarme por ser homosexual. Todo lo contrario, me han ayudado y, sobre todo en los primeros momentos, me preguntaban si tenía algún problema. No puedo tener ninguna queja del fútbol andaluz, que es donde desempeño mi labor», relata.
Y tal ha sido el soporte del CTAAF que su presidente quiso conocer en persona al colegiado Urbano Polo para darle la enhorabuena. Le transmitió Felipe Santos la alegría de todo el Colegio Andaluz por contar entre sus filas con el primer árbitro que ha decidido dar un paso tan importante, a sabiendas de las vicisitudes que acompañan al fútbol modesto, a sus graderíos y el entorno.
Advierte que la condición sexual de cada uno nunca debe ser un condicionante a la hora de ejercer profesión alguna y entre ellas el arbitraje. Pero claro, a la hora de saltar al césped sigue siendo una novedad. «Los más pequeños no se dan cuenta de nada porque sólo entienden de jugar a la pelota y los senior ya son mayores y saben lo que se dicen. Quizá, en un partido de juveniles, por la edad y porque andan con las hormonas algo revueltas, esperas encontrarte algún problema. Pero al revés, casi todos los jugadores saben de mi condición sexual y yo me presto a hacer alguna broma con ellos antes de un partido o en el descanso», asevera.
Una herramienta
Esto, se ha acabado por convertir en una buena herramienta para guiar el encuentro que comienza a descontrolarse por la tensión que suministran sus jugadores. «En esos partidos, muchas veces llega el momento en el que no dejan de protestar. Al mínimo roce un jugador se va al suelo y me pide que le pite la falta. Entonces les digo: '¡Aquí mariconadas ni una, que el único maricón aquí soy yo!', así consigo que se rían, se alivia un poco la tensión de la jugada y te hace guiar mejor el partido», dice.
Tratar con tanta madurez y naturalidad la homosexualidad en el mundo del fútbol no es la solución de ninguna fórmula de manual. Tampoco se descubre de la noche a la mañana. Un día, José Luis pensó que si él mismo no hacía algo natural de esta situación, nadie lo iba a hacer por él. Así, cuenta que decidió utilizar aquello que siempre fue un tabú como un instrumento que pueda ayudar a enfriar los ánimos en un partido complicado. Siempre, claro está, que la situación lo permita. «Llevo diez años escuchando insultos en el arbitraje, así que no es algo que me afecte personalmente. Creo, que cuando alguien dice: '¡Árbitro, maricón!' no piensa realmente lo que está diciendo y cómo le puede afectar. Por supuesto, es algo que debería desaparecer». Urbano no da puntada sin hilo y se muestra también solidario con sus compañeras. «El Colegio de Granada tiene la suerte de ser el que más mujeres forma para el arbitraje y, lamentablemente, vemos como a nuestras compañeras las insultan desde la banda cada fin de semana. Sé que el insulto machista se está castigando de forma ejemplar por parte del Comité de Competición de Granada y es algo que me parece muy bien», manifiesta el árbitro.
Cordones arco iris
Unos cordones arco iris en sus botas son el único detalle con el que José Luis muestra su apoyo al colectivo LGTB dentro del campo de fútbol, gesto que le ha dado para muchas anécdotas. «Hay jugadores que me preguntan si es por la tercera equipación del Rayo Vallecano y quienes se dan cuenta y me dan su apoyo con naturalidad. Y eso es lo más importante», subraya con satisfacción.